卍 S E I S 卍

1.3K 167 41
                                    

El periodo de exámenes había terminado y poco a poco iba desapareciendo el estrés de la estudiosa Mori-san. Era viernes por la tarde y acababa de colgar el teléfono, era Emma poniéndose de acuerdo para su pequeña clase de repostería, la chica de cabellera cobriza se estiró en su asiento y en seguida regresó su atención al manga que estaba leyendo momentos antes de la llamada de la pequeña Sano.

— Yuu-nesan. -Hitoka golpeó la puerta con cuidado y la abrió justo después de oír el "pase".

— ¿Pasa algo, Hitoka-chan? - Preguntó dándose la vuelta para mirar a la pequeña azabache.

— Llegó esto hace rato. -La menor mostró un sobre.

Yuudai frunció el seño de inmediato al reconocer el fino sello en forma de K de una de las esquinas, tomó el sobre y forzó una sonrisa para su hermanita.

— Bien hecho, Hitoka-chan, ¿Le dijiste algo a mamá?

Kofoku negó y fue recompensada en seguida con una paleta de cereza, hizo una revenrencia y salió dando brincos de la habitación de su hermana.

Yuudai llevaba meses escondiendo aquellas cartas que su padre mandaba sin parar, sobres que no estaban más que repletos de folletos de escuelas e internados extranjeros o costosos, esos donde usas un uniforme elegante y los obligaban a tener un cierto corte de pelo. Miró el sobre una vez más y lo guardó en el mismo cajón dónde se hallaba el resto, porque aunque no lo quería aceptar, temía que su madre se topara con alguno y decidiera aceptar la excéntrica propuesta educativa de aquel hombre con el que compartía apellido.

— Quiero ramen.

☀️

— Mikey, ¿Puedes levantar los pies? Estoy tratando de limpiar. -Emma golpeó la cabeza de su somnoliento hermano haciéndolo obedecer.

La familia Sano se encontraba haciendo limpieza, y por familia nos referimos a Emma y Shinichiro que solo se encargaba de lavar los platos, Manjiro se encontraba dormido en la sala de estar.

— Si no vas a ayudar, puedes ir a comprar los ingredientes de mañana. -Pidio Emma al ver como su hermano se acomodaba en el sofá para seguir durmiendo.

— Manjiro, si vas, te dejaré usar mi moto.

(...)

Ya habían pasado más de 10 minutos y el pequeño rubio aún se seguía debatiendo entre cuál leche debía comprar, Eso ni siquiera lo especificaron en la lista, pensó mientras cogía uno de los cartones, miraba la marca y luego la regresaba al estante para luego repetir lo mismo con otro.

— ¿Entonces cuál crees que debería elegir?

Manjiro detuvo su chequeo cuando escucho aquella voz en el pasillo siguiente, permaneció en silencio al oír cómo la persona que podría estar frente a el se quejaba con alguien en el teléfono.

— Himiko, pero ese ya lo probé -lloriqueó — Ya dime, ¿Cuál debería elegir?

Sonrió con malicia y buscó entre los estantes algo que para lanzar, encontró una bolsa de chocolate en polvo y se alejó del estante para cálcular el lugar al que debía apuntar.

— ¿A quién le vas a lanzar eso, Mikey?

Manjiro giró la vista rápidamente, Yuudai Kanamori lo veía con un rostro serio.

— Oh, Kamori-chan, ¿Qué haces aquí? - Preguntó de forma casual mientras dejaba el paquete de chocolate en polvo en su lugar.

— Vine a comprar ramen, pero hay tantos sabores que no he podido decidirme. - Respondió haciendo un pequeño berrinche al final. — ¿Tú qué haces aquí?

𝗜'𝘁𝘀 𝗬𝘂𝘂-𝗱𝗮𝗶. [ᴛᴏᴋʏᴏ 卍 ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ]  ᴹˢ × ᶠᵉᵐ ᴿᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora