XVI. Habitaciones separadas

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La madera era reluciente como si la hubieran pulido hace unos segundos, las escaleras que daban a un segundo piso luego luego al entrar, del lado izquierdo era la sala, había una chimenea de ladrillo rojo y a la derecha era el comedor donde se hayaba una mesa con seis sillas y un cuarto más que era la cocina. Todo, absolutamente todo era de madera.

-¡Papi!- gritaron corriendo en el piso de arriba Joel y Leo.

-¡No corran!- levanté la voz al ver que se acercaban a las escaleras. Ellos se detuvieron enseguida, nuestra otra casa también tenía segundo piso, pero por más me daba miedo que aquí se cayeran.

Derek pareció adivinar lo que tenía en mente.

-Pondre una protección al inicio de bajar las escaleras- asenti enseguida.

Si, esa era una buena idea.

Subiendo con mi maleta fui a ellos.

-Ahora ¿Qué pasa que gritaron?

-Nuestra habitación- señalaron los dos al pasillo de la derecha.

Jalaron de mi y al llegar entendía por qué el grito.

Ellos estaban acostumbrados a dormir en una misma habitación que no les agradaba la idea de dormir separados. Habían dos puertas una frente a la otra y las dos tenían una cama con un mueble y un canasto de juguetes para su edad.

-¿Qué pasa?- preguntó Derek a mis espaldas.

Deje la maleta pegada a la pared y le mire.

-Bueno la cosa es que a Leo y Joel les gusta compartir habitación- respondí señalando las dos habitaciones separadas.

Derek frunció su ceño- Ya están grandes, pueden dormir por separado.

Me crucé de brazos.

-Ellos prefieren dormir juntos- repetí.

Su mandíbula se apretó, vi como se agachaba a la altura de los niños.

-Leo, Joel- le miraron- Es tiempo de que duerman separados, cada quien necesita su espacio, no siempre estarán juntos.

Mis pequeños formaron un puchero al escuchar sus palabras y me voltearon a ver- Papi- chillaron abrazando mis piernas- Queremos solo un cuarto.

-Y lo tendrán, compartirán habitación hasta que ustedes quieran- cerraron sus ojos asintiendo contentos.

-Stiles- advirtió poniéndose de pie.

-Derek- dije en el mismo tono.

Si mis hijos querían dormir juntos así sería, tal vez algunos a su edad querían habitaciones separadas, pero no todos querían lo mismo. Algunos querían estar con sus hermanos para estar juntos y jugar, y eso yo no se los negaría a mis hijos.

-¡Bien!- se rindió alzando las manos y dando media vuelta- Movere la otra cama a la otra habitación.

Orgulloso de haber ganado sonreí. Bese a los dos en sus mejillas y entre a su cuarto que compartirían, con sus maletas que Derek había subido empecé a meter sus ropas en su mueble compartido. Joel y Leo se esmeraron es hacer un desastre al querer ver los juguetes nuevos que tenían.

Segundos después vi como sus antes no presentes gorilas entraban cargando de la cama. Moví a Joel que estaba casi por ser pisado por uno de ellos.

-Listo señor- dijeron a Derek que apareció en la puerta.

-Bien, ahora váyanse- gruño. Los dos se apresuraron a acatar la orden- ¿Mejor?

-Si gracias papá- dijeron los dos sacándole una sonrisa al escucharlos. No queriendo ver más su rostro pase a su lado dejando a los niños en su habitación para buscar la que compartiría con Derek desde esta noche.

No me gustaba. Estaba del otro lado del pasillo lejos de mis pequeños.

¿Así como los iría a ver?

Nuestra habitación era grande y en medio había una enorme cama con sabanas grises, enfrente unas puertas que eran el armario y justo a lado de este un mueble negro, también un baño. No se que estaba pensando Derek con alejarnos de nuestros hijos, pero ya lo resolvería después, por ahora no quería discutir y ocasionar una pelea.

Saque mis cosas de mi maleta. Mi teléfono me saludo enseguida.

Recordando a Theo me fui a mis contactos.

S: Hola Theodoro, ya estamos en la nueva casa.

Ni un minuto tardo en responder.

T: Sty pensé que me habías olvidado y sobre la casa ¿Qué tal?

Sonreí, escribí todo resumido para que este enterado de lo que había pasado.

-¿Con quién hablas?- gruño entrando a la habitación.

Realmente seguía como hace años en algunos casos.

-¿Debo responderte? Son mis cosas Derek- guarde mi celular en mi bolsillo.

-Y yo soy tu alfa, debes respetarme y responder siempre que te pregunté algo- dio zancadas hasta parar frente mío.

-Estas equivocado, tú no eres mi alfa y nunca lo serás. Si estamos juntos aquí es porque me amenazaste con quitarme a mis hijos. Yo no debo darte explicaciones de con quién platico o con quién me vea, cada quien en lo suyo- respondí enojado. Ya quería este tipo darme órdenes como a sus perros. Estaba equivocado si así quería ganarme.

-Sere tu alfa algún día, no ahora, pero lo seré y no son solo tus hijos...- gruño apretando sus manso en puños. Parecía contenerse para decirme algo que puede empeorar las cosas.

Dejando ahí las cosas salió de la habitación dando fuertes pisadas. Parecía niño haciendo berrinches más que un adulto.

Negando saque mi ropa abriendo el mueble donde la mitad del lado derecho era suya, la acomode por camisas, playeras y pantalones. Una vez bien acomodadas mis cosas estuve satisfecho. Al cerrar el mueble el anillo que adornaba mi dedo en la mano derecha relució. Hubiera deseado conseguirlo de otra forma y no por una amenaza.

Vamos Stiles deja de hacerte ideas tontas, me dije.

Si estaba con él era por mantener a mis pequeños a mi lado. Con eso en mente salí de la habitación a su habitación donde los encontré jugando con unos carritos, dejando mi pesadilla a un lado me acerqué a ellos para unirme a su juego. Puede o no puede que algo cambie mientras estamos aquí.

Tal vez Derek recapacite y me deje ir con ellos para así cada quien ir por su camino o también puede que él cambie y me sorprenda, ja, ya quisiera ver lo segundo.

Publicada: 18 de noviembre del 2021.

El Papá De Mis Hijos (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora