Capítulo 6

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VI
«Recriminación»


Una mano muy pesada se posó en mi hombro, no tenía ganas de ver a quien le pertenecía; pero no me quedaba de otra que voltearme a encarar al dueño de aquel brazo. Lentamente, y con cierto temor, giré la cabeza para encontrarme con la aparente amigable sonrisa de un gran Machoke.

—Hola… —la voz me salió temblorosa y débil, marcada por la inseguridad.

"Calmate, Elijah." Aseguré en mis pensamientos.

Él era bastante grande, al ojo podía notar que me superaba en altura y tamaño en general. La camisa de su uniforme parecía ajustarse contra sus desarrollados músculos, era aterrador pensar que podría matarme sólo con las manos. Estoy seguro que no podría hacer nada por detenerlo, soy más débil que él. Odio esta sensación.

—Holap, anunciaron que iba a ser tú compañero —comentó el tipo lucha—. Espero poder pasar buen tiempo contigo.

Y lo que me temía, puedo ser muchas cosas; un cabrón, un hijo de puta, un sociópata, un asesino, un mentiroso y muchas cosas malas, pero sería incapaz de matar a alguien con quien tuviese que vivir meses de encierro. La parte del trato que tenía con la administración había dejado especificado que únicamente se me asignaría un compañero el día anterior a la limpieza, así no podía formar ningún vínculo y sería más “fácil” cumplir con mi parte.

Es difícil no hacerlo, especialmente luego de vivir tanto tiempo casi abandonado, no puedo evitar apegarme a los demás Pokémon. Eso ha hecho las cosas mucho más difíciles.

—Por supuesto, si, mucho tiempo. –respondí con nula seguridad.

"Aunque sea finge, inútil."

Y un silencio incómodo se formó, obviamente el Machoke sabía quién soy y es probable que tenga tramado algo. Quizás esté pensando como romperme el cuello, o tal vez como dejarme inválido ¿Habrá sido amigo de uno de mis compañeros? ¿Solo querrá conseguir estatus con hacerme daño? ¿Disfrutará del dolor ajeno?

¿O quizás será normal?

—Oh claro, mi nombre es John. —se presentó mientras extendía su mano abierta hacia mí.

Bajé la mirada un segundo para ver su palma y luego observarlo a él con una ceja levantada, en un lugar como éstos la interacción social es verdaderamente aterradora, especialmente cuando tienes mala fama. O quizás simplemente son los pensamientos paranoicos los cuales me hacen razonar de esta manera. No me importaba si es que todas esas inseguridades eran reales o no, para mi se sienten reales. Y eso me asusta.

—Elijah. —correspondí el apretón de manos mientras me presentaba.

Sin previo aviso el tipo lucha se sentó a un lado mío y colocó una bandeja con su comida, estaba definitivamente invadiendo mi espacio personal. Esto es malo, estoy seguro que está intentado algo con esto.

¿Lo estará, cierto?

—Buenas, Tommasi. —saludó John, con la misma sonrisa, al de las cucharas.

—Buenas. —contestó Tommi con simpleza, pero con su habitual alegría.

La diferencia de tensión entre mí conversación y la que tenía con Tommasi era evidente; quizás porque a mi amigo nunca le costó entablar diálogos con los demás, incluso con los más peligrosos de este sector.

A pesar de la interrupción del Machoke nuestro desayuno prosiguió con normalidad, únicamente Tommi hablaba bastante con John.

Mientras tanto, yo simplemente comía sin mucho ánimo la comida, con el tiempo se siente que las cosas pierden su sabor y creo que el único culpable de eso es mi propia mente.

El Panóptico: Escombros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora