T W E N Y

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Era cierto que la culpa lo estaba consumiendo lentamente y el grito de dolor de Auron que se reproducía como eco, no ayudaba.

Subió con rapidez las escaleras que llevaban a su casa. Y cuando por fin estaba en la cima le hecho un ultimo vistazo al cuerpo inconsciente de Auron, ahora cubierto por un espesor naranjo. Agradeció que a lo lejos el alcalde se acercara al hogar del azabache, el se encargaría de lo que necesitará.

Entró a su hogar; en una esquina se encontraba el auténtico Luzu, aun luchando contra sus cadenas en una prisión mental, cortesía de los dioses oscuros.

—¿Que crees? —la diversión de Evil Luzu se notaba en su tono de voz. Se acerco a su contra parte mientras en sus labios se ensanchaba una sonrisa afilada.

—¿Que le hiciste a Auron? —. Luzu sabia que todo lo que estaba haciendo era su culpa, fue egoísta y ahora muchos sufrirían por sus malas decisiones. Luchó contra sus cadenas, pero lo único que hizo fue lastimar aún mas sus muñecas

—Solo lo que se merece... ¿O no era eso lo que querías?... Venganza —sostuvo con delicadeza la barbilla de Luzu mientras relamia sus propios  labios. Le encantaba verlo con su ceño fruncido y su mirada furiosa. Al final es un Evil y su único objetivo se resumía a causar el caos y la  destrucción. Los dedos de Evil recorrieron las mejillas de su contra parte y apretaron con fuerzan. —Pronto caerán... Todos caerán y tu no podrás hacer nada mas que rogar piedad y no te la daré —lanzo al castaño a suelo, mientras que su víctima no podía hacer nada mas que transmitir todos sus sentimientos por medio de su furiosas mirada, sabia que no podía hablar, siempre que lo hacia las consecuencias eran peores.

[...]

El pelirrojo caminaba con gracia hacia el hogar de su mano derecha. Una sonrisa llena de alegría adornaba su rostro y un característico brillo en los ojos le acompañaba. Entre sus dedos estaba su sombrero de alcalde, mientras bailaba entre estos como un juego. Parecía que tuvo un muy buen día.

Subió las escaleras de la colina de su amigo, cruzo las alfombras y cuando se acerco al lago artificial un olor de azufre inundó sus fosas nasales, busco con la mirada su el origen. Sus ojos se abrieron de par en par, dejo caer su sombrero, con rapidez se acerco a su compañero.

Grande fue su sorpresa al encontrar otra versión de mano derecha, inconsistente pero con una expresión de dolor. Estaba cubierto por un tipo de lava y sus ojos parecían ser gasolina. Lo primero que llegó a su mente es que lo tenía que dejar en un lugar seguro; toco cuidadosamente la piel naranja en espera de que no fuera peligrosa al contacto, un suspiro de alivio salio de sus labios al comprobar que efectivamente lo podía tocar.

Se quito su saco y lo puso en el desnudo cuerpo de su compañero. Con una mano rodeo sus hombros y con la otra sus piernas. Cruzo el puente mientras lo cargaba. Llego a la puerta y cayó en cuenta de que tenían escáner de retina. Dejo a su compañero con cuidado en el suelo, recargado contra la madera.

—¡Brett! —gritó, en un intentó de que el compañero de piso de Auron se asomara por la ventana —¡Brett, es urgente... Se trata de Auron! —. Lanzo una piedrecilla a donde recordaba estaba la habitación de Brett pero nada.

Después de unos segundos se escucharon pasos apresurados y algunos golpes, probablemente el chico corriendo a tropezones. La puerta se abrió y por esta se asomó un chico castaño de ojos de un color marrón tan oscuro que parecía negro. Vestía un pulcro traje aunque estaba descalzo. Su semblante preocupado se notaba, seguro quería mucho a Auron.

—¿Que le paso al señor Auron? —fue lo que dijo al ver a su tutor en aquellas condiciones. Se hizo a un lado para que el pelirrojo entrara.

Lo guió hasta su habitación, una vez en esta lo recostaron en su cama.

—No se que le paso... Lo encontré fuera de sus terrenos... Así.

Ninguno sabia que decir, ni que hacer. Se mantuvieron en silencio uno al lado del otro, mirando con pena e impotencia el cuerpo inconsciente frente a ellos.

De a poco el de piel de lava comenzaba a quejarse de dolor y sus ojos, si así lo podemos llamar, dejaba ver una especie de pupila blanca. Se reincorporó en la cama con cuidado y con ayuda de sus amigos. Recordó lo que había pasado. Miro con terror su mano.

—Fue Luzu... El lo hizo.

La maldición estaba hecha. El caos recién comenzaba.

『ᴘʟᴀʏ ꜰᴀʟꜱᴇ』ᴋᴀʀᴍᴀʟᴀɴᴅ/ʟᴜᴢᴜᴘʟᴀʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora