17- Afilar

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Mientras habían avanzado el trayecto con la Sra. Wang no sintieron miedo ni peligro. Ocasionalmente se rezagaban un poco. Deng Zhen ordenaba casualmente a uno o dos discípulos que cocinaran. Inesperadamente, conforme se acercaban a Yueyang, el valor de los ladrones aumentaba.

Esas personas parecía un grupo de aburridas moscas, pero podían darse cuenta de algo: los aldeanos a los que atacaron se estaban quedando incluso sin aceite y agua, pero el carruaje y los caballos de la Sra. Wang seguían luciendo muy llamativos.

La mujer de Li Zheng recogió una escoba pelona frente a ella. Había trabajado duro durante todo el año, probablemente haciéndose cargo de todo el trabajo interno y externo de recoger agua y leña y criar animales, y con el tiempo, se volvió dura. Ante los ladrones enmascarados no podía ocultar sus pensamientos y se rehusó a mostrar debilidad o rogar clemencia. "Bah" le dijo uno, enojado: "Incluso si trasquilas lana y cortas vegetales silvestres, no eres gran cosa. ¿Cuál es tu último deseo?

Zhou Fei extendió su mano en el aire para detenerla, parpadeó un par de veces sintiéndose extraña.

El ladrón enmascarado rio entre dientes y de pronto le apretó la garganta: "Esta insolente es bastante obstinada. Señora, no te burles de mí por no conocer los bienes. Los que están en el patio trasero, deténganse. Esos caballos son más grandes y fuertes que ustedes y también son más valiosos. Esta noche parece la suerte nos sonríe y podremos hacer una fortuna. Este asunto le sentará bien a tu aldea. En el futuro, podrás traer a esos bizcos e inútiles en varios grupos. ¡Nuestros hermanos comerán la carne y mientras te obligarán a sólo beber sopa! "

La dama de Li Zheng lo escuchó en silencio e incluso pensó que alguno de los aldeanos había actuado en complicidad con ellos. Se dio la vuelta, furiosa. Con un ademán, maldijo al cielo débilmente... Cualquiera podría ser capaz de adivinar lo que ella estaba pensando.

El ladrón enmascarado no podía permitirle ser tan arrogante y se adelantó empuñando una de sus cuchillas. Justo entonces, un gran perro amarillo salió apresuradamente desde un sitio cerca a la pared y se arrojó directamente a su garganta; nadie había notado que estaba al acecho. Allí, un golpe a la vez, el perro atacó.

El hombre enmascarado reaccionó muy rápido, deslizándose entre las linternas, y se alejó una distancia de dos pies. El gran perro amarillo se lanzó al aire y fue arrastrado por el hombre.

Era una aldea pobre y el perro sólo recibía para beber caldo de vegetales silvestres tres veces al día. Lo que una vez fue un perro grande con una forma impresionante, quedó reducido hasta lo que precía una simple costilla. Salió volando con un chillido y las manos de otra persona enmascarada brillaron fríamente, sacando una espada. En cuanto la espada lo alcanzara, la cabeza del perro sería cortada en el acto.

Zhou Fei tomó un agrietado tazón de la casa y lo lanzó. El tazón golpeó horizontalmente la larga espada del hombre enmascarado, la cual se estremeció violentamente y se le escapó de las manos. El tazón cayó meciéndose en el suelo varias veces, sin romperse.

Inmediatamente ella tomó una larga espada que había escondido entre las cosas que estaban a un costado de su almohada y salió de la casa: "Un robo por la noche y estando enmascarados; si realmente van a desafiarlos, ¿por qué no hacerlo de frente?".

Zhou Fei seguía envuelta en la ropa vieja con que la mujer de Li Zheng la había cubierto; tenía un ligero olor rancio y no se le podía ver la cara oculta en las sombras, pero una falda se asomaba por debajo.

El enmascarado que llevaba la espada entrecerró los ojos. No tuvo que mirar de cerca para saber que la niña debía ser joven. Rozó el arma en las manos Zhou Fei. Ella no prestó atención, sólo escuchó el susurró: "¿Oh? ¿Tú lo harás?"

Legend of Fei / Bandits- Autor: PRIESTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora