CAPÍTULO 30: "Mi segunda oportunidad"

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A paso lento, sintiéndose más pesada que nunca Danielle, subió las escaleras hasta su piso. Llegó sin aliento y con una sonrisa que se auto burlaba de su terrible estado físico, solo estaba embarazada ¿no?

— ¿Qué te hace tanta gracia? Vamos cuéntamelo así podemos reír ambos y vaya que lo necesito
— ¿¡Lee!?

Chilló al reconocer su amistosa voz. Estaba de pie apoyado en la pared junto a su apartamento y con la maleta a un lado.

— Soy yo —le sonrió abriendo los brazos para recibirla—. Fue un largo vuelo, ya ven aquí
— ¡Holaaa!

Sorprendida pero más que nada aliviada de tenerlo en frente Danielle, abrazó a su amigo, después de dejarle el mensaje en su buzón Lee, solo respondió un breve en cuanto solucione esto soy todo oídos. Jamás se imaginó que viajara desde Australia, lo necesitaba, desesperadamente necesitaba su amistad y sus habilidades, él, fue quien le dio las noticias la primera vez, quien la calmó y se aseguró de explicarle todo. Lo necesitaba y sabía que el la ayudaría a aceptar el hecho de estar embarazada.

— Ese fue un mensaje bastante raro Dani
— ¿Qué hay de tu respuesta? ¿Va todo bien en Australia?
— No, tu mensaje fue la señal que necesitaba
— Llegaste bastante rápido..., estaba..., estaba pensando en ir hasta allá a verte
— Bueno ¿Qué dices si entramos o vamos a cenar? Hace frío

Propone abrazándola con fuerza el corredor era un húmedo y frío túnel, llevaba dos horas allí esperándola.

— Vamos a entrar

Apartándose para abrir la puerta buscó sus llaves en el bolso tirando su celular al piso, no era nuevo, siempre lo estaba dejando caer

— Deja que lo recoja por ti

Antes que pudiese si quiera reaccionar o maldecir Lee, ya estaba levantando el teléfono del piso para regresárselo

— Gracias..., siempre lo dejo caer...

Se distrajo por un mensaje en la pantalla, era de Robbie, de hace 3 horas.

— Vamos Lee, entra yo voy...a ver a mi vecino
— ¿El pequeño Robbie?
— Sí, me dejó un mensaje y apenas lo estoy viendo ahora
— Voy contigo
— Es aquí, la siguiente puerta, tú prepara té, no tardo
— De acuerdo

Regalándole una sonrisa entró al apartamento, pero Danielle, no fue capaz de regresársela. El mensaje provenía de otro número, uno que no tenía registrado así que preocupada tocó a su puerta varias veces hasta que un hombre semi desnudo con un apestoso olor a sudor mezclado con alcohol, rancia cerveza le escupió un "Qué carajo quieres".

— Buenas noches, soy la vecina, necesito hablar con Robbie, le encargué mi correo —mintió mirando hacia la habitación del pequeño
— El mocoso no está, se fue hace horas, mejor, no pienso alimentar a esa rata malagradecida
— Disculpe las molestias y considere lavarse los dientes

Con una arcada ante el maloliente hombre se alejó hacia su puerta, llamó al número desconocido ya que el mensaje solo decía "Soy Robbie, llámame cuando puedas".

— Dani
— ¡Robbie! ¿Qué pasa, dónde estás? —soltó preocupada en cuanto escuchó su voz
— Me escapé del novio de mamá estaba borracho y se metieron en mi cama, no quería estar allí y escuchar sus gritos mientras ellos...
— ¡Qué mierda! PERDÓN, perdón por eso, dime dónde estás ahora que me estoy muriendo de los nervios
— Estoy en la cafetería de la esquina, el señor de la caja me dejó quedarme pero no me alcanza para pagar la cuenta —susurra bajito
— Ay Robbie, ya voy enano, no te muevas o me va a dar algo
— Lo prometo

Sí SeñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora