45- Haciendo tiempo

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La pequeña posada había existido desde hacía muchos años. Cuando subían por los escalones de madera, estos chirriaban. El mesón se ubicaba de frente hacia la calle, entre centenares de árboles. Las sombras de dichas arboledas caían todos los días sobre el establecimiento, y cada mañana, las nubes lo llenaban de rocío. Ahí entre las montañas se vivía rodeado del agua de los ríos; las calles estaban escasamente pobladas, la zona era helada y se podía vislumbrar de un simple vistazo.

El robusto tendero sacó un trapo, levantó la mano y le dio unas palmaditas en la espalda al niño que bostezaba, regañándolo: "Eres de huesos flojos, ¿aún no hay energía en tus ojos? ¡Te los sigues tallando!"

Tenía un gesto de molestia en la boca. Miró cuidadosamente hacia la ventana que daba a la calle en el segundo piso.

Había una chica de 16 o 17 años, muy bien vestida y con un atado de seda roja en el pelo. La chica tenía buenas cejas; no se pintaba, pero no significaba que no fuera bella. Agregarle un toque final sería suficiente.

Ella había vivido en la posada durante tres días. Todas las mañanas llegaba con energía y se acomodaba en la ventana para sentarse, como si esperaran a alguien. En ese año y en ese mes, la mayoría de las personas que salían eran de cara gris y rara vez se podía ver chicas así, de espíritu fluyente, por lo que el tendero no podía evitar echarle un par de ojeadas.

Reprendió al niño para que bajara la voz, pero los oídos de la chica eran tan agudos que aun así los escuchó y giró la cabeza para mirar a su alrededor. El atareado tendero dio un paso adelante y sonrió: "La señorita Zhou llega demasiado temprano hoy. ¿Quiere comer antes? No creo que haya tomado mucho de la guarnición ayer. Era salada y ligera, ¿o no le gusta comer cosas así?"

A los pies de Hengshan se extendían docenas de tierras en varios kilómetros a la redonda y sólo había una posada para que las personas descansaran. Aunque ahora el mundo estaba reprimido, de alguna manera el lugar se mantenía un poco animado.

Se decía que ese lugar también fue un sitio alegre en sus primeros años, con tiendas grandes y pequeñas; más tarde decayó, dejando sólo esa posada llamada 'Tres Primaveras'.

Las personas que pasaba del Norte hacia el Sur tenían que detenerse ahí. Naturalmente, había todo tipo de gente. Eran feroces, irrazonables, particularmente difíciles de atender y extravagantes... El dueño les respondía cortésmente a todos, empeñándose y diciendo a los invitados que se fueran con bien, confiando en sus habilidades para interactuar con la gente.

Zhou Fei estaba sentada junto a la ventana. El área de Hengshan estaba en el cruce del Norte y el Sur. Cuando aquellos peleaban, ahí se daban las disputas entre ambos. Por el momento estaba bastante pacífico y se convirtió en un lugar que a ninguna de las partes les importaba.

Ella y Xie Yun fueron hacia el Sur desde Huarong. Sin atreverse a quedarse en el territorio de la Dinastía del Norte, escaparon de su jurisdicción en un solo suspiro y esperaron en uno de los lugares que no eran de interés.

Pero aunque ya había pasado el plazo de tres días, aún no había ninguna noticia de Duan Jiuniang.

Zhou Fei no tenía apetito, pero cuando vio aquel entusiasmo, se avergonzó y bajó la cara; sonrió un poco y dijo: "No es nada. Simplemente no estoy acostumbrada. Sólo retírese".

El tendero le echó un vistazo y sonrió divertido: "Señorita, apenas está amaneciendo, ¿pero no sería bueno que estuviera usted llena? Es de madrugada, ningún otro invitado se ha levantado, así que permita que haga un poco más. Cuando llegue a mi edad, sabrá lo que es lamentable, se dará cuenta de que habrá cosas que ya no podrá hacer más; se sentirá nostálgica, pero tarde o temprano podrá regresar a casa. Llegará el momento en que volverá a ver a su gente, no lo dude. Mientras haya un día más, es posible que lo que venga, deje de tomarla desprevenida. Hay que tener esperanza todos los días, ¿no es eso bueno?"

Legend of Fei / Bandits- Autor: PRIESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora