Epilogo

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3 años habían pasado, desde que Neville había vuelto a ver a su novia, desde entonces se dedicó por completo a su trabajo como Auror el cual solo tenía para mantener su independencia, estaba seguro de querer recibir a Ophelia cuando despierte con un hogar para ambos. Se había esforzado todo para ella, porque el mantenía la esperanza de que la chica que tanto adoraba despierte algún día.

Aquella tarde como cada 2 veces a la semana iba dispuesto a ver a su hermosa Ophelia, esperando que aquel día si despertara.

—Buenas tardes.—Habló sonriente a una sanadora quien había estado cuidando de su rubia todo ese tiempo.

—Señor Longbottom, creí que ya no vendría esta semana.

—Lo sé, tuve mucho trabajo, pero le compensaré estos 4 días ausente a Ophelia.—Bromeó.

La joven mujer le brindó una cálida sonrisa pues durante esos años había sido testigo del amor incondicional de Neville hacía "La bella durmiente", le parecía lo más tierno del mundo pues en algunas ocasiones ella lo acompañaba en las horas de visita y escuchaba la historia de como la conoció, más de una vez la había hecho suspirar deseando conocer alguna vez un cariño tan puro.

—Sígame.—Habló con calma, Neville camino a su lado charlando y preguntándole sobre su día pero al instante notó algo diferente.

No era el ala de siempre más bien era el área psiquiátrica, por un momento creyó que la mujer se había confundido gracias a su animada charla por lo que educadamente le preguntó.

—¿El cuarto de Ophelia no era a la derecha? No recuerdo haber pedido un traslado... Y sus padres tampoco lo mencionaron.

—Lo sé, ahora es un caso especial.

—¿Que pasó? Me está preocupando.—Esta vez acelero su caminar mientras su contraria mantenía su mirada en las hojas que tenía entre sus brazos muy segura de a donde se dirigía.

—Llegamos...—Habló abriendo la puerta que daba al cuarto de sus padres.

Neville la miro con una mueca al no entender que sucedía, pero pronto cayó en cuenta cuando vio una larga cabellera rubia sentada en la cama de su madre mientras le hablaba. A su vez Frank masticaba un chicle regalándole la envoltura a su nuera, la cual agradeció haciendo un ademán con su cabeza.

—Ophie...—Fue lo único que pudo decir.

La chica sintió su piel estremecerse y su estómago revolverse, dudó un segundo antes de voltear a ver, el silencio reino el lugar al mismo tiempo que la sanadora se retiraba con una sonrisa escondida. Ambos jóvenes se miraron sin decir nada, tampoco lo necesitaban pues con el simple brillo de sus ojos descubrieron todas las emociones que cada uno sentía.

—Nev...—Finalmente Ophelia se levantó, a paso lento se acercó a su novio y colocó una mano en su rostro acariciando su mejilla.—Pensé que... No estarías aquí, yo-

—Te he estado esperando, amor.—Neville rio y al mismo tiempo comenzó a llorar, por primera vez en su vida había sentido tantas emociones mezcladas las cuales no sabía cómo expresarlas.—Cada día sin importar que he esperado por ti.

Ophelia comenzó a llorar al igual que su novio, los sollozos que emanaban de ella hicieron que Neville sintiera su corazón romperse, no quería verla llorar pues se había prometido que cuando despertara nunca dejaría a su rubia derramar una sola lagrima.

—Lo lamento tanto, Nev.—Ella ocultó su rostro en el pecho del chico quien la arropó entre sus brazos calmandola.

—Siempre supe que despertarías.—Murmuró antes de besar la coronilla de su cabeza.

El abrazo a pesar de durar un par de segundos se sintió eterno pues ninguno quería alejarse del otro, no luego de tanto tiempo de espera para sentir la calidez que solo ellos podían darse. Ambos miraron a Alice quien les mostró una sonrisa antes de distraerse, Neville llevo a Ophelia al cuarto donde había estado reposando los últimos años, estaban solos en la espera de que una enfermera se apareciera.

La rubia se sentó en el mueble de la habitación mientras Neville colocaba su cabeza en las piernas de su novia, se sentía como un pequeño niño indefenso mientras ella acariciaba el cabello del hombre del que se había enamorado profundamente.

—Ya se que es una cicatriz horrible...—Murmuró cuando sintió los dedos de Neville recorrer la marca que Bellatrix le había dejado.

—Jamás creería eso.—Murmuró acariciando la piel levemente levantada, ya habían pasado años desde aquello pero esas cosas siempre quedarían.

—¿Alguna vez te rendiste?

—¿De que hablas?—Se incorporó quedando sentado junto a ella, mirando cada pequeño detalle de su rostro.

—Fácilmente pudieron haberme dejado morir... ¿Lo consideraste?

—Nunca, luego de la guerra... Lo único en lo que podía pensar era en lo que sería de nosotros cuando despertarás, y ahora que te tengo de vuelta... Siento que estoy soñando.

—No lo estás amor.—Murmuró.

—Me reconforta el que lo menciones.—Se cruzó de brazos.—Ya no te dejaré ir a nunca más.

Regañó haciendola sonreir y eso para el era algo maravilloso, aquel viejo hormigueo en su estomago volvió pues era la única que alguna vez le había causado aquellas mariposas, cuanto habia extrañado la risa de su Ophelia.

—No quiero volver perderte, no se que haría sin ti.

—Creeme que con lo unico que aparecía en mis sueños mientras dormia eras tú, y en como seria nuestra vida si tan solo esto no hubiera pasado...

—Aún estamos a tiempo para saberlo.—Acomodó el cabello de la rubia detras de sus orejas.—La casa es muy grande y fría sin tu compañía.

—Bueno, aquí mi única compañera fue la sanadora...—Rió a lo bajo.—Creo que lo que más extraño es dormir contigo.

—¿Me sigues amando?—Cuestionó en voz baja.

—¿Por qué lo preguntas?—Frunció el ceño.

—Quiero tenerte a mi lado, quiero estar contigo en cada cumpleaños, verte crecer y envejecer conmigo, quiero recordar cada dia que la mujer mas hermosa y amorosa duerme conmigo todas las noches, quiero casarme contigo... Pero necesito saber si tu quieres casarte conmigo.

—¿Te estas proponiendo?—Cuestionó ruborizada, en algun momento creyo que si Neville lo haria seria algo muy cursi y acaramelado, pero... Neville era la persona menos predecible que conocia, con una sonrsa asintio.—Te seguiré amando hasta que mi corazón deje de latir, Neville Longbottom.

Ella sujetó la mano de su ahora prometido antes de que este se acercara colocando una mano en su rostro para poder besarla, había valido la pena todo lo que habían vivido juntos y lo que aún les faltaba por vivir, estaba seguro de que su vida junto a Ophelia la viviría una y mil veces pues había tomado una decisión, siempre la elegiría a ella, incluso si cien veces regresara al momento en que la conoció, siempre elegiría aquella rubia de preciosa sonrisa y mejillas rosadas que lo había enamorado con todo su corazón.

Little slut |Neville Longbottom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora