33- Héroe

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Había un árbol que crecía en el solitario patio, y no era fácil descifrar qué tipo de especie era. Ya tenía algunos años. Su sombra verde cayó al suelo y se extendió hasta la esquina de la pared donde había un gran trozo de feo musgo; ese musgo lucía sombrío, pues había crecido por el autocuidado rural.

El patio estaba cubierto con coloridas y floreadas telas de seda, todas hechas de material viejo, de aproximadamente medio pie de ancho*. Estaban en todas partes: en el árbol, en la casa; todas viejas y deslucidas, como el 'Árbol de los colgantes coloridos de seda' del Emperador Sui Yang.

*[15 cm]

Un niño que se veía algo pequeño puso pesadamente una bandeja de comida en la entrada, luego golpeó la puerta vigorosamente y gritó muy descortés: "¡Vengo a entregar la comida! ¿Quieren la comida?".

La tapa de la caja de comida se abrió y la mitad de los bollos dentro, rodaron. Eran como el 'trabajo final de la última dinastía'. Los bollos parecían haberse convertido en fósiles mientras rodaban obstinadamente por el suelo. Incluso las guarniciones lucían sin vida. No había nada cálido en el platillo.

Se notaba la impaciencia en la cara del chico de la entrega de comida. Dio unas palmadas vigorosas en la puerta del patio, diciendo: "Les dije que no tomaran las comidas a solas, y le dije al amo y al criado de atrás que las hicieran regresar. Si no lo aceptan, se verán muy mal, ¿realmente puede eso considerarse de una dama seria?".

En ese momento, una criada muy robusta salió de la casa sosteniendo una escoba en la mano; estaba a punto de pelear. El pequeño sirviente la vio, pero no quería saborear la derrota ante esas manos. Salió corriendo.

La criada estaba de pie con un brazo en la cadera y otro en el cuello, permaneciendo como una pagoda frente a la puerta. Maldijo a las ocho generaciones de antepasados ​​del chico en una sola ida. El maldito niño fue reprendido tanto que desapareció. La criada miró la vieja bandeja de comida en el suelo. "Bah", luego la levantó sin más y entró.

La sirvienta se sobresaltó tan pronto como se dio la vuelta al ver a una mujer que era la viva descripción de la delgadez, parada detrás de ella. Tenía un par de ojos negros como frijoles.

La criada se dio unas palmaditas en el pecho antes de que el color le regresara y susurró: "Me asustó, mi señora es silenciosa como un gato. Vayamos a la casa y comamos".

La mujer no respondió; aunque parecía aturdida, era muy inteligente. Siguió a la criada directamente a la casa, atravesando las largas y bajas sedas del patio. Estiró sus delgadas manos y acarició suavemente la tela. Sus ojos lucieron más vivos por un momento; la cara, normalmente estupefacta, se veía un poco más expresiva y sus pies parecían caminar en un baile ligero, saltando cada dos pasos. Se dio la vuelta tarareando una pequeña melodía cualquiera y luego siguió aturdida. Después de una pausa, hizo un gesto a medias y lanzó un guiño en una dirección.

Esa mujer estaba loca.

La criada le dijo a la gallina chiflada: "¡Oh, vamos, tenga cuidado! No mire, el pequeño almacén ha sido saqueado por esos perros que mataron a miles y ya no hay nada más que una camada de ratones."

La loca no entendió, todavía miraba fijamente al lugar donde estaban los escombros y la sirvienta la arrastró a la casa.

Cuando el patio volvió a estar en silencio, hubo un ruido real en el pequeño almacén.

Zhou Fei apareció en la ventana con una bolsa de papel en la mano y se la entregó a Wu Chuchu, que estaba parada en la puerta. Cuando la vio mirando nerviosamente hacia la puerta, preguntó: "¿Qué tienes?".

Wu Chuchu bajó la voz involuntariamente y dijo: "Estaba muerta de miedo, pensé que acabábamos de ser descubiertas por el dueño".

Cuando Zhou Fei la escuchó, miró de inmediato hacia afuera con la palma presionada contra la espada en su cintura y dijo vigilante: "¿Quién es el dueño de este patio?".

Legend of Fei / Bandits- Autor: PRIESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora