Capitulo 6

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Ophelia Granger

Caminamos por la sala Janus Thickey del cuarto piso del Hospital San Mungo, habían muchos heridos y me sentí claramente triste por aquello, la abuela de Neville estaba hablándome de los años de gloria de su hijo y nuera cuando eran aurores y yo me quedé simplemente maravillada con todo lo que escuchaba.

—¿Tres veces?—Mis ojos de abrieron de la sorpresa.

—Tres veces, ellos eran muy valientes nunca temieron en darle la cara a quien tú sabes.

Neville tenía una ligera sonrisa pero esta se desvaneció al ver a Potter con su grupo de siempre, incluyendo a mi hermana.

—¿Neville?—Harry de acercó a nosotros.

—Hola.—Miró a otro lado cuando los demás se acercaron.

—¿Qué haces tú aquí?—Gruñó mi hermana.

—Acompañó a Neville.—Hablé obvia.

—Debería tener más cuidado de las personas que se acercan a su niet-

Hermione iba a hablar hasta que fue interrumpida por la abuela de mi amigo.

—No me interesan tus chismes jovencita, conozco bien a las personas con las que Neville entabla amistad.

Las mejillas de mi hermana se tornaron rosadas de la vergüenza y se mantuvo callada el resto de la conversación.

—Entonces... ¿Qué hacen aquí?—Ron habló para ambos.

—¿No les has contado de tus padres?—La mujer se cruzó de brazos.

Neville se mostraba muy apenado por el hecho de que sus papás están en ese estado, pero su abuela lo regañó al instante.

—Debería estar orgulloso de ellos.—Finalizó.—Mi hijo y su esposa fueron torturados hasta la locura por los seguidores de quien ustedes saben, eran unos aurores muy respetados entre la comunidad y...

Todos voltearon cuando una mujer notoriamente delgada, pálida y se alborotado cabello se acercó con algo en el puño.

—Si Alice querida, ¿Qué es eso?—La miró.

La mujer le extendió lo que tenía a Neville.

—Muy bien Alice... Neville toma lo que sea que es.

Alice le regaló una envoltura de chicle Droobles a Neville, quien no tardó en guardarlo con cuidado de no arrugarlo más.

—Gracias mamá.

La mujer repentinamente se volteó a mi y tiró su cabeza a un lado antes de sonreírme, con la punta de su dedo tocó la punta de mi nariz y pronunció una sola palabra antes de irse.

—Felicidad.

Nos dio la espalda mientras se marchaba tarareando una canción que no pude reconocer.

La cena había salido bien, el resto de la noche había transcurrido con calma para todos, Neville y yo hablábamos sin parar mientras su abuela miraba un álbum de fotos de cuando Alice y Frank estaban sanos. Además de ella junto a su esposo en su juventud. Traté de mirar por encima de su hombro otras fotos pero ella me volteó a ver.

—El era mi esposo, era un poco bromista, torpe y para bailar tenía 2 pies izquierdos... Pero lo amaba.—Sonrió con nostalgia.—Una vez puso colmillos de jerbo en mi bolso y desde entonces llevo una ratonera en el bolso en todo momento.

Solté una risa nasal al imaginarlo, finalmente la hora de dormir llegó Augusta se fue a su habitación dejándome a solas con Neville quien terminaba de lavar algunos platos que habíamos usado durante la cena mientras yo secaba y guardaba, hubiera sido más fácil usar magia pero preferíamos charlar un poco más antes de irnos a dormir, al finalizar la tarea ambos fuimos al cuarto que gracias a todas las plantas en los estantes pude notar que era de Neville.

—Lindo...

—Me alegra que te guste, me da pena dejar estas plantas tanto tiempo solas.—Se acercó al estante en las que tenía algunas.

Mientras me senté en su cama para conversar, en lo que terminaba de revisar su sembrio.

—Ophie, ¿Prometes quedarte a mi lado sin importar que?—Preguntó con inseguridad.—Faltan pocos años para graduarnos...

—Estaré contigo sin importar que.—Hice una mueca.—Eres mi amigo, el único que tengo...

—T-Te tengo un regalo.—Volteó con una pequeña maceta entre sus manos, pude notar el pequeño sonrojo en sus mejillas.

—Es un... Arbusto nervioso.—Lo noté.—Nunca había visto uno tan de cerca.

—Creí que te gustaría, las flores que nacen de el son hermosas...

Momentáneamente me sentí insegura de mi misma, detestaba no saber que es lo que Neville pensaba, todas esas palabras bonitas, invitarme a su casa, regalos y cortejos.

—Neville, deja las cursilerías... Si quieres follarme solo dilo.—Agaché la cabeza, no quería pero ¿Cuando alguien me había preguntado si quería o no? Desde siempre me utilice a mi misma para divertir a las personas.

—Te quiero Ophelia, pero nunca haría algo en tu contra.—Se acuclilló frente a mi quedando cara a cara.—Se que es difícil para ti encontrar mis intenciones pero te aseguro que son buenas y no, no quiero hacerlo ¿Bien? No tienes que darme algo a cambio por un obsequio.

Se levantó no sin antes de besar mi frente;—Creo que ya deberías dormir, es tarde.

Con toda la vergüenza del mundo me levanté y casi salí corriendo del cuarto abrazando el obsequio que le había dado.

Little slut |Neville Longbottom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora