Capítulo 16

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Capítulo XVI
«El origen de una chispa»


—¡TOMMASI!

Me desperté gritando, mi respiración agitada iba acompañada por un sudor helado que recorría mi cuerpo y las lágrimas me habían perseguido desde el sueño. Me agarraba las orejas en desesperación, pronto fui incapaz de mantener el llanto en silencio, mis quejidos se hicieron presentes entre la oscuridad y pude oír movimiento en la litera de abajo. John se levantó y pude verlo asomarse a mi derecha, su mano descansó en mi pierna y su mirada compasiva estaba puesta en mi.

—¿Estas bien, Eli? —me preguntó con suavidad el Machoke.

Intenté responderle, pero las palabras no me salían, simplemente los quejidos de angustia era lo que comunicaba, me cubrí la cara con ambas manos y sentía la impotencia de no poder evitar ser tan vulnerable. Simplemente balbuceaba incoherencias que eran interrumpidas por el ahogo en mi propio llanto.

—Ya Elijah, todo está bien, estoy contigo. —dijo mientras ponía su otra mano en mi hombro.

Me tomó entre sus brazos y me bajó de la cama, ni siquiera reaccionaba a ello, el sentimiento de agobio era mayor, pero incluso con ello no lo hubiese detenido. John se sentó en su cama mientras me tenía sobre su regazo, me abrazaba con cuidado mientras yo simplemente me aferraba a su camisa.

—¿Quieres hablar, Elijah? —me dijo suavemente al oído.

Simplemente negué con la cabeza contra su pecho, una de sus manos fue hasta mi cabeza y me acariciaba transmitiendo su calma. Menos mal sabe como reacciono ante el tacto, no todos responden igual a las mismas cosas.

—Esta bien Elijah, todo está bien —me repetía con seguridad—. ¿Necesitas algo?

Volví a negar, sentía una presión en el pecho y garganta, un dolor que me impedía pensar bien. Cada poco intentaba decir algo, pero el llanto volvía y con ello los quejidos; por este motivo odiaba dormir. Pasamos minutos en silencio, tiempo donde él nunca me soltó y simplemente se mantenía a mí lado.

Las luces se encendieron y nuevamente venía el anuncio de la mañana, no le puse atención mientras simplemente me acurrucaba entre los brazos de John, sus manos me acariciaba con cuidado y contrastaba mucho con lo visto en mis pesadillas, esto es real y deseo que se mantenga igual. Apoyé la frente en su pecho y le di un muy suave cabezazo sin motivo real, la cabeza me comenzaba a doler; ya me sentía más calmado al menos.

—Soñé contigo —le comenté mientras veía su abdomen de cerca—. Cosas muy malas y sólo quiero preguntarte algo ¿Serías capaz de hacerme daño?

Hubo un silencio, él suspiró y tomó mi cara con ambas manos, acariciaba con suavidad mis mejillas, limpiando el rastro de las lágrimas. Me miraba con una débil sonrisa, se parecía mucho a la de Tommi.

—No, ya no, y nunca podré hacerlo. —respondió con seguridad, pero su voz seguía siendo igual de suave.

Acercó su rostro hacia mí y besó mi frente, pude notar como todo mi cuerpo se inmovilizaba, mi cara ardía y era incapaz de unir mis pensamientos. Nuevamente las lágrimas caían, notaba como mi cerebro estallaba cada que conseguía atrapar alguna idea, nada, no surgía nada claro y John me observaba con la misma sonrisa.

Deslicé mis brazos hasta abrazarle por el cuello, oculté mi cara en su hombro y no podía procesarlo bien, no estaba acostumbrado a esa clase de cosas. Esas palabras y ese beso fueron algo prácticamente nuevo para mí, no tenía ni idea de cómo reaccionar o responder, y mucho menos sabía si era real ¿Por qué algo tan bueno sería real?

El Panóptico: Escombros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora