𝐏𝐮𝐳𝐳𝐥𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐜𝐞 | "La pieza restante de mi rompecabezas incompleto".
Los puzles tienen piezas fundamentales que son necesarias para que sean completados.
Las personas son similares, los pilares en su vida se interpretan como piezas que, si s...
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—Jungwon, ¡estoy muy nerviosa! —Hayoung se mostraba agitada mientras contemplaba el rostro de su novio, que no podía parar de reír por sus constantes nervios. —Solo vas a conocer a mis padres, no muerden.
—Lo sé, pero... ¿y si no les gusto?
Jungwon se acercó y pasó un mechón del pelo de Hayoung tras su oreja —Les vas a encantar, y si no es así, no me importa —habló, enterneciendo a Hayoung. —Está bien... Voy a prepararme.
La pelinegra agarró varios conjuntos que tenía preparados y los posó sobre la cama.
—¿Cuál te gusta más?— preguntó a Jungwon, quien se acercó y los observó detalladamente. —Estarás preciosa con cualquiera. —Voy en serio. —Este. —cogió un vestido corto de color azul, sencillo—. El azul es el color favorito de mi madre. Y si te pones algún colgante quedará mucho mejor.
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Jungwon posó su dedo sobre el ruidoso timbre de la casa de sus padres, y el sonido agudo resonó en toda la casa e incluso en el jardín.
—Es igual de ruidoso que el nuestro. —ella recordó la primera vez que fue a la que ahora era su casa, tan solo de visita. Le resultó gracioso el acabar viviendo allí, pues no estaba planeado y, si tan solo se hubiera negado, todo sería muy distinto en ese momento.
La puerta se abrió repentinamente, el corazón de Hayoung latió rápidamente y retumbó contra sus costillas. Nerviosa, hizo una reverencia tan pronto colo una mujer se asomó por la puerta.
—¡Hola, mamá! —saludó Jungwon.
—Buenas tardes, hijo. Oh, tú debes de ser Hayoung, un gusto. —la mujer dirigió su vista hasta la pelinegra, con una sonrisa que hacía que sus ojos se cerraran, era parecida a Jungwon en muchos aspectos. —Hola, encantada. —realizó otra reverencia. Después observó detenidamente el rostro de la mayor, su cabello era corto y castaño, la forma de sus ojos, que se asemejaba a la de un felino, era igual a la de Jungwon, y tenía hoyuelos. Además, parecía bastante más joven de lo que se imaginaba, tal vez unos cuarenta y cinco años. —¿Por qué no entráis? —Es verdad. —Jungwon rio y agarró la mano de Hayoung con cuidado, ambos pasaron riendo por los nervios, repentinamente él también se encontraba agitado sin saber por qué. —Llévala hasta la cocina, iré enseguida, voy a llamar a tu padre. Últimamente lleva unos días bastante liados con el trabajo, pasa mucho tiempo en su despacho. —la señora Yang sonrió y se marchó por un pasillo cercano al salón principal.
