Ophelia leía un libro de herbologia en uno de los tantos pasillos no frecuentados del castillo, pronto sintió la presencia de alguien a su lado.—Draco, estas demasiado pálido.—Acaricio el rostro del chico.—¿Te estás alimentando?
—No he tenido tiempo de ir al Gran Comedor.—Murmuró mientras suspiraba.
—¿No tienes algo que decirme?—Lo miró a los ojos esperando su respuesta.
—¿Te resalta tener el cabello suelto?—Arrugó la nariz tratando de buscarle algo que a sus ojos destacara.
—¿Me amas?
—¿Por qué estás tan alterada últimamente? Con tus preguntas sobre amor.—Hizo una mueca.
—Astoria me lo ha contado.—Su labio tembló.
Esperando una respuesta al menos de mentira... Pero no la hubo, la carcajada de Draco resonó en el lugar. Y Ophelia no lo quería soportar más, sus humillaciones, sus golpes, sus burlas, esta vez fue ella quien de una cachetada lo silenció.
—¿Quien te crees? Maldita zorra.—Draco se levantó amenazante.
—¡Soy la zorra más bonita que habrás visto, la que se folla a tus amigos en frente de ti si le da la gana, la que te ha aguantada tus estupideces durante años, la maldita zorra que no quiere tener nada más contigo!
—¡Bien! Entonces lárgate de aquí, sangre sucia. Volverás y yo estaré aquí para recibirte, nadie ama a las chicas como tú, nadie nunca te amará quítate estas ilusiones de encima.
Esta vez Ophelia se marchó, por primera vez dejó a Malfoy hablando solo, caminaba con la mirada hacia arriba aunque su corazón se había partido en dos en ese momento.
Las horas pasaban, y para Neville no ver a su rubia en ningún lago era para preocuparse, busco en todo el castillo e incluso logró escabullirse para salir de este, nada le importaba más que Ophelia.
—¿Ophie?—Neville se acerco al ver una hermosa silueta frente al lago.
Ella se tambaleó en su mismo sitio y mientras más se acercaba, el olor a alcohol era más fuerte dentro de una botella la cual no tardó en probar y con la mueca en su rostro confirmó el hecho de que la rubia había estado guardando aquel licor, ahora entendió otra cosa, ella estaba extremadamente borracha.
—Ophie, ¿qué haces en ropa interior? —le preguntó suavemente dejando la botella que había probado a un lado.
Ella se observó así misma al ver que su blusa estaba desabotonada dejando ver su brazier, para su suerte la camisa era lo suficientemente larga para cubrir su trasero.—Bueno... no sé, sólo tenía ganas de quitarme la ropa y meterme al lago, pero está frío.
Se abofeteó así mismo al darse cuenta lo lindo que eso había sonado en su cabeza, y las imágenes que se habían instalado en su mente de una Ophelia desnuda hicieron que le dé una punzada en la entrepierna. Se pasó la mano por el puente de la nariz, lleno de frustración. Se sentía un niño de doce años, debía mantener el control. ¿Qué diablos le estaba pasando? ¿El poco alcohol que había consumido ya le estaba haciendo efecto? A penas probó unas gotas hace 2 minutos.
—Deberías... —la voz salió más ronca de lo que quisiera, y carraspeó, ahora no se atrevía a mirarla a los ojos así que posó sus ojos en el suelo—. Deberías vestirte.
— ¿Por qué? —preguntó simplemente, y a él le dieron ganas de gritar. Al mirarla, se dio cuenta que tenía una mirada de confusión, claramente el alcohol le había hecho desaparecer toda la racionalidad que tenía.
—Porque, estás en un lugar con muchísimos chicos que no dudarían en aprovecharse de que estés en ropa interior, es algo imprudente —le explicó tan tranquilamente que se sorprendió así mismo.
Ella río como si hubiese sido la cosa más divertida del mundo. —Bueno, pero sé defenderme.
—Ophelia, no creo que en el estado que estés puedas defenderte y menos caminar derecha —se acercó a la prenda tirada en el suelo y se la alcanzó sin hacer mucho contacto visual—. Ten, ponte la falda, abotónate la camisa y te llevaré a la cama —la sonrisa de Ophelia se agigantó. Las mejillas de Neville se tiñeron de carmín al ver que tan mal había sonado aquello—. Q-quiero decir a dormir, tienes que dormir.
