卍 T R E S 卍

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— Mori-san, no parecías tan valiente cuando te aferradas a mi. -bromeó Manjiro para molestar a la ahora pálida chica.

— Cierra la boca.

— Ja, quién diría que la protectora de esa secundaria sería tan marica. -Draken sonrió con sorna al observar como las piernas de la muchacha temblaban.

Yuudai suspiró para relajarse y detener el temblor.

— Y bien, Mori-san, te dimos un paseo en moto, dinos tu nombre.

No recibió respuesta.

— Bien, empezamos nosotros, ese chico alto de ahí es Ken Ryuguyi, pero puedes llamarlo Draken, yo soy Mikey. - Dijo señalando a su amigo para después señalarse a si mismo.

— ¿eh? ¿Por qué mierda le dijiste mi nombre real y no el tuyo?

El par comenzó a discutir mientras seguían el paso de la muchacha, Yuudai se detuvo fuera del portal de su casa y le indico a ambos chicos que la esperarán.

— Residencia Kofoku. -leyó el más pequeño mientras repasaba el gran edificio frente a sus ojos.

— Mori Kofoku, que nombre más estúpido.

La castaña entró con sigilo esperando que nadie estuviera en casa, suspiró aliviada al darse cuenta de que la sala de estar estaba completamente en silencio, centrándose completamente en encontrar la sudadera.

— Debe estar por aquí. -Dijo para si misma.

Y, después de unos minutos de estar buscándo en toda su habitación, Yuudai se detuvo unos segundos al escuchar la característica risa de su madre y la puerta de la entrada abrirse seguida de las pequeñas pisadas de las gemelas. Maldición, dijo en sus adentros.

— ¡Yuu, baja ya!

La voz de su madre la llamaba desde abajo. Yuudai ahogó un grito en su almohada y después realizó 5 respiraciones para calmarse.

—Bienvenida, mamá. -Hablo con un tono suave mientras bajaba las escaleras.

— Señorita, ¿Por qué dejaste a tus amigos en la calle? Es de mala educación.

La mujer señaló al par de chicos que ahora se hallaban sentados en la mesa junto a las gemelas.

— Es que...ellos ya se iban. -Kanamori respondió con un tono inseguro mientras miraba confundida al par de rubios que ahora conversaban con sus hermanas.

— Oh, que lastima, acabo de pasar por la panadería y justo traigo para todos. -La señora Kofoku, observó la caja de postres que había traído.

— Podemos quedarnos un momento más, Kofoku-san. -Mikey interfirió de inmediato con una sonrisa.

La madre de Yuudai asintió alegre mientras buscaba un par de platos extra para sus nuevos invitados.

— ¿Qué demonios haces Mikey? - Susurró con fastidio el chico de coleta.

— No podemos negarle un postre, sería grosero.

Yuudai caminó hasta la mesa sin despegarle la vista al par de chicos, tomó asiento junto a sus hermanas quienes en seguida comenzaron a hacer preguntas.

"¿Quiénes son ellos?, ¿Por qué no tiene pelo?, ¿Por qué es tan pequeño?, ¿Son tus novios?, ¿Por qué uno tiene una serpiente en la cabeza? Yo quiero una, ¿Se van a quedar a vivir? Yo me quiero quedar al más grande."

— Niñas, es suficiente, hacer tantas preguntas es grosero. - Kofoku-san salió de la cocina con todo listo en una bandeja que puso en el centro de la mesa.

𝗜'𝘁𝘀 𝗬𝘂𝘂-𝗱𝗮𝗶. [ᴛᴏᴋʏᴏ 卍 ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ]  ᴹˢ × ᶠᵉᵐ ᴿᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora