CAPÍTULO 4: "El pasado no siempre queda atrás"

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-¡Hola,! ¡Tierra llamando a Danielle!

Wes, agitó la mano frente al rostro de Danielle, para sacarla de su trance, simplemente había dejado de hablar pensando en lo que fuera que se le metió en la cabeza

-¿Dijiste algo? –preguntó distraída
-¿Qué planea esa cabecita tuya? Supe que Zac, estaba de viaje pero... ¿de verdad quieres meterte en eso?

Apoyó los codos en la mesa concentrado en lo que Danielle, fuese a responderle, se encontraban en el jardín del patio trasero comiendo una de las famosas tartas de su cocinera.

-Wes, esa perra se está aprovechando de Nicholas, no es justo, punto –protestó llevándose una cucharada de tarta a la boca
-Ya lo defiendes... estás perdida –negó con la cabeza escondiendo una sonrisa 
-¡Es una sinvergüenza! No puedo quedarme sin hacer nada
-¿Planes?
-Voy a ver a Zac, en unos días, nada raro, solo quiero hablar con él –se encoge de hombros no queriendo decir mucho, aun no sabía muy bien lo que haría, seguía pensándolo
-¿Qué fue lo que te dijo Nicholas, en esa cita que necesitas ayudarlo?
-Lo que ya te conté, lo amenaza a cambio de dinero
-No puedo creer que otra vez se haya embarazado para amarrar a un millonario, sigue trayendo niños al mundo para hacerlos sufrir
-Al menos el muñeco diabólico está mucho mejor con Zac –suspira pensativa
-Sí, el tipo resultó ser responsable
-No es malo, es pretencioso y vanidoso, un mujeriego pero buen papá
-Dani, si vas a meterte en esto, y me refiero a entrar al mundo de Nicholas, otra vez, creo que deberías considerar contarle todo lo que has pasado
-No es necesario –el brillo en su mirada cambió instantáneamente, desapareció
-Él, te ha contado todo y al parecer quieres ayudarlo a solucionar uno de sus problemas ¿no crees que querría hacer lo mismo por ti?
-Lo mío no tiene solución Wes, lo sabes –le recordó algo molesta
-Bien Dani, tienes razón, es tu decisión, no voy a insistir
-Gracias -suspiró liberando la tensión que le provoca solo escuchar acerca de lo que ha debido pasar y que tanto desea dejar atrás-. Ahora dime que el almuerzo con tu familia está cancelado
-No primor, sigue siendo este domingo y estás obligada a ir conmigo, al parecer le agradas a mis padres, más que yo, además los distraes de sus críticas hacia todo lo que hago
-Wesito, algún día tienes que sacar la voz, o golpear a tus hermanos, son unos idiotas
-Ya lo hago, mentalmente todos los días –sonríe a su amiga

Su comentario consiguió sacarle una carcajada, los hermanos de Wes, eran idiotas, de verdad tenían una especie de retraso solo por tener dinero.

-Linda charla pero ya me tengo que ir, hoy es mi primer día en el restaurante y quiero llegar temprano –anunció entusiasmada
-¿Qué no te habían contratado en el "FIRE", para planear todos los eventos del club?
-Sí, pero ese trabajo lo puedo hacer desde casa además será divertido y puedo aprender mucho en el restaurante
-Anfitriona -lo medita unos segundos-. Hazme una reserva, iré con las chicas
-¿Y Theo?
-¿Qué Theo? –finge no saber de quién habla
-Bien, no hay Theo, por el momento –se encoge de hombros
-Suerte primor, y no dejes que los clientes babosos te pongan las manos encima
-Descuida, puedo manejarlos –le guiña
-Ya dame mi abrazo y vete a tu trabajo

Con una tremenda sonrisa Danielle, se levantó de su silla y abrazó a su amigo con fuerza, despidiéndose para dirigirse con calma a la parada del bus, estaba ansiosa por descubrir cómo sería este nuevo trabajo, hace varios meses había llenado una solicitud para el puesto de anfitriona en el turno de noche, era a medio tiempo y el restaurante bastante popular, siempre había fila de espera. Le encantaban los retos, pero su gran motivación para tomar este trabajo era que la mantendría ocupada, distraída de sus pensamientos, recuerdos..., aunque ahora mismo había alguien ocupándolos la mayor parte del tiempo y la sensación no era la misma que antes cuando solo recordar la hacía comenzar a llorar sin poder controlarlo. Habían pasado solo dos días desde su cita con Nicholas, y él, se ha encargado de mantenerse en sus pensamientos con muchos mensajes comentando alguna tontería sin importancia, desde una mala elección de ensalada hasta asuntos de trabajo. Le estaba gustando este nuevo modo de comunicarse y disfrutaba recibiendo sus textos.

Sí SeñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora