Me perteneces [Naegami/Omegaverse]

Capitulo 18

Narra Togami.

Al terminar de hablar con él, nos dirigimos a la limusina entre en ella sentándome en el asiento de atrás. Aloysius fue avisar a los empleados sobre mi pequeña escapada, así decir, no hay rastros sobre el mayordomo de mi padre es como una piedra en el zapato. En los anteriores días cuando iba al jardín junto con Yuki en ese momento mis clases estaban en marcha quería relajarme de aquellas actividades que me frustra del cansancio.

Pero "la vecina chismosa" le dijo a mi padre sobre esos actos de incumplimiento. Recibí de castigo unos latigazos en mis brazos y no merendar, para mi suerte mi mayordomo Aloysius trajo alimentos a escondidas de mi padre eso me pasó hace semanas desde en ese momento cumplo con mis deberes de aprendizaje, me puse una crema para no tener ninguna cicatriz los resultados fueron buenos.

Mi madre y Yuki, no se enteraron sobre "eso" mi padre es inteligente para esas cosas relacionadas como el dinero y mi persona.

Con tanto problemas necesito unas vacaciones a Galápagos de paso me llevo a mi Mamá, Aloysius y mi hermana Yuki.

¿Y mi padre?

Lo lanzaría a un volcán para que se haga carbón.

¿Por qué no lo he echo?

Me tomarían por loco, prefiero a recurrir a otro medios por ejemplo;  tener la razón, ser más astuto que mi padre.

Con eso me siento satisfecho.

Observo con atención de cómo Aloysius entre a la limusina. Su expresión era algo buena, no tiene molestia en su rostro lo que significa que nuestro plan esta en marcha.

—Ya, estamos listo joven Togami —Sus palabras la soltó pausadamente, se abrochó el cinturón de seguridad.

Yo solo me mantengo quieto con las piernas cruzadas ubiqué mis manos en esa zona.

—Esta seguro... que todo saldrá bien. ¿No viste algo raro? —.Pregunte un poco inquieto, no quería que un error mío que cometa, afecte a las personas que amo. No me lo perdonaría, por eso intento ser alguien perfecto por instinto de impulso.

El logra descifrar mis nervios, su sonrisa se hace presente, comienza a conducir, puedo ver su sonrisa a través del espejo pequeño que está ubicado en alto.

—Joven Maestro, le prometo que todo saldrá bien, no se preocupe. Puede leer unos libros que estaba cerca de usted. Recordé que ama leer así que puede aprovechar eso mientras conduzco.

Me dedico una sonrisa, solo asiento con tranquilidad a lado mío, una pila de cinco libros pude observar, sostengo el primer libro con mis manos, muevo la primera página de aquel libro llamado : Diez Negritos, Agatha Cristie