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"𝑵𝒐 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒓𝒐."

— ¡Kanamori!

De forma torpe, la nombrada se puso de pie ofuscada por lo iluminada que estaba el aula de proyección, hizo una reverencia con el temor de haber sido descubierta por algún maestro a la par que  pronunciaba repetidas veces un "No lo volveré a hacer" en busca de escaparse de una sanción.

— No soy el prefecto. - Masculló con una sonrisa ladina, Yuudai se enderezó manteniendo un rostro confundido ante la presencia del menor.

— Kisaki, ¿Cómo mierda me encuentras tan fácil? - Soltó un quejido mientras tallaba uno de sus aún adormilados ojos. — ¿Pasa algo?

Tetta negó metiendo sus manos a los bolsillos del pantalón.

— ¿Entonces por qué me despertaste? - Ahora fue ella quién metió las manos a los bolsillos de su sudadera y lo miró de forma molesta.

— Me debes un postre por lo de la mañana. - Mostró una sonrisa señalando los cuadernos sobre la mesa y tomando el suyo con cuidado de no tirar el montón de hojas de apuntes desordenados.

Yuudai suspiró y comenzó a recoger sus cosas para cumplir con su parte del trato. 

Tetta Kisaki era 2 años menor pero un genio en toda la extensión de la palabra, un joven de apariencia inquietante y mente brillante que logró colarse en la clase avanzada de los niños de tercero a la que Kanamori tardó 1 semestre en entrar y que aún ahí, batallaba constantemente para mantener su lugar.

— Andando, pero llámame Kanamori-senpai o no hay trato. - Con una sonrisa orgullosa, Yuudai colgó su mochila y acomodó la silla.

El de anteojos soltó un resoplido para después pronunciar un "Kanamori-senpai", haciendo a la muchacha soltar un chillido de alegría y tomarlo de la mano para llevarlo hasta la salida.

(...)

— Kisaki, ¿Por qué siempre pides el mismo sabor? - Arqueó la ceja dándole una probada a su helado. Kisaki solo alzó los hombros y continuó caminando.

— ¿Por qué siempre intentas tomarme la mano mientras caminamos? - Ahora fue el quién la miró con curiosidad, la castaña se mordió el labio a la par que metía su mano libre en su bolsillo. — Si quieres puedo tomarla, pequeña Kanamori-chan.

— Así déjalo, comete tu helado y no olvides la tarea de cálculo. - Respondió entre dientes algo avergonzada del tono burlón de Tetta. — Con razón no tienes novia.

Chasqueo la lengua con fastidio y aceleró su pasó dejandola atrás, su camino continúo en silencio hasta que el de anteojos detuvo su andar ante la presencia de un par de chicos en la entrada de su secundaria.

— Yuu-chan, ¿Por qué no estabas en la escuela? - Kaachan corrió hacia la joven y la tomó de los hombros con preocupación. — Niña, tonta, si te estás saltando clases de voy a moler a golpes.

— Tú ni siquiera vas a clases, Kaachan. - Quitó las manos del más alto y giró su atención a su hermano, quién permanecío en su lugar viendo al rubio severamente.

— Estoy seguro que te advertí que no te acercaras a ella. - Susurró en un tono severo para que solo él lo escuchara. Kisaki tragó saliva y asintió acomodándose los anteojos. — Si intentas meterla en tus asquerosos asuntos, nuestro trato termina y te mataré.

Tetta asintió una vez más y se despidió con la mano para entrar al edificio.

— ¿Y ustedes qué se traen? - Cuestionó, dándole una mirada a la espalda de su compañero que poco a poco se perdía entre el montón de estudiantes regresando su atención al mayor cuando esté desapareció.

𝗜'𝘁𝘀 𝗬𝘂𝘂-𝗱𝗮𝗶. [ᴛᴏᴋʏᴏ 卍 ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ]  ᴹˢ × ᶠᵉᵐ ᴿᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora