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—Si vamos a hacerlo, hagámoslo rápido —habló Jungwon, con los nervios a flor de piel por el repentino adelanto de su salida, que supuestamente sería un desayuno.

—Pero vamos en pijama... —interrumpió ella.

—Tienes razón, pero si vas a tu habitación a vestirte despertarás a Sunghoon. —Jungwon parecía inquieto, o eso veía Hayoung, que tampoco podía juzgarlo. Estaba igual, pero aquello se mezclaba con algo de emoción—. Ponte algo... algo mío.

Ella asintió avergonzada, y ambos caminaron hasta la habitación del mayor de los dos, la cual aún no había visto. Al abrir la puerta, apreció que era bastante simple y estaba bien ordenada, pero tenía ese toque con el que se reconocía que era de Jungwon. No sabía qué era exactamente, pero reconoció la esencia del chico a primera vista.

Jungwon le ofreció una camiseta y, cuando se la puso, vio que le quedaba más o menos por las rodillas. Si de por sí era grande, en ella aún más. Conservó su pantalón de pijama, pues era corto y no se veía. Y para finalizar, Jungwon la cubrió con una chaqueta.

Salieron sigilosamente y caminaron hacia un parque cercano a su hogar.

Durante el camino no hablaron nada, pero se sentía cómodo. La leve brisa movía el pelo suelto de Hayoung y la hacía aún más bonita, Jungwon observaba atento las ondas que formaba su cabellera en movimiento.

Cuando llegaron, se sentaron cada uno en uno de los columpios que había, pero Jungwon prefirió levantarse y empujar a Hayoung para que su columpio se moviese. Aquello la hizo sentirse pequeña de nuevo, pero no la llevó a su infancia, pues pocas veces había vivido aquellos momentos que cualquier otro niño sí, y cuando los vivió, fue tan solo con Sunghoon, y fue la llamada calma después de la tormenta. Fueron momentos en los que escapó junto a él del sufrimiento, momentos que duraron bien poco y trajeron consecuencias, como todo.

Entonces comenzaron a hablar.

—La semana que viene empiezo en el instituto —comentó ella para liberarse de sus propios pensamientos. Amaba sentirse así, y disfrutar de algo tan sencillo sin que se le hiciera angustioso, pero no podía encerrarse de nuevo en su pasado. Cuando eso pasaba, tenía que buscar la forma de huir.

—Genial. —Jungwon sonrió para sí mismo, y Hayoung pudo sentirlo por su tono de voz, aunque no lo veía.

Comenzó a cuestionarse cosas debido a otro silencio un poco más incómodo que se causó.
Quería saber si de verdad Jungwon estaba allí tan solo por eso, si no escondía algo como pensó la primera vez que se lo encontró de noche en medio de la casa.
Quería ver si podía encontrar en él la comprensión, aunque lo veía lejano, y tampoco deseaba que fuera así.
Nadie merecía pasar por lo que ella.

𝐏𝐔𝐙𝐙𝐋𝐄 | Yang Jungwon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora