Capítulo 25

24 1 0
                                    

Capítulo XXV
«Ayuda dañina»

«He escuchado sobre movimientos en contra de la opresión, generalmente se han visto en humanos a lo largo de la historia; claro, no podemos pedirles menos si han esclavizado a los suyos únicamente por trivialidades. Ustedes podrán conseguirlo, deben continuar.»

«Tommasi es un mártir del movimiento, toda lucha necesita uno.»

«Estarás bien, Elijah.»

Desperté con un fuerte dolor en la cabeza y náuseas. Llevé una mano al lugar donde sentía la molesta; había un apósito protegiendo aquella probable herida que me había causado, verdaderamente me notaba descansado, a pesar de sentirme como la mierda. Miré alrededor, únicamente veía cortinas blancas; debía de estar en enfermería, pero era extraño, notaba destellos ¿A esto le llaman ver estrellas? Suspiré cansado mientras me acurrucada en aquella camilla, las esposas seguían asegurando mis manos juntas, decidí cerrar los ojos, pero aquellos círculos seguían apareciendo. Afuera había un murmullo, dos Pokémon conversando por lo bajo.

—Bea ¿Cómo se encuentra él? —una voz burbujeante le debía de estar preguntando a la ayudante de la enfermera Joy.

—Sigue dormido, no tiene el cráneo fracturado, simplemente una herida y una contusión. Debería de estar despierto ya, pero debo revisar, no sabemos que tan grave es todavía. —respondió la Gardevoir.

Ella entró en el cubículo mientras corría aquella cortina, la miré con una débil sonrisa, llevaba en su mano una hoja y un lápiz. Se acercó a mí y me puso la mano en la espalda mientras me ayudaba a sentarme con cuidado. Bea sonreía también, una expresión llena de empatía.

—Muy bien Elijah, mírame —pidió mientras revisaba con cuidado mis ojos—. Están normales, eso es bueno ¿Sientes alguna parte de tu cuerpo débil?

Apreté ambos puños, parecían tener la misma fuerza, tampoco tenía un recuerdo muy claro de que me había sucedido, estaba en la celda junto a John, trajeron el almuerzo y luego nada; todo se quedaba en negro.

—No, solamente estoy algo mareado ¿Qué me pasó? —le respondí mientras ella revisaba mi frente.

—Te golpeaste la cabeza contra la ventana de la celda —dejó de examinarme para escribir algo en la hoja que tenía a mano—, tu compañero dijo que avisaste que querías dormir antes de hacerlo.

«¡Elijah!» El grito de John resonó en mi mente; y con ello también otra vaga visión apareció, busqué en mi collar de pelaje blanco y toqué un metal frío, una cuchara que parecía tener una sustancia seca encima, recordaba bien que era; la sangre de Tommasi.

—Justamente por aquella actitud autodestructiva es que me contacté con alguien que podría ayudarte. —Bea apuntó hacia el exterior.

Por entre la cortina se acercó un Malamar, un Pokémon de natural mirada malévola, pero que ahora parecía preocupada, incluso tímida. Aquel sujeto saludó con uno de sus brazos y sonreía inseguro.

—Puedo ayudarte a contactar con uno de los psiquiatras. —comentó evitando el contacto visual.

Demasiado bueno para ser verdad, aunque el problema resultaba obvio a mi parecer, debía de ser un humano.

—¿Es un humano?

—Pues… si, lo es. —dijo temeroso.

—Entonces no me interesa.

La Gardevoir apoyo una mano en mi hombro y me dio una mirada de preocupación.

—Elijah, vamos, necesitas ayuda. —rogó Bea mirando luego preocupada al otro Pokémon.

El Panóptico: Escombros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora