II. Encierro

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Iba siendo arrastrado casi casi por el hombre en el aeropuerto con tres hombres detrás de traje ¿Ellos eran sus familiares?

O vamos Stiles ¿Como su familia vendría detrás como soldados cuidando alrededor?

Por supuesto que eran sus guardaespaldas, ¿Me había metido con un mafioso? Mi vida estaba arruinada si era así.
Al salir del aeropuerto con todas las miradas en nosotros se encontraba una camioneta negra con un hombre parado aún lado de la puerta abierta.

Si, definitivamente me había metido en un lío.

-Entra- su agarre por fin desapareció y me miraba señalando el asiento.

Mire dentro dos veces y negué.

-Entra de una vez o me harás enojar Stiles- apretó su puente de la nariz, lo último que quería era que me matarán. Sentía un nudo en mi garganta y el sentimiento de querer llorar- ¡Entra!- brinque en mi lugar al escucharlo gritar, mi cuerpo tembló y me metí a la camioneta hasta pegarme a la puerta.

Apreté mis piernas juntas y mis manos viendo por la ventana, no iba a llorar frente a este hombre por nada del mundo.

-¿A dónde señor?

-A casa Franck.

-Entendido señor- el auto se puso en marcha.

Di un brinco al sentir su mano en mi pierna.

-En un momento estaremos en casa Stiles- no conteste, esa no era mi casa, mi casa estaba en Beacon con mi padre que aún no tendría una respuesta de que llegue a casa de mi madre cómo había quedado en hacer- Y haremos nuestros planes de vida juntos.

Su mano subió hasta mi mentón haciéndome verlo a la cara, no pude evitar que una lágrima bajará por mi mejilla.

-No llores Stiles, esto debe ser así.

-Qui-quiero irme a mi casa con mi papá- solloze cerrando mis párpados, no quería estar junto a él.

-Tu lugar ahora es a mi lado- fue lo único que dijo bajando su mano hasta mi pierna nuevamente. Todo el trayecto estuve sollozando bajo con la mirada a mis pies.

El coche paro y el golpe de la puerta me hizo levantar la mirada y ver mi puerta abierta donde estaba él. No me había dado cuenta que habíamos llegado.

-Vamos, sal- hice caso esta vez a la primera, su voz me empezaba a dar miedo.

Al levantar la vista me sorprendió ver la gran casa que estaba frente a mis ojos, tenía un gran jardín y una fuente, si estaba pensando en escapar eso sería difícil porque estaba la reja y ocho hombres o más caminado de un lado a otro.

-Bienvenido a casa señor Hale- dijeron dos hombres y una mujer en la puerta, los tres eran betas.

-Gracias- puso su mano en mi espalda- ¿Dónde está mi madre?

-Se encuentra con su hermana en la sala, señor.

Con eso me empujó dentro, la casa era de tres pisos y era espaciosa, todo estaba muy decorado y no podía mentir, era hermosa. Ya dentro de la sala me soltó al ver a dos mujeres en el sillón.

-Mamá, Cora he llegado- hablo suave, las dos mujeres se levantaron de inmediato.

-Hijo bienvenido a casa ¿Cómo estuvo el viaje?- el hombre la abrazo y beso su frente.

-Estuvo bien- volteo a mi, yo baje la mirada.

-¿Quién es el hermano?- la chica me señaló jalando de la playera de su hermano.

-Él es mi omega- contestó.

-Oh mi dios, es muy hermoso hijo- su voz sonó dulce, pero aún me sentía muy incómodo con todo esto que lo único que hice fue abrazarme.

-¿Por qué luce como si no estuviera contento?- volvió a hablar su hermana frunciendo el ceño.

-¿No lo trajiste en contra de su voluntad verdad Derek?- eso era justamente lo que había hecho. Preguntó la mujer con un tono preocupado, su silencio se lo confirmo- ¡Derek así no se hacen las cosas, te imaginas lo que estará pensado de ti! No hiciste las cosas correctamente.

-No pude evitarlo madre, sabes cuanto deseé encontrarlo y ahora que lo encontré no lo pienso dejar ir- sus pasos me hicieron temblar y apretarme más.

-Estas haciendo todo mal- su fuerte agarre me hizo caminar escaleras arriba hasta una habitación donde me hizo sentarme en la cama.

-No pongas esa mirada- hablo y levantó mi mirada con sus dedos- Todo irá bien, así que hay que dormir.

-¿Do...donde dormiré?- pregunté.

-Por supuesto que aquí conmigo- contestó, no sabía si estaba enojado por su ceño fruncido o si eso era normal en él.

-Entonces dormiré en el suelo- dije bajo con la intención de levantarme.

-¡Dije que dormirás conmigo y se acabo!- grito. Me hizo acostarme del lado derecho y con su brazo en mi cintura hasta tocar con su mano mi vientre me pego a él, podía sentir su respiración en mi cuello.

Él había caído dormido menos yo que toda la noche me la pase pensando en mi padre, pude ver el sol ir saliendo por lo que iban a ser las siete, intente salirme de su agarre, pero con un sólo movimiento me apretaba más. Cuando despertó sus labios besaron mi cuello y hombro, yo me encogí en mi lugar.

-¿Puedo ir al baño?- pregunté bajo.

-Claro, es esa puerta- dijo con la voz ronca y señalando a la puerta.

Me levanté caminando al baño para hacer mis necesidades y salir segundos después limpio.

-Hoy saldré así que te quedarás con mi madre, no te atrevas a salir de casa- hablo mientras se abrochaba una playera blanca y se colocaba un saco negro- ¿Entendiste?

Asenti a sus palabras. De todos modos no podría salir con guardias por todos lados, aunque obvio que no me quedaría de brazos cruzados.

-Entonces te veo por la tarde- salió de la habitación.

Tenía que hacer algo para salir de aquí y tenía que ser rápido, contactar con mi padre si era necesario, él podía hacer algo. Pero mi celular me lo había quitado antes de bajar del avión, ¿Cómo lo iba a contactar?

Me senté en la cama jalando de mi cabello, todo esto era una pesadilla.

-Buenos días Stiles- vi a la puerta donde estaba su madre- Ven, vamos a desayunar.

-No tengo hambre gracias- respondí con mis manos en mis rodillas, su mirada mostraba tristeza y compasión.

Debía estar pensando que era lamentable.

-De verdad lamento el comportamiento de mi hijo- ella no tenía por qué disculparse.

-Solo quisiera ir con mi padre- no quería que mi voz sonara tan decaído, pero así me sentía.

-Podemos mandarle una carta- le mire mal, ¿Por qué una carta en vez de dejarme ir?

-No quiero estar aquí, quiero ir con mi papá- levanté un poco la voz.

-Se que te sientes confundido y triste por todo lo que pasó, pero mi hijo te ama, espero mucho tiempo para encontrarte y está feliz de tenerte a su lado.

Ja, ¿Feliz? Pareciera que me odiara y quisiera darme órdenes como si fuera un perro.

-¿En serio feliz?- pregunté con arrogancia- Me quiere tratar como si fuera su muñeco ¡Lo odio!


Publicada: 4 de octubre del 2021.

El Papá De Mis Hijos (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora