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Minho observaba las estrellas que tenía pegadas en el techo de su habitación, intentaba contarlas para así poder distraer su mente de la realidad pues el tiempo había decidido correr y ahora se encontraba a poco tiempo de que el chico con el que e...

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Minho observaba las estrellas que tenía pegadas en el techo de su habitación, intentaba contarlas para así poder distraer su mente de la realidad pues el tiempo había decidido correr y ahora se encontraba a poco tiempo de que el chico con el que estaba saliendo se fuera del país.

Un pesado suspiro escapó de sus labios mientras rodaba sobre su cama hasta quedar boca abajo.

—Detesto esta presión en mi pecho...—susurró—. ¿Estoy siendo egoísta al pedirle que se quede?

El sonido en la puerta de su habitación lo hizo levantar un poco la cabeza chocando la mirada con su madre, quien había decidido darse un cambio de look y ahora tenía sus cabellos rubios, cortesía de Lee Félix.

—No me acostumbro a verte rubia...—rio el menor—. ¿Pasó algo?

Su madre se recostó a su lado cruzando sus brazos sobre su abdomen.

—No realmente...—sonrío—. Solo extrañaba a mi pequeño.

Minho se acercó suave hacía su madre dejando que el dulce perfume que esta usaba inundase todas sus fosas nasales logrando calmarlo un poco.

—Mami...—susurró mientras se acomodaba sobre el abdomen de esta—. ¿Por qué el amor duele?

Su madre empezó a dejar suaves caricias en su cabello antes de dejar un suave suspiro escapar de sus labios.

—También quisiera saberlo...—rio—. ¿Es por lo de Jisung?

El menor asintió.

—Quiero ser egoísta y decirle que se quede por mí pero no puedo, no es bueno...—susurró—. Además, si se queda estaría solo.

—Lo está la mayoría del tiempo —bufó la mujer—. A veces pareciera que vive solo, es rara la vez que veo a los Sres. Han.

Ambos soltaron un pequeño suspiro, la mujer tomo el rostro del menor entre sus manos haciendo que este tenga que acomodarse para poder mirarla.

—Pase lo que pase, mamá estará aquí para cuidar de tu corazón ¿sí? —el pelinegro sintió sus ojos escocer—. Me alegra mucho que Jisung haya llegado a tu vida cariño...—le regaló una sonrisa a su hijo—. No sé qué fue lo que hizo pero logró que cambiaras en lo que te habías convertido.

Minho cerró sus ojos intentado que eso sea suficiente para que las lágrimas no cayesen por su rostro.

—No eres el mismo niño que eras antes...—habló nuevamente—. Eres una versión mejorada de lo que fuiste.

Su madre posó sus labios sobre sus cabellos dejando un suave beso en ellos.

—Mi pequeño bebé, mereces ser feliz...

El menor miró a su madre ya con los ojos cristalizados, no solo por lo que su madre le había estado diciendo sino porque había logrado darse cuenta lo aferrado que estaba a Jisung porque le dio la voluntad para empezar a avanzar y cerrar heridas que no lo habían hecho aún.

нєу, ѕιℓℓу кιтту - мιηѕυηgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora