CAPÍTULO 39: "Desquiciada"

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— Buenos días señora Allen
    Ronroneó Nic, contra su oído mientras le acariciaba el vientre como cada mañana.
— ¿Qué, viajamos al futuro?
— Solo es un tecnicismo mi amor, ya eres mía ¿cómo te sientes? —volvió a besarla, esta vez en la mejilla
— Deliciosamente adolorida ¿y tú, pervertido insaciable? —alcanzó el rostro de Nic, con manos perezosas
— Como nuevo señora Allen
— Suenas como princesa de Disney, solo piensas en casarte con tu príncipe azul
— ¿Eres tú mi príncipe azul, Danielle Ross?
— Después de anoche soy lo que quieras Nicholas Allen —acarició su mejilla áspera con el pulgar
— Acabas de hacer mi segundo sueño realidad —suspira divertido
— ¿Tienes dos?
— Sí, quiero desesperadamente casarme contigo y así no dejarte ir otra vez —la besa en los labios—. Y la segunda ya la has hecho, tenerte a mi merced
— Sabes que ya no soy solo yo ¿verdad?
— Y no sabes cuánto me va gustando la idea de nuestra propia familia, lejos de dramas, mentiras y lo más importante irresponsables
— Bueno Cenicienta, haremos un nuevo Allen y Ross, digno de admirar, le vas a enseñar a ser educado y yo inteligente, por supuesto
— Y cariñoso y alegre, positivo... —vuelve a lanzarse a sus labios emocionado por darle al bebé lo que ambos no pudieron tener
— Lo haremos mejor que nuestros padres, te lo aseguro Nic
— Sé que contigo podemos conseguirlo, los niños no merecen sufrir por los errores de los adultos
— Claro que no, mi amor —esta vez ella lo besó emocionada, él, estaba recordando su infancia
— Eres todo lo que necesito, mi odiosa hermosa y embarazada mujer
— Oye niño rico, quién iba a pensar que ese arrogante e insoportable sería el hombre más dulce y cariñoso del mundo, ni en un millón de años —ríe recordando a su jefe de hace ¿4 años ya?
— Tú me transformas, no sabía que te necesitaba hasta que te necesité desesperadamente
— Por motivos equivocados
— No, yo estaba loco por ti pero odiaba tanto que fueras tan respetuosa y que no cayeras en mis tristes intentos de seducirte que me convertía en ese patán insoportable
— ¡Eras malísimo seduciendo! Como un puto robot, aún recuerdo cuando me mantuviste siguiéndote en una de tus galas intentando "coquetear", que bueno que eres atractivo
— Hieres mis sentimientos
— Dime ¿qué quieres para navidad? —sonríe cambiando de tema
— A ti
— ¡Nic, hablo en serio! Solo quedan 2 días y necesito algo que envolver —frunce los labios en un puchero
— No necesito nada Dani, solo a ti y a nuestro bebé creciendo saludable
— ¿Por qué eres tan positivo con lo del embarazo?
— Porque todo lo que venga de ti, me encanta... —suspira ilusionado—. Un hijo significa que hemos creado a una personita y siempre estaremos unidos, pase lo que pase en el futuro
— Nicholas —abrumada en emociones no pudo evitas echarse a llorar ocultando el rostro en el pecho de Nic
— Oye... ¿qué pasó? No llores cariño

Con cuidado la abrazó arrastrándola sobre su pecho hasta que consiguiera controlarse.

—Lo siento, estoy hecha una sensible y tú eres mi punto débil
— Eres adorable, pero ahora tengo que ir a trabajar, continuamos esta noche
— ¿Vas a averiguar sobre ese asunto con el japonés?
— Sí, no pienso ponerte en riesgo con ese hombre
— Quiero ayudarte, lo hago por ti y porque sé todo lo que has trabajado por levantar el hotel
— ¿Vienes a la ducha? —cambió de tema algo conmovido
— Nooo, quiero quedarme un poquito más en la cama
— Dormilona, de acuerdo duerme, iré a chequear a Robbie, antes de irme al trabajo
— A las 10, avísale a Patts, que a las 10am desayunaremos
— Bien, ahora descansa, prometo no hacer ruido
— Que bueno que encontré un esposo tan considerado

Con una sonrisa de guasón Nicholas, se levantó de la cama en su gloriosa desnudez y se metió a la ducha, no podía evitar su buen humor y lo bien que estar cerca de Danielle, le producía.

En pijamas y hambrientos Dani y Robbie, desayunaron las delicias de Patts, en compañía de Muffin, quien se volvió loca con los pastelillos de mermelada, quería uno a como dé lugar y sus intentos por agarrar uno de la mesa eras divertidos y adorables, ya estaba mucho mejor y se acomodaba a su nueva movilidad en tres patitas.

Sí SeñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora