ѕєνєηтєєη

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Minho abrió los ojos debido al incesante rayo de sol que bañaba su rostro, un pequeño jadeo salió de sus labios cuando una punzada en su cabeza lo volvió a tumbar. Su mirada se posó sobre su techo, arrugó su ceño al no ver las estrellas que este solía tener, volteó sobre su cama notando que no era su cama.

—¿Qué...?

Se sentó abruptamente ignorando el mareo que lo invadió, revisó la habitación y sus ojos se abrieron en demasía cuando reconoció el lugar.

—Ya te levantaste...

Aquella voz lo hizo tensarse en su lugar sin que quiera voltear a verlo.

—Minho...—el menor soltó una pequeña risita al ver lo avergonzado que estaba el pelinegro—. Está bien, yo también me metí a tu casa ebrio.

Con aquella frase logró que el mayor lo mirase.

—Buenos días —sonrío. Minho hizo una mueca y se volvió a recostar sobre la cama del peliazul—. ¿El gato te comió la lengua?

Jisung logró esquivar la almohada que el mayor le aventó.

—¡Oye que grosero! —rio—. Gatito tonto.

—Ardilla molesta...—replicó.

—Entonces si puedes hablar...—sonrío mientras se acercaba—. Vamos a desayunar para que tomes algo por la resaca.

Minho abrió los ojos en grande y de un brinco se puso en pie.

—Mamá...—chilló mientras miraba por su ventana—. Ella...

Jisung rio un poco mientras negaba, estiro su mano esperando que el mayor la tomara.

—Vamos a desayunar —repitió.

—Yo...

—Minho...

El mayor suspiró y aceptó la mano del menor, sus mejillas se sonrojaron suavemente por el tacto.

—Lo siento si dije o hice algo.

Jisung frunció el ceño.

—¿No recuerdas nada?

—¿Tengo que recordar algo?

El peliazul sonrío y negó.

—Nada interesante.

Soltó la mano del mayor mientras avanzaba por las escaleras, Minho lo observó mientras pestañaba sin comprender el abrupto abandono.

—Buenos días Lee Minho.

El pelinegro abrió sus ojos y su respiración se volvió errática mientras sentía sus orejas enrojecer igual que su rostro.

—¡¿Mamá?!

Jisung soltó una pequeña risita mientras tomaba asiento en la pequeña isla de mármol de su cocina.

—La misma que viste y calza hijo...—le sonrío al peliazul mientras le dejaba un plato con comida frente él—. Siéntate.

Minho miraba a su madre con cierto asombro, como si no pudiera creer que estaba en la cocina de la casa del peliazul frente él.

—¿Qué haces aquí?

Su madre arqueó una de sus cejas como diciendo tú me preguntas eso a mí, Minho bajó su mirada tratando de ocultar el leve sonrojo en su rostro por la vergüenza.

—Bueno, llegué a casa y no encontré más que desorden en la sala y una botella vacía...—su mirada era dura pero no lo juzgaba, tenía una vaga idea de que podría ponerlo así, aunque no estuviese segura—. Salí preocupada y me encontré con este lindo muchacho que muy amablemente me explico que alguien cruzó e invadió su cuarto...—Jisung sonrío tímido—. Me invitó a pasar para confirmar que estuvieses vivo y terminé ofreciéndome a hacer un desayuno.

нєу, ѕιℓℓу кιтту - мιηѕυηgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora