63- Guerra fría

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Xie Yun arrastró a Zhou Fei lejos de ahí. El polvo de la grava era tan denso que no podían abrir los ojos. El grupo, todos con las caras grises, llegaron a la salida del camino secreto. Tan pronto como asomaron sus cabezas, estas fueron cubiertas por una fuerte lluvia y se convirtieron en una sopa de barro, como platillos empapados en una rica salsa.

Yin Pei estaba tan desesperado por que nadie se enfocara en él, que salió corriendo, tambaleante.

No podía pararse derecho, además, sus pulmones podrían estar gravemente heridos, o sus huesos rotos; se sostenía de las rocas en los costados con sus manos ensangrentadas, pero estaba sonriendo. Sus ojos miraban la entrada del denso túnel que se había derrumbado hacía un momento. Nadie sabía lo que estaba pensando.

Después de matar a Zheng Luosheng, Ji Yunchen también pereció. Se podía decir que se tomó la vida de uno, pero a costa de la del otro. Ya se había vengado, ¿estaría feliz?

¿Qué pasaba con la gentileza de haberlo criado durante más de diez años?

Zhou Fei recordó las palabras que Yin Pei dijo mientras peleaba contra ellos en la posada Tres Primaveras. Algunas de ellas tuvieron un significado particular y fueron provocadoras. Otras más insinuaron que no quería que Ji Yunchen muriera.

Si podían salir tantas mentiras de su boca de porquería, ¿qué tanto de lo que dijo podría haber sido sincero o real?

Zhou Fei ya había visto que 'el mismo arroz cría a cientos de personas diferentes'*,y sabía que el dicho 'salvar a alguien, también te salvará' era una gran falacia. Esos pensamientos destellaron en su corazón y permanecieron ahí en lo profundo, sin dejar dudas.

*[El proverbio chino 'el mismo tipo de arroz hace surgir cien tipos de personas diferentes', significa que no se puede esperar que todos los seres humanos sean iguales, incluso cuando provienen de la misma cultura o región.]

De todas formas, todos estaban muertos y los grandes rencores no tenían más remedio que regresar al polvo y a la tierra. No valía la pena mencionar esa pequeña reflexión.

Xie Yun pensó en los restos del Señor Dragón Azul en la montaña. Se acercó a Yin Pei y le preguntó: "Hijo Yin, ¿a dónde vas?"

Yin Pei se hizo el sordo. Apartó la mirada del cruce secreto, luciendo un poco indiferente; levantó las manos para arreglar su pelo y abrigo, que estaban desacomodados, y luego puso sus pies en marcha, pasando de largo a Xie Yun, orgullosamente.

Xie Yun volvió a preguntar de repente: "¿También estás buscando el 'Hai Tian Yi Shi'?"

Yin Pei finalmente lo miró con los ojos entrecerrados, presionando los labios. Su rostro reflejó una expresión burlona, como si no supiera qué puerta estaba abriendo, y luego caminó lentamente hacia la cortina de lluvia sin decir una palabra.

Xie Yun frunció el ceño, mirando pensativamente su espalda por un momento, pero no lo siguió.

Realmente ninguno de los tres había podido conocer bien a la pandilla de perros del Señor del Dragón Azul, ahí en el monte Heng. Parecía que, en esos años, las personas malvadas se habían vuelto poco inteligentes. Sin embargo, temían que los verdaderos maleantes no podían esperar a salir y andar por el reino.

Después de pasar el monte Heng, rumbo al sur, estaban los límites de la Dinastía del Sur. 

Ese lugar aún estaba en la frontera. Después de años de lucha, el territorio bajo la jurisdicción de los ortodoxos de Jokhang* no demostró ser más pacífico que el Norte. Básicamente 'el pueblo estaba deprimido, la ciudad se enfrentaba a los caminos del atardecer'.

Legend of Fei / Bandits- Autor: PRIESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora