Ophelia estaba sola frente al lago donde había dado su primer beso con Neville, llorando a lo bajo y regañándose a sí misma por aquel sentimiento tan fuerte que tenía por el y el hecho de que el cielo estuviera nocturno no ayudaba para nada.—Oye, ¿estás bien?
—Sí, quiero estar sola —Aclaró su garganta al ver a Luna.
— ¿Ophelia, cierto? —tanteó con cuidado.
—Dije que quiero estar sola—gruñó.
—Lo siento... solo quiero ayudar —murmuró.
—No necesito ayuda de nadie —declaró, las lágrimas habían desaparecido y ahora ella sonaba más convencida; sin embargo, su voz le temblaba ligeramente.—¿Por qué no te vas? —rechistó, la ira comenzaba a crecer dentro de ella.
—Soy Luna... —Le ofreció la mano, esperando a que ella la tomara pero Ophelia no movió un ápice de su cuerpo, ella terminó devolviendo su mano, suspirando—. Tú eres Ophelia... Entiendo como te sientes, a veces vengo aquí a desahogarme.
—Bueno, no eras tan tonta como creía —soltó con sarcasmo, esperando a ofender a la chica, pero él volvió a reír—. ¿Qué te parece tan divertido?
—Que estas buscando que me enoje o algo, lamento informarte que es difícil hacerlo.
—Sin embargo, estás aquí sintiéndote miserable —retrucó Ophelia.
—Es más fácil estar triste que estar enojado —le respondió, tomando asiento cerca de ella pero no muy cerca.
— ¿Por qué estabas triste? —preguntó Ophelia, escondiendo su curiosidad y el hecho de que lo había tratado como basura segundos antes.
—Eso es lo más tonto de todo, no sé muy bien de qué. Es solo un sentimiento, no creo que mi tristeza tenga una razón. ¿Penoso, verdad? Espero que la tuya tenga alguna razón.
Ophelia vaciló, no estaba segura si contarle lo que le pasaba a una desconocida. Se dio cuenta que la chica la miraba expectante por una respuesta y que no se iría sin una.
—No sé si tiene una razón, a veces me encuentro con cosas que no me espero —en ese momento, Neville se le cruzó por la cabeza—. Sentimientos, quizás. Y estoy cambiando de alguna manera y no quiero cambiar. Quiero seguir siendo yo.
— ¿Quién eres tú, entonces? —le preguntó, dejándola sin palabras.
¿Quién era ella?
—No... No lo sé —contestó con confusión en su voz—. Pero no soy esta persona que ves aquí, yo no lloro por cualquier cosa, soy bastante orgullosa y... y no sé porque te estoy contando esto.
Luna río y aquello sonó como música para sus oídos. Sintió que se estaba relajando después de estar tensionada. —Mis amigos dicen que es fácil hablar conmigo.
—Te tienen mucha confianza entonces —dijo Ophelia rodando los ojos.
—No puedo decir que soy igual de genial que tú, tú eres muy popular y parece que te relacionas bien con todos... La mayoría piensa que estoy loca.
—Y para seguir siendo genial, tengo que ir a dormir o mañana no duraré ni dos segundos en la clase de pociones. Adiós, Luna.
—Nos vemos, Ophelia.
Se despidió y cuando entró a su sala común, la luz estaba apagada en el lado de las chicas y se quedó en la puerta para detenerse a ver a su hermana que dormía pacíficamente. Volvió a cerrar la puerta y observó las habitaciones de los chicos, de reojo. La luz estaba prendida por lo que podía observar y las voces de ellos se escuchaban, aún así no se atrevió a pasar aquel lado. Podía poner una excusa de querer hablar con Seamus, pero tendría que cruzarse con Neville y sabía que él no quería verla.
Decidió salir de las habitaciones y dirigirse a otra sala común que conocía a la perfección, los pocos que estaban despiertos la miraron atención y susurraban entre ellos. Distinguió el cabello dorado de Draco enseguida. El Slytherin le dio una gran sonrisa cuando la vio. —Ophelia , ¿qué estás haciendo aquí?
— ¿Te molesta si duermo contigo hoy?
Ophelia sabía que jamás le diría que no. Esa noche, y a pesar de tener al chico más codiciado durmiendo a su lado, ella estuvo rodeada de pesadillas.
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Little slut |Neville Longbottom.
Fanfiction-¿Por qué lo haces? -¿Hacer qué? - Dejas que hablen a tus espaldas... -Solo me aman cuando pueden tenerme en sus camas.