Capítulo 10

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X
«Insomnio tortuoso»


«Es todo tu culpa.» Quizás lo sea, pero eso es algo que compartiremos por siempre. No fui el único culpable de que estés muerto.

—No olvides aplicar todas las restricciones en él, Nick.

«Solamente te aguanto por Layla.» Eso pensaba en aquellos días. Ahora aquella niña se perdió de mi memoria, simplemente estaba demasiado asustado como para huir.

—¿Seguros que no lo mataron?

«¿Por qué lo hiciste Eli?» Él trató de matarme, yo simplemente no quería morir. Solamente tenía demasiado miedo y quería que todo parase.

—Todo listo, solo queda avisar al carcelero.

El sonido de una puerta cerrándose me despertó finalmente, me encontraba con una camisa de fuerza, una mordaza y los ojos tapados con alguna tela. El aislamiento no es únicamente de otros Pokémon, nos quitan todos los sentidos posibles para ser presas fáciles. Entran y violan en nuestra mente, toman todas las cosas que muchos llevamos años intentando ocultar y las sacan de nuevo a la luz, a la fuerza.

Muy bien, sólo quedaba esperar a que esto comenzara, me encontraba en una habitación por los recuerdos que tengo de las otras veces que estuve aquí. Comencé igualmente a caminar con el hombro contra la pared para asegurarme de al menos tener vista el área.

Por los pasos que daba entre muro y muro, creería que es una celda cuadrada de algún material frío al tacto; no se muy bien que será, se nota liso eso si.

“Muy bien Elijah, tú puedes, es simplemente un pequeño vistazo a tu mente ¿Qué puede salir mal?” Me intenté dar ánimos, aunque sabía muy bien que en mi cabeza no iban a haber cosas buenas, ni siquiera cachorritos o algo adorable para aliviar el tormento.

—Confirmada la presencia del recluso 097A. —una voz resonaba en mi cabeza.

Debía de ser uno de esos Sigilyph, los carceleros. Podía notar un murmullo invadir mi cabeza, mi voz interna se veía ahogada por la presencia intrusiva de ese Pokémon en mi mente. Sonaba como un susurro maléfico que daba la impresión de estar conspirando en mi contra.

Mi mente se fue en blanco, incluso intentando pensar me encontraba completamente perdido ante una acción tan básica, yo me encontraba lejos de mi cuerpo, lejos de mi mente y en absoluto fuera de la realidad que tanto me tenía acostumbrado.

Podía asegurar que si cerraba la mano no habría contacto entre mis dedos, como intentar alcanzar la nada en un vacío propósito de tocar la cercanía del mundo. Me sentía tan ajeno a mí mismo que el simple recuerdo pasajero de mi cuerpo traía la idea de que ese no era yo.

—Escaneo completado, creando rutina de reacondicionamiento mental. —esa voz sonaba con total autoridad en mi mente, casi como si él dominase mi existencia entre la punta de sus alas.

El silencio me llevó de vuelta al control, o al menos eso podía sentir yo.

“Okay Elijah, prepárate para lo peor.” Tenía que estar preparado para que me atacaran con lo que fuera.

De la nada puede sentir que la luz se filtraba en mi vista, los colores de una habitación colorida me abrumaron casi de inmediato. Si bien podía sentir el tener los ojos tapados, aún así era capaz de ver este familiar lugar.

Las paredes eran azules, podía notar una mesa circular con tres sillas de madera, habían cuadros viejos en las paredes y una ventana daba a una calle que se difuminaba en un blanco impoluto hasta el horizonte. Al mirar mi alrededor pude observar una sala de estar al otro lado de esta casa, con sillones mullidos y un televisor antiguo, en la pared había un librero repleto.

El Panóptico: Escombros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora