Capítulo 24

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Capítulo XXIV
«Dolor agrio»

Abrí lentamente los ojos, estaba dentro de la celda; esta vez John miraba por la gran ventana, seguían sin volver a poner aquel espejo, al menos ahora sabemos si nos observan. Intenté llevar una mano a mi cara, pero el tacto frío y el sonido de cadenas me sorprendió, tenía ambas muñecas esposadas la una a la otra, lo ignoré para frotarme ambos ojos molestos por el cansancio. Bajé de la cama y me senté en el rincón de la ventana contrario al Machoke, ambos nos miramos con tristeza, parecía que lo de antes no había sido una simple mala pesadilla.

—Elijah, debemos seguir con todo esto, por él. —comentó mientras se acercaba y se agachaba a mí altura.

Lo sé, esto no les servirá como forma de detenernos, al contrario, fue una firma de guerra; la última acción que liberará una avalancha que aún no es oída por los humanos. Era algo de lo que no formaría parte, no hasta hacer algo antes.

—Ustedes háganlo, yo tengo otros planes en mente.

—Eli, a Tommasi le hubiese gustado que estuvieses en la cabeza de esto, fuiste quien más lo conoció. —rogó mientras se sentaba a un lado mío.

Estábamos los dos levemente apretados entre el armazón de la litera y el cristal, no era incómodo; al contrario, me gustaba estar así de cerca de él, incluso cuando su calor parecía ser ignorado por mi cuerpo, se que John está a mi lado, pero pareciera que soy incapaz de darme cuenta de ello si no me fijo directamente.

—John, creo que me conoces bien tú también, y por tanto debes saber lo que tengo planeado.

—¿Matar a los culpables? —respondió, casi parecía pedir que aquella no fuese la respuesta.

—Si, no te quiero mentir, lo estuve pensando antes —lo único bueno de los sueños—, pero no puedo, estoy cansado de fingir; sin embargo no puedo dejar lo que pasó así como así.

—Eli, no sabemos cómo serán las cosas cuando salgamos, las demás muertes fueron por extorsión de administración, pero ¿Y ellos? ¿Esos tres Pokémon? Ni siquiera sabemos si siguen aquí. —su voz sonaba por primera vez débil, se notaba un esfuerzo por mantenerla lo más estable posible.

John quería llorar, nunca lo he visto hacerlo, pero conozco muy bien la lucha por no dejar las lágrimas salir.

—Esos humanos nunca dejarían escapar a algún Pokémon, incluso si les ayudan, deben de estar en alguna parte de este lugar —respondí mientras miraba por la ventana—. Además, no me importa lo que me suceda.

—Pero a mi si, todos somos testigos de lo que hicieron, van a pagar. —intentó convencerme mientras ponía una mano en mi muslo.

Una de mis manos instintivamente se apoyó sobre la de él, acariciaba su dorso con el pulgar y John entrelazó nuestros dedos, parecía agarrarse de mí, sostenerme con una necesidad de comprobar que estuviese ahí y que no me iba a ir.

—John, no se si lo entiendas, pero lo que siento no es unas ganas de justicia por Tommasi únicamente. Quiero quedar en paz conmigo mismo también, ellos me quitaron demasiado, más de lo que siempre tuve, no podría quedarme de brazos cruzados sabiendo que puedo hacerles lo mismo.

—Eli, únicamente te vas a hundir más.

—Hace mucho tiempo que estoy en el fondo, lo más oscuro que he estado en mi vida, un poco menos de luz no me va a acabar. —respondí mirándole a los ojos

Él parecía sorprendido, su mirada confundida temblaba mientras intentaba buscar algo en mi propia expresión, como si por primera vez se hubiese fijado bien en cada detalle de mi cara.

El Panóptico: Escombros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora