Capítulo 21

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Capítulo XXI
«Vínculo»

Habían pasado más de un día, nos topamos directamente con las horas recreativas y un Reuniclus nos vigilaba de cerca. Tommasi y yo permanecíamos cerca el uno del otro, nuestros hombros chocaban de vez en cuando.

—Quiero pasar tiempo contigo, Eli, como amigos. —ofreció de repente.

—Nunca antes habíamos pasado tiempo fuera de las horas de comida.

—Lo sé, pero quisiera cambiar eso, poder ser verdaderamente amigos. —sonaba melancólico, sus palabras me confundían.

Ni siquiera sé cómo definir una amistad, podría decir que soy cercano con John y Tommi. Robert me preocupaba, pero dentro de todo no sabíamos mucho de nosotros, lo mismo con Zak. Diría que el Machoke y el Kadabra son amigos míos, aunque aquella vez que estuve acurrucado con el tipo lucha se sentía demasiado cercano ¿Qué tan cercano se podía ser con una amistad? No lo sé, me daba un poco igual, todo estaba bien de momento.

—¿Y qué podríamos hacer? —le pregunté mientras nos deteníamos en el pasillo.

El centinela siguió nuestra acción, su mirada fija en nosotros. Tommi movía su cola de lado a lado, mientras golpeaba suavemente su mentón con su cuchara.

—¿Qué sueles hacer tú? —me preguntó.

—Pues normalmente estoy en el gimnasio o la librería.

Tommasi se mostró sorprendido, su rostro no parecía convencido de mi afirmación; igualmente era algo raro eso último para un tipo psíquico, quizás, pero no imposible.

—¿El gimnasio? Eso es raro para un tipo psíquico. —confesó el Kadabra; si, lo había meditado varias veces.

—Lo sé, pero mira los brazotes que me cargo —comenté mientras flexionaba los brazos y mis bíceps se marcaban-. ¡Hostia puta! No me esperaba esto.

Con una mano toque mi brazo contrario, jamás me había fijado en mi cuerpo, pero se sentía muy extraño sentir musculo propio. Tommasi se reía ante mí reacción, y es que había sido una sorpresa genuina. Era todo incómodo con la mirada del tercer Pokémon psíquico en el pasillo.

—Bueno ¿Qué sueles hacer tú durante estas horas? —le pregunté al de la cuchara.

—Pues suelo ir a la librería también o la sala de música, ahí hay cosas que me gusta hacer. —eso último me había atraído más que las opciones anteriores.

—La sala de música, respuesta final, vamos. —le dije al Reuniclus, quien comenzó con su camino por el pasillo.

Tommi me tomó del brazo mientras adelantaba levemente al centinela, debía de saberse ya el camino y no quería esperar al lento andar vigilante; no importaba mientras no nos saliéramos de su campo de vista. Subimos las escaleras varios pisos, había contado ya cinco niveles que habíamos avanzado, giramos a la derecha y un poco más lejos el de la cuchara se detuvo frente a dos puertas metálicas, podía notar música por lo bajo viniendo del interior.

Al entrar me topé con aquella habitación que únicamente tenía instrumentos y asientos; habían partituras por todos lados. Tommi avanzó hacia una guitarra que descansaba contra una de las sillas, se sentó y acomodó el instrumento en su regazo.

—Hay una canción en la cual estuve practicando. —comentó mientras acomodaba sus dedos en el instrumento, algo parecía fuera de lugar.

—¿No te faltan dedos para poder tocar guitarra?

—Si, en realidad no es lo mas fácil —sus dedos pasaron con cuidado por las cuerdas—, pero hay una canción que quería que escucharas, tengo a alguien que la puede tocar por mi.

El Panóptico: Escombros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora