VII. ¿Confusión?

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Stiles.

Quería seguir durmiendo, pero tuve que despertar al escuchar el ruido en el primer piso ¿Y ahora quién se atrevía a despertarme cuando podía descansar? Me levanté para entrar al baño y lavarme, camine fuera para bajar y percibir el delicioso olor de waffles, sólo había una persona que venía en la mañana para llenar a mis hijos de masa.

-Buenos días bella durmiente- y ahí estaba.

-Deja de consentir mucho a mis hijos Theo- le di un golpe en la frente.

-Oh vamos Stiles mis sobrinos me adoran- dijo con su tono chulesco de siempre.

-Di lo que quieras y son tus ahijados ¿Recuerdas?- rodé los ojos.

-Ahh es cierto- sonrió poniendo los waffles en cuatro platos, las pequeñas pisadas de mis torbellinos bajando y corriendo al comedor se escucharon antes de parar a un lado de nosotros.

-¡Papá Theo!- se abrazaron a sus piernas riendo.

-Hola revoltosos ¿Cómo amanecieron?- les cargo frotando su nariz en sus mejillas, todos eran iguales, mis amigos y mi padre también los marcaban.

-Fantastico, yo soñé que estábamos en la playa- dijo con una sonrisa Joel- ¿Podemos ir a la playa papá Theo?

-Claro que iremos a la playa, pero cuando su papi descanse- los tres me vieron, ah no que.

-Lo siento, pero eso estará difícil- me di la vuelta con las manos en alto.

-Papi por fis- Leo formó un puchero siendo copiado por los otros dos, no podía creer que Theo con veintiséis años siguiera comportándose como un niño pequeño.

-¡Bien, pero iremos el viernes!- grite rendido.

-¡Si!- los dos chocaron los cinco, Theo los bajo y se fueron a sentar a las sillas sobre los libros.

-¿Tienes mucho trabajo hoy?- preguntó Theo poniendo los platos en la mesa.

-No tanto, sólo un arreglo con una señora y ya- conteste tomando el chocolate y embarrando sobre los waffles.

Mi trabajo era de diseñador de interiores y ganaba bien para mantener a mi pequeña familia.

-¿Entonces vendrás a ver el partido de mis jugadores con mis revoltosos?

Mis dos tesoros me vieron con sus ojos brillosos.

-Tratare de estar ahí antes de que empiece con ellos- Theo asintió contento y comimos mientras charlabamos de otra cosa mientras Leo y Joel compartían sus waffles al estar discutiendo sobre cual sabía mejor. No tenía sentido, pero bueno, eran niños y yo en algún momento hice lo mismo con Scott.

Como todas las mañanas les lleve a la guardería y me fui al trabajo para hablar con la clienta que tenía dudas, aclaramos todo y luego de cuatro horas iba por mis hijos, una vez los recogí fuimos a la comisaría de mi padre para saludarlo.

Al entrar corrieron saludando a todos quienes sonreían ante sus vocecitas hasta entrar al despacho de mi padre, todos los oficiales los querían y adoraban al ser los que llenaban el lugar de sus risas.

-Pero mira a mis nietos más hermosos- los dos rieron y levantaron los brazos para ser cargados- Vaya que ya pesan a comparación de cuando eran sólo unos bultitos en una cobija como burrito.

-No te fuerces padre- dije, iba a tomar a Leo, pero se hizo a un lado.

-Hey que no he visto a mis nietos- negué divertido y me senté en la silla frente a él, mi atención se fue a un plato que tenía una hamburguesa por la mitad.

-¿Que es eso padre?- me crucé de brazos sobre la mesa, él vio del plato a mi.

-Eso no es mío.

-Abuelo huele a hamburguesa- le pico la mejilla Leo.

-Shh que tu padre se enojara- susurro haciéndolos reír.

-Sólo por esta vez no diré nada, pero recuerda que debes cuidarte papá- él asintió a regañadientes.

-¿Y a dónde van?- se sentó en la silla con sus nietos en cada pierna.

-Iremos a ver el partido de Theo.

-¿En serio?

-¡Si, iremos a ver a papá Theo!- gritaron los dos entusiasmados.

Era sorprendente que dijeran lo mismo a veces, de seguro me hubiera vuelto loco si se parecieran en todo su físico.

-Entonces vayamos los cuatro- propuso.

-Es una estupenda idea papá.

El pasar un tiempo juntos era bueno después de todos estos días con el trabajo, al dar las siete salimos de la comisaría y nos fuimos en su auto a la escuela donde estudiaba antes. Mis pequeño estaban atrás como si fueran unos pequeños criminales, ellos habían querido irse ahí atrás.

-Ahí se quedan bandidos- dije a juego cerrando mi puerta.

-¡No papi!- se pegaron a la puerta. Reí por sus caritas que hicieron ganando un golpe en la cabeza.

-¡Auch!- proteste.

-No molestes a mis nietos- dijo mi padre abriendo la puerta y tomando sus manitas entre las suyas.

-Sólo estaba jugando- sobe mi cabeza caminando detrás de ellos.

Tomamos lugares en medio para esperar a que el partido comenzará, mis hijos tenían unas palomitas en sus manos y una pequeña cajita de jugo en la otra. Era un día perfecto ¿Nada podía arruinar esto verdad? Porque esperaba sea así, la última vez había llovido.

El partido comenzó, todos gritaban cuando el equipo metía un gol y silbaban como locos, por los ojos brillosos de mis hijos sabía que de grandes también iban a estar ahí algún día, como yo lo estuve en mi tiempo de preparatoria. Dio finalización a las nueve siendo nuestro equipo el ganador.

-Hola hermano, no sabía que vendrías- me dijo Scott con su pequeña hija Clara en brazos.

-Pues aquí me ves- conteste levantando las cejas.

Él soltó una risa golpeando mi hombro.

-Nunca cambias.

-Nunca lo haré Scott, ya deberías saberlo- al ver a Joel tambalearse lo cargue como Theo tenía en brazos a Leo durmiendo.

Al llegar al estacionamiento había gente rodeando algo ¿Y ahora que pasaba? La patrulla de mi padre estaba justo a un lado de donde estaba toda la gente.

-¿Y ahora que pasa?- preguntó mi padre caminando al gentío.

Quería saber que pasaba, pero mis bebés ya estaban profundamente dormidos y prefería meterlos al coche para que duerman ya que era tarde.

-¿Quieres que te lleve a casa Stiles?- preguntó Theo señalando su camioneta.

-Mmm creo que será lo mejor, no quiero que se enfermen y tienes sus asientos aún en tu camioneta ¿No?

-No los he quitado desde el primer día- sonreí y caminamos a su camioneta dejando a Scott y mi padre ahí.

-¡Stiles!- mi cuerpo se estremeció al escuchar esa voz, debía estar escuchando mal porque él no sabía dónde estaba.

-¿Qué pasa Stiles?- preguntó preocupado Theo al ver mi rostro, debía parecer como si hubiera visto un fantasma.

-No...no es nada, vayamos ya- acomode a Joel en la silla azul abrochando su cinturón.

-¿Seguro que estas bien? Estás pálido.

-Sólo hay que irnos por favor- pedí subiendo a la camioneta, asintiendo subió y prendió la camioneta.

La gente se empezó a dispersar al ser empujados por dos hombres y ahí lo vi.

No lo había escuchado mal. Un nudo se formó en mi cargando.

Publicada:  31 de octubre del 2021.

El Papá De Mis Hijos (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora