I. Aventura.El mar impetuoso era lo que ella se detuvo a ver bajo la única luz proveniente de la luna.
El sonido de las furiosas olas chocando contra las rocas no la dejaba escuchar otra cosa.
El viento azotaba violento la piel desnuda de sus brazos, así mismo alborotando las hebras de su cabello largo y negro.
Estaba cerca del puerto y bastante lejos de su hogar... ¿su hogar? No, ella ya no tenía uno. No solo porque este había ardido hasta volverse cenizas al suelo, sino también porque su padre la había corrido, culpándola a ella de todas sus desgracias, creyendo que así se librarían de aquella maldición que su hija menor les había traído al nacer, o al menos eso era lo que ellos creían.
—¡Estás maldita, Anea! —Fue lo último que escuchó gritar a su padre luego de que ella se echara a correr ante las amenazas de que de no irse, la mataría.
Anea siguió su camino hacia el único lugar al que una señorita sin hogar podría irse a refugiar, el puerto Cañón Hundido, el puerto que peor fama tenía, famoso por las atrocidades que se llevaban acabo ahí, así como ser el más peligroso de Portugal, no cualquiera se atrevería a llegar a ese lugar. No era que Anea fuese extremadamente valiente, era que no había escuchado las verdades de ese puerto, sabía que era de mala reputación, pero nada podría ser peor que querer ser asesinada por su propio padre, ¿o si?
Recorrió las millas que la alejaban de su destino, al paso de los minutos, quizá horas, divisó las luces del lugar que parecía nunca apagarse, sus pies dolían y su labio inferior temblaba a causa del frío y que solo llevaba una delgada prenda blanca cubriéndola.
A medida que se adentró a las calles principales del puerto, observó carretas siguiendo una a la otra, el ruido de las olas había sido sustituido por música y cantos de hombres ebrios, vio mujeres con bonitos y relucientes atuendos reír en las esquinas de las calles, ahora que lo pensaba, el puerto no parecía tan malo.
No sabía exactamente la hora, pero estimaba que eran pasadas de la media noche, tenía que buscar un lugar donde quedarse, pero no tenía moneda alguna con ella, por ende, necesitaba pedir un trabajo, uno donde le dieran refugio, y de eso ella si sabía, porque alguna vez había escuchado a su padre contarle a su madre que las mujeres que no encontraban marido, terminaban en el puerto, viviendo y trabajando en un bar sucio.
Un bar sucio era mejor que la calle fría.
La suerte pareció sonreírle esa noche-madrugada, ya que al entrar al primer bar con el que se topó, una mujer se le acercó de inmediato, mirándola de pies a cabeza, como evaluándola y, en medio de todo el bullido generado por las voces, gritos, cantos, risas y música, la mujer de aspecto cálido le habló;
—¡Pero que linda eres, niña! ¿De casualidad estás buscando trabajo? —El rostro de Anea se iluminó y sonriendo asintió.
—Si, señora. —Respondió lo suficiente fuerte como para que la mujer la escuchara.
—¡Nada de señora! Mi nombre es Eunice, ¿te parece si vamos detrás de la barra para hablar con más tranquilidad?
Anea sin cuestionarla la siguió, atravesando el lugar hasta llegar detrás de la barra tal y como Eunice lo había indicado. No se le hizo un gran cambio respecto a lo intranquilo de su alrededor.
—¿Cual es tu nombre? —Preguntó la mujer mayor llevando una mano a su cadera.
—Anea. —Dijo la menor.
—Sin rodeos Anea, la mayoría de las veces, cada vez que una mujer se presenta en mi bar es para pedir trabajo, y veo que tú no eres una excepción, eres bonita, atraerás clientes, la paga es justa, así como las propinas buenas, tendrás tu propio cuarto donde descansar, pero si tendrás que pagar por tu comida, de los hombres no te debes preocupar ya que aquí no permitimos el acoso a nuestras trabajadoras, claro que si tú permites y te prestas a otra cosa, yo no pondré objeción, ya que después de todo, este es un negocio abierto a todo, ¿que dices, aceptas?
Anea no comprendió del todo lo último, pero sin dudarlo aceptó, tendría lugar donde descansar y sueldo para sustentarse, sonaba bastante bien. —Acepto. —Dijo la muchacha.
—Ahora, sólo tienes que contestar dos preguntas, la primera la debes responder de inmediato, y la segunda, si lo quieres, con el tiempo me lo dirás; ¿cuantos años tienes? ¿Y que te trajo a este lugar?
Anea tragó duro. —Tengo 18. —Respondió y luego guardó silencio.
No iba a contarle que su padre la había corrido luego de que su casa se incendiara, y sobre todo, no pensaba contarle como su familia creía que ella estaba maldita.
—Bueno Anea, oficialmente ya trabajas en mi bar. Bienvenida a "La brújula rota".
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"La brújula rota" era un bar muy famoso en el puerto, y es que este era el lugar favorito de dos de los piratas que trabajaban a la par de él capitán más temido de los mares; el hijo de Neptuno. Si bien el capitán nunca había pisado aquel lugar, con los otros dos era suficiente para atraerle fama al bar de Eunice.
Como era de suponerse, eran pocas las ocasiones en la que los piratas visitaban aquel lugar, pues pasaban largos meses navegando, y cuando no lo estaban, no siempre venían a Portugal, iban y descansaban en algún otro puerto que tuvieran cerca.
Era cuestión del destino, y del capitán, que "Canto de Sirena" desembarcara en aquel oscuro puerto de Portugal.
Pero cabía destacar que ellos no eran los únicos piratas que concurrían a ese bar.
Luego de tres meses trabajando, Anea escuchaba hablar a las personas, sabía rumores, leyendas, y cada vez se familiarizaba más con el asunto de los piratas. Sin duda con cada día que pasaba, la chica abría más los ojos, dándose cuenta de cómo las cosas realmente funcionaban en ese lugar. Y se dio cuenta que si quería sobrevivir en esa vida que ahora llevaba, tendría que hacer cosas que nunca antes había pensado.
Y Anea conoció a un pirata "famoso", y sin darse cuenta, ese fue el día en el que su destino se hizo presente.
La aventura de su vida, había iniciado.
Hola, hola. ¡PRIMER CAPÍTULO DE OATH! No saben la emoción que tengo, ya que esta historia es una de mis favoritas y confieso que tengo altas expectativas de esta misma. Perdón por el capítulo aburrido, pero quiero dar una buena introducción detallada para que sea fácil de entender a medida que avanza. Los amo, y gracias por votar y comentar, significa mucho para mi. ⚡️