CAPÍTULO 10: "Esta es mi verdad. Mi culpa"

7.5K 571 99
                                    



Sintiéndose abrumada y sobrepasada por sus emociones Danielle, subió al auto y permitió que el chofer de Nicholas, la llevara a su apartamento. Tenía esta opresión en el pecho que la aterraba, no conseguía controlarse y las lágrimas simplemente caían por sus mejillas como si fuese algo sobre lo que no tiene control. Como sus emociones... solo pensar en pronunciar las palabras, de decirlo en voz alta, en admitirlo un escalofrío le recorría todo el cuerpo haciéndola sentir afligida. Cuando el auto se detuvo frente a su edificio intentó detener su llanto, pero en lo único que podía pensar era en lo desesperadamente ansiosa que se sentía por borrar la última parte de la noche.

En el silencio de su apartamento intentó calmarse, pero ya era tarde en nudo en su garganta era tan grande que temía no poder respirar, solo deseaba apagar la culpa y hacer desaparecer el dolor. Sintiéndose al borde de un ataque de histeria fue hasta su habitación directo al mueble donde guardaba sus píldoras, buscó las que le ayudaban a dormir en noches difíciles y tragó dos esperando que eso la ayudara a detenerse, no quería caer en el agujero negro de la culpa y revivir su pesadilla

No durmió en toda la noche. Luego que diera vueltas como animal enjaulado por todo el apartamento esperando a sentir el efecto de las píldoras y conseguir calmarse en su desesperación acabó bebiendo una botella de vodka que Amanda, dejó allí la última vez que necesitó emborracharse

MALA IDEA

No quería romper su promesa con la única persona que ha sido un constante y estado a su lado sin rendirse con ella durante todo lo ocurrido antes, durante y después del accidente. Wes, llegó al apartamento encontrándola sentada junto al inodoro con la cabeza metida dentro vomitando sin parar. No lo dudó y se arrodilló junto a ella apartándole el cabello del rostro y sosteniéndoselo para no vomitarlo o al menos para ya no seguir haciéndolo.

-Oh Dani ¿qué pasó?
-Wes..., yo..., bebí hasta que comencé a vomitar –gimió al habar, le ardía la garganta producto de todo lo que ha vomitado
-Mierda ¿fue la botella que dejó Amanda verdad?

Ella solo asintió avergonzada

-Sabía que debía llevármela de aquí

Aguardó a que una nueva descarga saliera de su organismo antes que pudiera contestarle

-Intente no beberla, lo prometo..., tomé pastillas para dormir pero, pero no dieron re..resulta..do –gimoteó a punto de echarse a llorar

Esa mañana como ya es costumbre entre ambos Wes, le escribió a Danielle, para saludarla y saber cómo resultó su cita con Nicholas. Por lo general ella responde enseguida ya que siempre despierta temprano sin importar la hora a la que se hubiese ido a la cama la noche anterior. Un poco preocupado decidió llamarla, escuchar su voz calmaría sus nervios, pero quien respondió fue Nicholas, que brevemente le explicó la reacción de Danielle, cuando llegaron a la casa, el modo de reaccionar tan extraño y cómo se marchó. Le hizo una rápida visita para recuperar las cosas de su amiga y escuchar lo que Nic, tenía para decir, aunque no fue mucho, seguía algo aturdido.

-Dani, vamos a quitarte esa ropa sucia

Wes, hizo ademán de levantarla pero ella solo volvió a vomitar. Preocupado fue a la habitación por ropa limpia, si era necesario le daría una ducha él mismo para quitarle el olor a vodka. Pero al ver el desastre que dejó algo le provocó un mal presentimiento. Sus medicamentos estaban tirados en el piso todos revueltos al intentar tomarlos en estado de ebriedad, de hecho, le sorprendía que no intentara salir para seguir bebiendo, se convertía en otra persona cuando el alcohol se le subía a la cabeza. Estaba mortificado luego de hablar con Nicholas, supo lo que debía estar pasando así que alejó aquellos pensamientos e intentó ignorar el alboroto de píldoras y frascos tirados y se centró en conseguid ropa limpia. Fue directo al armario por un pantalón de deporte y una sudadera, también buscó en los cajones por un cambio de ropa interior y regresó al diminuto cuarto de baño, Danielle, seguía donde mismo así que se quitó la chaqueta colgándola en el gancho de la puerta y dejando lo que llevaba en las manos sobre el lavamanos, la levantó y con mucho esfuerzo consiguió hacer malabares para bajar la tapa del inodoro y poder sentarla allí, parecía una muñeca de trapo perdiendo el equilibrio

Sí SeñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora