Olvido

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Apenas puedo abrir los ojos, Joseph esta frente a mí, trato de tragar saliva, pero incluso eso me cuesta.

— Tranquila, pronto vamos a salir de aquí. – susurra.

— Romina está enferma. – susurro, él levanta la cabeza y dice:

— No está, supongo que fue a algún sitio.

— Nunca nos van a encontrar. – digo.

— Si lo harán, confió en que Derek lo hará. – comenta, niego y cierro nuevamente los ojos.

— Le pedí tiempo el mismo día en que Romina me ataco.

— Antes de venir yo le mande un mensaje a Derek. – comenta.

— Y han pasado dos semanas...

— Lo sé, pero no podemos perder la fe, debemos saber cómo actuar, además está actuando sola, debemos poder contra ella. – dice.

— Romina necesita ayuda.

— Amber, Romina está loca, ella merece todo lo malo que le pueda pasar.

— Romina necesita ayuda. – repito, siento un fuerte dolor en el estómago.

— Tenemos que defendernos Amber, es ella o nosotros. – comenta. – Debes comer algo de lo que te da, no estás bien.

— Daina es inocente. – comento.

— ¿Qué? – pregunta confundido.

— Romina manipulo su mente. – susurro.

— ¿Por qué me dices eso?

— Porque si muero, quiero que Daina sepa que quería pedirle perdón. – respondo.

— No vas a morir, tranquila, vamos a encontrar la forma de salir.

Todo es borroso e incluso oscuro, en ocasiones muy luminoso, solo espero tener la fuerza para salir de esto, siento un fuerte dolor en el vientre y trato de encogerme, Joseph me mira preocupado y trato de controlar el dolor, pero cada vez se hace más fuerte.

Joseph toma todas las fuerzas que tiene y comienza a golpear la cama, para romper el barrote de madera, pero el grosor es muy grande, empuja con todas sus fuerzas y finalmente consigue zafarlo y dejarlo caer al piso, por fin puedo doblar mis brazos, siento un tipo de calor en la entrepierna y veo una mancha de sangre, escuchamos el sonido de las llantas en la tierra del bosque, Joseph me ayuda a levantarme, la puerta se abre y Romina nos mira un poco desconcertada.

— ¿Qué están haciendo? – pregunta, deja las bolsas en la mesa y nos apunta con el arma.

— Romina, Amber necesita atención médica.

— Por favor. – susurro.

— No, no van a salir de aquí.

— Romina, Amber podría perder la vida.

— ¿Y eso te dolería? – pregunta, apenas puedo mantener los ojos abiertos.

— Por favor Romina. – pide Joseph.

— ¿Qué tienes? – pregunta, me tiro al piso fingiendo un desmayo.

— Desátame, necesitamos llevarla al hospital.

Romina accede y nos desata las manos y los pies, Joseph me toma en sus brazos, me sube a los asientos traseros mientras continuo sangrando, me encojo para sentir menos dolor.

ENTRE AMIGOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora