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—Verás... necesito que aclaremos algunas cosas, al final, yo también acabo confundido con todo esto —hizo una pausa—, quiero saber lo que sientes por mí.
—Jungwon, ese es el problema, no lo sé. —Hayoung, cabizbaja, tomó la mano del chico, tratando de transmitirle cariño aunque no supiera ponerle nombre a lo que sentía por él.

—Está bien...
—¿Ya está? ¿Solo era eso? —preguntó extrañada.
—No. Quiero saber sobre tu pasado.

Lo directo que fue el menor hizo que el corazón de la menor empezara a latir con una peculiar fuerza, inusual en ella a no ser que estuviera nerviosa, agobiada y acelerada, como en ese preciso instante. Esas tres sensaciones y muchas más indescifrables le recorrieron el cuerpo, hasta pararse en su congelado rostro sorprendido.
—¿Cómo?
—Quiero que me cuentes sobre tu infancia. Escuché a Sunghoon decir que fuiste a psicólogos. Te oí hablar sobre vuestro padre y padrasto, tienes pesadillas, recuerdos, flashbacks e incluso desmayos... Me preocupo, y necesito una explicación.
—Jungwon, yo... No debo hablar de eso. —Hayoung empezaba a sentirse incómoda. Soltó la mano del chico.
—Por favor. —se acercó algo más a ella, con la intención de pasar su brazo por detrás de sus hombros, pero Hayoung lo apartó, siendo ella quien se alejó.
—No.
—Solo quiero ayudarte. Así podré saber mejor lo que pasó y...
—¡Que no! —alzó la voz—. ¿!Qué quieres que te cuente!? ¿Que ese asqueroso apagaba sus cigarrillos en mi pecho y clavículas? ¿Eso? Pues ya lo sabes, si eso es lo que quieres, que te cuente mis desgracias, entonces ya sabes algo. Ya te puedes hacer una idea, ¡ahora déjame ser feliz y no me agobies!

Hayoung estaba realmente agobiada con su pasado, sí. No podía hablar de ello, ni siquiera con Jungwon. Ya le costaba hacerlo con su hermano. Cada vez que lo hacía rompía a llorar, y esta ocasión no era distinta. Nada más decir aquello, se sintió mal y comenzó a echar lágrimas. Jungwon no replicó y le ayudó a secarlas. Eso hizo que la menor se sintiera aún peor, por tratarlo mal, por ocultarle cosas que debía saber, rechazar su ayuda... Y, para colmo, sus sentimientos.
¿Cómo podía ser así con ella y tolerarla hasta ese punto? La única explicación a eso y a su insistencia era que el chico sintiera algo, que ella le gustara o, por el contrario, que sintiera un fuerte vínculo amistoso. Aunque eso era lo de menos, ella solo quería descansar de todos esos recuerdos aunque fuera imposible, le perseguían en sus sueños, en su hermano, en su situación, en las consecuencias, en que ahora no supiera ni tomar una sola decisión sola, y ahora, en Jungwon.

—Lo siento, Jungwon, de verdad lo siento, yo... —Hayoung bajó la mirada hasta sus pies otra vez, derramando grandes lágrimas que caían en estos rápidamente. Su respiración estaba acelerada, le costaba agarrar el aire.
—No te preocupes. Si una persona tiene cierto tipo de problema y un comportamiento extraño, no tiene por qué ser culpa suya, hay que mirar para atrás. Yo no voy a juzgarte, no sé la historia completa —trató de tranquilizarla mientras, ahora sí, pasaba su brazo por detrás de sus hombros. Ella se dejó abrazar.


Eres tan bueno... Y yo te estoy tratando fatal, no entiendo por qué quieres ayudarme.

—Porque te quiero, pero ahora no vamos a hablar de eso.

Hayoung sonrió.
—¿Sabes qué? Eres la típica persona a la que miré cuando empecé a sentir algo y dije: "Me va a joder la vida", pero volví a mirarte y pensé "A la mierda, que me la destroce". —ahora miraba al cielo, a la par que el chico recapacitaba sobre lo que ella dijo, entendiendo a lo que se refería y apreciando su hermoso perfil—. Me tienes hecha un lío. —rio junto a él.
—Mi objetivo no es destrozarte la vida, si no arreglártela —Jungwon se levantó y le tendió la mano—. Pero veo que ahora no estás lista, así que vamos arriba, es tarde.

Hayoung asintió y se levantó con su ayuda. Fueron hasta la habitación de hotel, y cada uno durmió en su cama.

En efecto, Jungwon le estaba destrozando un poco la vida, a la vez que le sanaba muchísimo, ambas cosas sin darse cuenta. Si no hubiera sido por su llegada, probablemente ella ya habría caído, sola, sin ayuda, pero ahí estaba él, manteniéndola de pie y levantándola cada vez que caía, tal y como ese día y los que quedaban, porque aquello no era fácil. Sus sentimientos confusos le rompían por dentro, sus preguntas que no podía responder porque le dolían también, todo lo relacionado con el pasado le atormentaba, relacionar a Jungwon con ello, aún más.
Pero como dijo, le ayudaba porque le quería, no importaba la forma en la que la quisiera, a Hayoung eso en ese instante le daba igual.
Le quería, eso era todo, y le estaba ayudando incondicionalmente, lo cual merecía atención.
Tenía que pensar. Tenía que actuar.

Al día siguiente, Hayoung y Jungwon volvieron algo tarde a casa. Estuvieron todo el día paseando. Ellos dos ya estaban reconciliados. Pero aún había bastante tensión en esa casa.

...

Pasaron varios días, el mes ya estaba a punto de terminar y lo pasaron divididos en dos estúpidos bandos. Todo era cosa de Sunghoon y Hayoung, quienes se negaban a hablar entre ellos y a solucionar sus diferencias, podría decirse que como dos niños pequeños, pero en su infancia nunca existieron disputas entre ambos, solo una gran unión fraternal.

En cuanto a Jungwon y ella, solo se encontraban en la madrugada cuando se despertaban. De hecho, solo de haber estado recordando su pasado, las pesadillas se intensificaron y las tenía a diario. Era algo horrible para ella, ya no le quedaba nada más que revivir y todo se repetía una y otra vez.

Era demasiado difícil de contar, no solo por el hecho de que la pudieran juzgar, sino porque era complicado hablar sobre algo tan duro para ella. Le hubiera encantado hablar con Sunghoon y Jungwon sobre ello, pero tanto su orgullo como su miedo se lo impedían.

...

𝐏𝐔𝐙𝐙𝐋𝐄 | Yang Jungwon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora