Me perteneces [Naegami/Omegaverse]

Capítulo 32

Narra escritora

Las suaves sábanas que rodean su cuerpo fuerte, es muy reconfortante. Su respiración que es calmada que se movía, su enorme pecho de arriba y abajo, cabellos rubios resaltan, junto con su piel lisa, sus músculos relajados, pero fuertes. Por su rutina de hace semanas, sus parados cerrados están y el bello ser no va a despertar, el tiempo largo es lo que desea, no aplica modo alerta cuando ningún ser lo rodea. Como se ha dicho y descrito anteriormente, el alfa aparece en la etapa del sueño profundo que es demasiado placentero, experimenta las mejores sensaciones de su vida que es dormir y no escuchar problemas. La gran habitación es enorme que puede entrar cualquier objeto, esfuerzo y desempeño da igual a una recompensa jugosa.

No es fácil ser un heredero de la familia Togami.

Para nada, todo trofeo tiene un sacrificio y escucho como sus medios hermanos cayeron en la desesperación. Los objetivos de todos era ganar el gran tesoro, ser digno para ser el heredero de la casa Togami.

Sangre, lágrimas, dureza... Por esos motivos es lo que es actualmente.

Sus cejas se frunce al igual que su nariz, la hora de levantarse es fastidiosa. Suelta un gran suspiro y con cuidado acomoda su cuerpo y queda sentado en el filo de la cama. Los párpados están semiabiertos, hizo varios intentos de mantener activa la vista, no obstante su cansancio se hace presente, por poco queda dormido que sus cabellos dorados se movieron al igual que su cuerpo.

Antes de tomar sus lentes, tomo su celular y verifica que su pareja no lo había respondido, más que no estaba conectado en línea. Le resulta muy raro que relamió sus labios resecos por falta de líquidos, talvez un té puede saciar su necesidad.

Quedó con la opción de tener respuestas cuando estén frente a frente en un mismo lugar que es la preparatoria. Un ser para nada está en su lista de personas deseadas camina sin importar que puede generar malos sabores agrios y espantosos

Byakuya camina con su uniforme puesto, al igual que sus lentes. Su expresión es fría, la misma de siempre. Su atención fue dirigida hasta quedar observando la puerta de una de las grandes habitaciones, sin importar que tenga zapatos, aprieta sus dedos para que sus pisadas sean mudas y que el pequeño ruido no intervenga.

Suelta una, oh... De sorpresa, su voz no se escuchó entre sus oídos, por lo tanto, no arroja una sílaba.

Era la habitación donde su padre ingresaba cuando tomaba té y Akai dejaba la puerta cerrada. Podía escuchar voces de dos personas hablando y eran muy conocidas para el chico de ojos zafiros. Se dispuso a ubicarse bien y no puede evitar concentrarse en su rutina, un sentimiento repentinamente queriendo estar aquí y por esa razón le hace necesario seguir quieto.

—¿Puedes dejar de sonreír?— La expresión fría de Byakuya regresa al oír la voz de su padre —. Deberías dejarme solo. Tienes muchos deberes que hacer, eres afortunado que no te haya sacado patadas, ni a mi hijo le permito tales acciones.