—Eres muy lindo, Nev.—Se acercó provocando que el retrocediera hasta que su espalda chocó con algo que no pudiera caminar más, ella comenzó a cortar el espacio mientras el veía esos labios rosados que tanto anhelaba tener.
—Si quieres besarme hazlo...
—Esto no está bien.
—No recordare nada mañana si eso es lo que te preocupa.
—No... No puedo hacerlo.—Negó, quería pero también quería que ella recordara aquel beso como el recordaba cada momento que habían vivido juntos.
—Bueno, alguien más querrá.—Habló con indiferencia, fue como un golpe bajo para Neville quien pensó en que desde que había comenzado aquel año, ella evitó estar con cualquier otro chico que no fuera el.
Se sintió especial, de tantos chicos en Hogwarts que aún la buscaban, ella lo había escogido a él sobre todos. Pronto si estómago se revolvió al imaginar a Ophelia con otro chico,
Sin embargo, ahí estaba Ophelia, quien jamás lo había visto con lástima o pena y que para cerrar todo eso, le estaba provocando a que la besara. No lo pensó dos veces, cualquier autocontrol que tenía se había esfumado. Y antes de que desapareciera de su vista, la tomó de la muñeca. Ella, se giró a verlo. Sus ojos brillaban más de la cuenta por la borrachera y lo observó con una ceja alzada al ver la mirada intensa de él.
De repente, Neville sentía que sus piernas temblaban como gelatina, los latidos eran desaforados como si se hubiese precipitado para ganar una larga carrera. Por más de que no estuviera pensando acerca si estaba bien o mal, él vaciló cuando la tomó de la cintura, para acercarla. Estaba seguro de que Ophelia podía escuchar como el corazón le palpitaba. Sus pómulos se tornaron carmín cuando con la mano que tenía libre la tomó de la mejilla. La lejanía ahora inexistente cuando selló sus labios con los de ella y cerró los ojos. Las mariposa en sus estómago, daban millones de piruetas, como si estuvieran celebrando. Fue un beso tosco y primerizo más como estampar sus labios con los ella. Sin moverlos casi. Suave, gentil, tranquilo, estable, delicado. Se separaron y duró tan poco que hizo que Ophelia sonriera, confundiéndolo. —Si vas a besarme, entonces hay que hacerlo bien.
Ella lo tomó de la camisa, poniéndose de puntas de pie, volviendo a presionar sus labios con los de él. Pero los besos de ella eran tan diferentes. Sus labios rosados se comenzaron a mover sobre los de Neville de una manera que a él le fue difícil corresponderle sin torpeza. Ella era tan buena besadora que le quitaba el aliento, técnicamente ya estaba robándoselo. Apasionado, y sin filtro alguno. Bajo la noche cálida y despejada, ella le rodeaba su cuello con sus brazos para dar más intimidad a la situación, y las manos de él se aferraban a la cintura de ella como si la vida dependiera de ello.
Ella comenzó a empujarlo hacia el árbol más cercano y él no opuso ninguna objeción. La espalda de Neville se estrelló contra el tronco haciéndole que momentáneamente sus labios se rozaran por el impacto. Ophelia se lanzó de nuevo al encuentro de sus labios, esta vez de una forma feroz y sintió que la euforia le carcomía el ser cuando sintió la lengua cálida de ella corromper la suya. Aún no sabía cómo era capaz de corresponderle cuando su beso era arrasador y desenfrenado. Sintió un calor abrazador cuando se sintió los senos de ella aprisionarse contra su pecho. Ella aún no tenía la camisa abotonada, y eso hizo que su mente se volviera un torbellino. Estaba teniendo una lucha entre la precaución y la curiosidad, pero cuando Ophelia comenzó a acariciarle el cabello, dándole un corriente de electricidad que recorrió toda su espina dorsal, toda probabilidad de separarse se había esfumado así como su autocontrol.
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Little slut |Neville Longbottom.
Fanfiction-¿Por qué lo haces? -¿Hacer qué? - Dejas que hablen a tus espaldas... -Solo me aman cuando pueden tenerme en sus camas.