Sin saber qué pensar o cual sería su estado de ánimo Danielle, caminó lentamente hacia ellos con la mirada fija en Nicholas, necesitando desesperadamente leer su mirada. Cuando levantó la vista y la encontró pudo soltar el aire que estaba conteniendo desde que lo descubrió fuera de su puerta. No veía pistas del hombre que se marchó sin mirar atrásPero el modo en que sus hombros se tensaron al verla fue una señal, su expresión volvió a ser seria y la observó en detalle intimidándola con la mirada, de seguro porque llevaba unas mallas de deporte y una sudadera holgada.
— Nicholas —suspiró
— Buenos días Danielle —saludó don seriedad
— ¡Dani! Qué bueno que ya llegaste ¿dormiste bien en casa de Wes? —saludó con alegría Robbie. Ella siempre se encargaba de hacerle saber cuándo no estaba en el apartamento
— Claro, ya te conté que su camas son muy cómodas —le sonríe a su pequeño vecinito
— Me quedé con Muffin ¿la despierto?
— No es necesario, puedes dormir un poco más con ella, aún es temprano
— Sí —hace una mueca—. Pondré una alarma para no perderme las caricaturas de las 10:30am
— Buena idea, ahora entra que no es bueno que estés en este pasillo fríoRobbie, saltó de su silla y corrió a su apartamento mientras Danielle, se acercaba para cargar la silla, pero la mano de Nicholas, sobre su antebrazo la detuvo
— Yo lo hago
Ella soltó la silla y retrocedió un par de pasos observándolo llevar ambas sillas hasta la entrada del apartamento cerrando la puerta y permaneciendo de pie hasta escuchar como Robbie, ponía los seguros.
Por alguna razón Danielle, se sentía nerviosa, no sabía qué sucedería o qué diría Nicholas, así que solo se quedó allí de pie observándolo y esperando que dijera el motivo por el que se encontraba fuera de su puerta a las 8 de la mañana de un domingo.
— ¿No vas a abrir la puerta?
Nicholas, tomó la palabra y su tono condescendiente acabó por descomponer el humor de Danielle. Con esta sensación incómoda entre ellos tomó aire mientras sacaba las llaves de su pequeño bolso, el mismo que usó la noche anterior.
— ¿Qué haces aquí Nicholas?
— ¿Qué te parece que hago Danielle? —espetó cortante—. Llevo toda la maldita noche esperándote —alzó la voz conteniéndose—. ¿Se puede saber de dónde vienes y de quién es la ropa que traes puesta?
— ¿La ropa? —repitió sorprendida—. Mía, es mía por supuestoDesconcertada por la desconfianza que desprendía su tono de voz apretó el manojo de llaves que sostenía en su mano y caminó hasta su puerta, con dificultad encontró la llave correcta y abrió entrando en su "zona segura", encendió la luz y se alejó todo lo posible de la puerta, pero cuando Nicholas, se acercó sintió que necesitaba más espacio y fue hasta su habitación se sentó al borde de su cama e intentando mantener la calma sacó su celular del bolso y lo conectó dejándolo en la mesita de noche...
Esto no sería fácil, pensó Danielle, resignándose a que tendrían una discusión.
La noche en vela intentando descubrir qué había pasado cuando le pidió a Nicholas, que se marchara o su actitud a la defensiva que solo le daba a entender lo mucho que le disgustó por haberse metido en sus asuntos. Solo quería ayudarlo, ni siquiera planeaba que se enterara de todo. Su única intención era aligerarle la carga sobre los hombros.
— Danielle
La llamó Nicholas, con impaciencia desde la sala.
Levantándose de la cama se dirigió directo al cajón de sus medicamentos, tomó dos pastillas para el dolor de cabeza y su medicina. Tomando una buena bocanada de aire regresó a la sala, fue hasta la cocina y llenando un vaso con agua, dándole la espalda a Nicholas, tomó sus medicamentos. Para cuando giró chocó con fuerza con su mirada de acero fulminándola. Echaba humito por los oídos.
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Sí Señor
Romance921 días han pasado desde la última vez que Danielle y Nicholas, se vieron. Ahora luego de 2 años 6 meses y 5 días volvieron a encontrarse, pero ya nada es como antes, Danielle, ha cambiado, Nicholas, ha cambiado, sus vidas han cambiado, ya no son l...