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Entre pasillos esteriles, repletos de enfermeras e impregnados de un irritante olor a antibióticos al que nunca pudo acostumbrarse, era como pasaba sus días la hija menor de Yoshito. Yuudai solía saludar con una expresión monótona a todos los empleados  mientras caminaba sin rumbo por aquel hospital que después de unos meses podía presumir conocer a la perfección, porque no había sala de espera en la que Kanamori no haya pasado noches en vela ni una sola área de oncología que no conociera

Una de las enfermeras le acarició la cabeza y le dió una sonrisa amable para reconfortar a la joven quién respondió encogiéndose de hombros y soltando un suspiro agotado. Era Jueves por la mañana y ya había puesto un pie en la clínica.

— Deberías ir a distraerte un rato, cualquier cosa llamaremos a Yoishi-kun - Dijo en un tono suave dándole palmadas en la espalda, Yuudai negó apresuradamente sacando su teléfono.

— Cualquier cosa deben llamarme a mi, Yoishi está ocupado. - Aclaró mostrando el aparato. — Iré a quitarme el estrés y a buscar las golosinas favoritas de papá.

La mujer asintió y alzó el pulgar para darle seguridad a la muchacha. Yuu se despidió con una reverencia y caminó hacia la salida a la par que marcaba el número de Manjiro haciéndola sonreír al instante que esté contestó la llamada.

— No quería molestarte tan temprano, ¿Estás en clase?

Recibió una respuesta negativa de parte de Mikey y su sonrisa se agrando iluminando su rostro por primera vez en toda la mañana.

— Entonces ¿Podemos vernos? A esta hora hay poca gente en el centro comercial  - Un largo silencio y un "Por ahora no puedo, Kamori-chan" fue su respuesta. Yuudai tragó saliva y comenzó a jugar con los mechones de su pelo en espera de una explicación que nunca llegó.

"Lo siento mucho, enviaré a alguien que seguro te será de ayuda, te quiero" Recitó Manjiro antes de colgar la llamada y dejar a una Kanamori con las palabras en la boca.

— También te quiero.


🌤️

— Bien, Takemicchi, aquí es.

Los ojos oceanicos de Hanagaki recorrieron la fachada del centro comercial y luego pasaron al rubio que parecía estar enviando algún mensaje.

— Mikey-kun, ¿Sucedió algo?, E-es decir...no me estoy quejando de que me hayas sacado en medio de una clase importante para traerme al centro comercial pero. - Fue interrumpido por un largo suspiró acompañado de una sonrisa que no encajaba para nada con el aura amenazante que ahora desprendía el líder de la Tokyo Manji. Takemichi se mordió la lengua con temor.

— Kamori-chan te espera dentro. - Musitó acomodándose en la motocicleta. — Takemicchi, Yuudai Kanamori es más importante que mi vida y la tuya juntas, cuidala.

El teñido asintió repetidas veces bajando del vehículo y limpiando su uniforme, Manjiro le dió una última mirada de arriba a abajo antes de encender la moto una vez más.

— Bien, diviértanse, pero no mucho o te mato y procura tener las manos bien limpias antes de que le hables. - Se despidió amigablemente agitando la mano y se marchó dejando a un confundido Hanagaki en el estacionamiento.

El joven miró con nostalgia el edificio y aspiró el dulce aroma de la entrada repleta de cafeterías y una dulceria de renombre dónde alcanzó a divisar a la joven castaña apoyada en el mostrador.

— Yuudai. - Exclamó haciendo a la joven girar en su dirección con un rostro confundido. Hanagaki esbozó una gran sonrisa y caminó hasta ella. — Tiempo sin verte.

𝗜'𝘁𝘀 𝗬𝘂𝘂-𝗱𝗮𝗶. [ᴛᴏᴋʏᴏ 卍 ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ]  ᴹˢ × ᶠᵉᵐ ᴿᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora