Capitulo 8

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Ophelia Granger

Cuarto año
Draco Malfoy.

Apenas había iniciado cuando anunciaron la visita de un par de colegios, no me llamó para nada la atención, al menos no desde que a finales de tercer año Draco y yo comenzamos a salir a escondidas de todos los alumnos.

—¿Que quieres? Zabini.—Gruñí cuando se acercó.

—Draco quiere hablar contigo.

—Pues que venga.

—Te está esperando... En los baños de prefectos.

No tardé en levantarme, de todas formas quería verlo, a cada paso que daba su corazón latía como loco hasta que finalmente lo vio en el apartado lugar, estaba riendo y besando a una chica que no tarde en reconocer.

—Parkinson.—Murmuré en forma de saludo.

—¿Que haces aquí? Sangre sucia.

—Déjala.—Draco entrecerró los ojos.—Tengo que hablar de algo importante.

Pansy dio unos pasos atrás mirándome de arriba abajo antes de marcharse.

—¿Me buscabas? Malfoy.

—Oph, puedes llamarme por mi nombre.—Sonrió de lado mientras sujetaba mi mano llevándome a los baños de prefectos.

—Entonces, ¿Me llamaste para ver cómo pasabas saliva con Pansy?—Rodé los ojos.

—No seas celosa.—Pasó sus manos alrededor de mi cintura atrayéndome a él mientras plantaba un beso en mi frente.—Tú eres especial...

—¿Tanto como para verte coquetearles a otras chicas?

—¿Estamos sacando las cosas en cara?—Gruñó sin romper el abrazo.

—...

—Porque si mi memoria no me falla, la que se pasa follando a cada chico que ve eres tú.—Enterró sus dedos haciendo un poco de fuerza en mi cintura.

—Auch.—Me quejé tratando de separarlo de mi.

—¿Quieres hacerte la inocente?—Nuevamente me atrajo a el evitándome el paso.—¿O prefieras que sea lindo contigo?

—Ya, dejémoslo así.—Mis manos temblaron.

—Así me gusta.—Me dio un beso casto dejando de hacer fuerza.—Te traje un regalo.

De su bolsillo sacó una pequeña caja de terciopelo, con emoción la tomé entre mis manos.

—Algo me dice que la caja es más cara que toda mi ropa junta.—Bromeé mientras abría, dentro habían unos pendientes de rubí reluciente, mi boca formó una "O" antes de agradecerle con un beso.—Es hermoso.

—Hmm, sabía que te gustarían.—Alardeó con una linda sonrisa.

Esa noche, al mirarme al espejo la presión que Draco había hecho en mi cintura me dejo marca, mi enrojecida piel dolía pero el cariño y atención que me dio el resto de la tarde habían valido la pena.

Little slut |Neville Longbottom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora