卍 𝟬𝟭𝟳 卍

739 94 34
                                    

Ojos cansados y mejillas enrojecidas por la presión de estar recostada en la dura madera del escritorio era en lo que se había convertido Yuudai, soltó un suspiro agotada por la larga noche que había tenido y afianzó su agarre al tubo del metro una vez que este se detuvo con fuerza amenazando con hacerla caer.

-- ¿Estás bien? - La voz de Yoishi la hizo salir de su transe una vez que llegaron a su parada y la ayudó a bajar.

Kanamori asintió ligeramente sosteniendo con fuerza la mano de su hermano una vez que estuvieron frente aquel gran edificio culpable de su ansiedad, a sus espaldas venía Kacchan, como Yuu solía llamarle, cargandole la mochila y sosteniendola de los hombres para que apresurara su paso.

-- Oh, los Kanamori, los estába esperando. - La mujer de pulcro uniforme adornado de una sonrisa amable caminó hasta el trio de muchachos y procedió con esa rigurosa rutina que debían realizar antes de cada visita.

La nariz de Yuudai se arrugó sintiéndose asfixiada por el aroma que tenía aquel lugar que lamentablemente conocía muy bien, optó por subirse el cubre bocas y no volver a quitárselo por lo menos hasta que hayan salido de ahí.

-- Estaba muy emocionado por verlos. - Comentó la muchacha justo antes de abrir la puerta y dejar entrar al par de hermanos a aquella estéril habitación.

Yuudai dió la última calada al cigarrillo y lo dejó caer al suelo para apagarlo, pasó el dedo índice por su nariz bufando con molestia al darse cuenta que el olor a alcohol no había desaparecido aún después de exponer su nariz al irritante humo de...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yuudai dió la última calada al cigarrillo y lo dejó caer al suelo para apagarlo, pasó el dedo índice por su nariz bufando con molestia al darse cuenta que el olor a alcohol no había desaparecido aún después de exponer su nariz al irritante humo del tabaco.

-- Vaya mierda de mentolados. - Sacó la cajetilla de su sudadera y la tiró en el cesto de basura junto a la colilla del cigarro que acababa de terminar.

Un bostezo escapó de su boca y una fresca brisa movió su cabello trayéndole la paz que hace rato estaba buscando, la castaña puso su mente en blanco y dejó caer la mochila de su hombro mientras cerraba los ojos en un intento de llevar su relajación a otro nivel. Un sollozo seguido de un grupo de risas burlonas la hizo volver a su realidad. Yuudai apretó los dientes y recogió su mochila con el único propósito de patearle el trasero a quién sea que se haya atrevido a arruinar su momento.

-- ¿Estás entendiendo, Hanagaki? - Kiyomizu Masataka, un delincuente que conocía muy bien, era el responsable de aquel escándalo. Yuudai vació su mochila más molesta que antes y la llenó de rocas. -- Esto es lo que pasa cuando mencionas a Sa-

-- ¡Hey, imbecil! - Exclamó justo antes de dar un par de pasos hacia atrás y correr en dirección al pelinegro para estrellarle la mochila en el rostro.

Kiyomizu recibió el inesperado golpe de lleno haciéndolo retroceder y soltar el bat con el que hace unos momentos se encontraba castigando al casi inconsciente Hanagaki Takemichi. Yuudai se interpuso entre ambos y con una mirada firme, se dirigió al más grande.

𝗜'𝘁𝘀 𝗬𝘂𝘂-𝗱𝗮𝗶. [ᴛᴏᴋʏᴏ 卍 ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ]  ᴹˢ × ᶠᵉᵐ ᴿᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora