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Esto es solo el inicio, Anea.
El mar está tranquilo, pero no significa que así lo estará siempre. Cuando menos lo esperes una nueva tormenta se desatará, y muchos no se salvarán, dime, ¿qué harás tú para no ahogarte?
Buena pregunta, Neptuno. Yo también tengo una pregunta para ti; ¿por qué no me hablas claro? Sabes que la mayoría del tiempo no entiendo lo que me dices, necesito detalles.
Y como era de esperarse, no obtuve respuesta.
No terminaba de acostumbrarme a que Neptuno "me hablara", tampoco lo hacía muy seguido, esta era la primera vez que lo hacía en meses, y ante semejante advertencia supongo que algo malo estaba por suceder, ¿y cuando no es así? Siempre, sin importar dónde esté o a dónde vaya, siempre termina por suceder algo malo, ya estaba acostumbrada.
Bostezo levantándome, quizá Neptuno no me había hablado y tan sólo lo había soñado o imaginado en mi estado adormilado.
Me pongo mis botas y salgo a cubierta, el cielo sigue oscuro, pero no hay ninguna estrella visible, las nubes que las cubrían sin duda te avisaban que se desataría una tormenta.
Miro hacia el nido esperando ver a Jin, sin embargo él no es a quién veo. Bajando por el mástil está la última persona que esperaba ver; Canario.
¿Estaba viendo bien? ¿Cómo es esto posible? ¿Me había vuelto loca?
Canario sonríe y yo retrocedo cuando él queda parado frente a mi, él arruga su entrecejo y consecutivamente habla:
—Parece que acabas de ver a un fantasma. —Comenta sonando tan él, y algo en mi duele al escuchar su voz.
¿Estaba soñando? ¿Lo estaba imaginando? ¿Por qué todo esto se sentía tan real?
—¡Pues lo eres! ¡Yo te vi morir frente a mi! —Exclamé incrédula, ¿qué mierda estaba pasando y por qué tenía tantas ganas de llorar?
Tom sonrió. —Todos estamos muertos, ¿no lo crees tú?
Negué. —Los muertos no hablan. —Pronuncié aquellas palabras que últimamente mis labios parecían querer pronunciar con frecuencia. Mi cabeza comenzaba a doler, ¿esto era producto de mi mente perdiendo la cordura?
—Los muertos hablamos entre muertos. —Sentenció y dio un paso acercándose más. —Y ya te dije que ambos lo estamos, en diferentes planos, pero lo estamos.
Seguía sin comprender. —¿Eres tú un sueño? ¿Por qué puedo verte? —Cuestioné y él rodó los ojos.
—Ya te lo dije, entre muertos nos entendemos, por así decirlo.
—¡¿Ya me morí?! —Dije alarmada y él se rió.
—Deja de decir estupideces, Anea. Creí que luego de que Ice y yo nos fuéramos te harías más madura, pero sigues tan... tan... tú. —Y aunque probablemente fue un insulto, únicamente reparé en la mención de Harry.
