нєу, ѕιℓℓу кιтту - мιηѕυηg

тωєηту ѕєνєη

Minho tenía sus manos alrededor de la cintura del menor mientras veían como el sol caía sobre el agua, aún no era verano pero el clima ya empezaba a ser algo caluroso y la idea de su cita en la playa había salido perfecta.

—Esto ha sido lo mejor de mi vida Minho...

Se removió un poco acomodándose más entre las piernas del mayor.

—No me habías dicho que tenías mucho dinero...—bromeó mientras miraba las flores entre sus manos.

El mayor soltó una risa mientras soltaba un pequeño suspiro.

—Me va a costar mucho devolverle el dinero a mi mamá...—Jisung rio—. Al menos me alegra que te gusten.

—No sabía que eras bueno para elegir flores...—rio.

—Y no lo soy...—se unió a la risa del menor—. Félix las eligió por mí.

Jisung asintió mientras llevaba el pequeño ramo hacía su nariz para poder inhalar el suave aroma que estas liberaban y que tanto le había encantado.

—Tengo algo más...—musitó.

Se apartó un poco haciendo que el menor se queje por la falta de calor que el cuerpo contrario le había estado proporcionando hasta ese momento.

—¿Qué es? —dijo mientras volteaba a ver al mayor.

Minho le regaló una sonrisa ladina mientras se ponía en pie y se encaminaba hacía el pequeño bolso que había llevado consigo durante todo el día.

—No me gusta tanto misterio...—puchereó Jisung—. Minho~

Luego de estar unos segundos haciendo un berrinche sin ser atendido decidió ponerse en pie y avanzar hacia su pareja, quien seguía buscando lo que tanto deseaba darle.

—¿El gatito perdió el tesoro?

El mayor soltó una pequeña risa mientras negaba, Jisung rodeó la cintura del mayor con sus brazos dejando que el perfume de este lo llene.

—¡Aquí esta!

Volteó rápido logrando quedar frente a frente con el menor que aún lo tenía entre sus brazos, alzo la pequeña cajita en sus manos y Jisung abrió sus ojos en grande.

—M–Minho...—su voz salió algo temblorosa—. ¿Qué haces?

—¿No es obvio? —arqueó una de sus cejas.

—¡Estamos muy jóvenes para casarnos!

Minho ladeo su cabeza algo confundido pero al ver el rostro tan confundido del menor sintió sus mejillas arder y negó.

—Dios no...—empezó a agitar sus manos en negación—. O sea, me gustaría...—las mejillas del menor se tiñeron de rojo por completo—. ¡Pero aún no!

Ambos se quedaron por unos minutos en silencio hasta que Jisung soltó una pequeña risa que aminoro la pesadez del lugar.

—Quizá me altere muy pronto...—Minho se rio mientras asentía—. ¿Ahora sí me dirás que son?

El mayor levantó la tapa de aquella afelpada caja dejando ver dos pequeños aros, un suspiro escapó de los labios del menor mientras se acercaba a tomar uno de ellos.

—Minho...—un puchero inconsciente se formó en sus labios—. ¡Acepto! —rio.

—Eso quiero oírlo de aquí a unos años más...—lo tomó de la cintura acercándolo hacía él—. Te quiero Han Jisung.