"El guardian de la reina (en un relato mal contado) pt.2"
(...)Aquel broche de piedritas brillantes había marcado su sentencia. Yuudai había olvidado quitarse el adorno cuando llegó a casa de una de sus "clases de piano", que en realidad eran salidas de juego junto a Himiko y Yuishiro, dándole fin a aquel secreto que su madre y ella habían guardado por tanto tiempo. Todo se había terminado por un broche.
— Señor, aún queda un lugar, el Dojo Sano parece tener clases todo el año. - El asistente extendió el periódico hacia el patriarca y luego regresó la vista a la carretera.
— Está bien, dirígete ahí. - Ordenó sacando la vista del papel para dirigirla a la afligida infante junto a él, Yuudai ocultaba su rostro en una gran bufanda y bajo aquel gorro de lana ocultaba su cabeza completamente rapada. — Las clases de música eran muy delicadas para ti, espero y ahora sí aprendas que no debes desobedecer ni ocultar nada. Los niños de ahí te van a moldear muy bien.
Un dojo bastante hogareño dirigido por un anciano, Yoshito hizo los últimos tratos con aquel hombre que repetidas veces bajaba la mirada al "pequeño" Dai que no paraba de ocultarse detrás de su padre. Dió una última mirada al montón de alumnos y de un empujón hizo a su hija salir de su escondite.— Asegúrese de que le enseñen bien. - Esa fue su despedida antes de salir del lugar y dejar a su primogénita en aquel extraño lugar.
— Bien, hola, Dai, mi nombre es Mansaku y desde hoy seré tu maestro. - Una sonrisa amable se mostró en la cara del viejo, Yuudai solo asintió completamente confundida por aquel extraño nombre con el que su padre la había presentado, pero si así lo quería el, Dai sería su nombre.
— Abuelo, ¿Ya vamos a empezar? - De cabellera rubia y ojos oscuros, Manjiro Sano hacia por primera vez su aparición en la vida de Kanamori, aún cuando sus jóvenes mentes lo olvidarian. — Oh, y este flacucho qué.
Mansaku golpeó la cabeza de su nieto y luego le ordenó prestarle uno de sus uniformes al recién llegado, el menor obedeció a regañadientes dejando en manos de la ojiverde uno de sus viejos uniformes.
— Que no te de pena cambiarte, aquí todos somos niños y seguro no falta mucho para que dejes de ser un flacucho. - Bromeó Manjiro dándole un golpe al asustado muchachito. — Eres tímido, eh, Dai-kun, ven que te llevo al baño para que te cambies justo como lo haría una niñita.
Manjiro era un completo patán pero ella aún era muy joven para averiguarlo, durante el resto de sus entrenamientos no dejó de molestarle por lo delgada que era o lo débiles e inexactos que eran sus movimientos, Dai no tenía nada de fuerza pero lo estaba intentando tanto que su "pequeño maestro", que la igualaba en edad, le felicitaba con cada pequeña mejoría que notaba semana tras semana.
— Dai-kun, lograste golpearme, felicidades. - Una sonrisa amable se mostró en su pálido rostro y ella lo imitó. — Por cierto, ¿No te da calor llevar el gorro todo el rato?
ESTÁS LEYENDO
𝗜'𝘁𝘀 𝗬𝘂𝘂-𝗱𝗮𝗶. [ᴛᴏᴋʏᴏ 卍 ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ] ᴹˢ × ᶠᵉᵐ ᴿᵉᵃᵈᵉʳ
Fanfiction❧ TERCER ACTO [HIATUS] × Checa la presentación!!! × Mikey x lectora/OC! × Portada por Ackami