Epílogo

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4 meses más tarde

— ¡Ya vamos Danielle Allen! Vas a volver a verlo en menos de 48 horas, no seas dramática —gritó Mika, con enfado a través de la puerta
— ¡No me fastidies Mika! Nunca he estado tantas horas lejos de Nic
— ¡Son Las Vegas! Haz un esfuerzo y mueve tu culo al auto, Maru y Kristall, ya están esperando
— Bien, solo ve al auto, dame cinco minutos para despedirme

En cuanto Mika, dejó de golpear la puerta del despacho Danielle, pudo respirar con tranquilidad, y gemir. Estaba siendo penetrada por su perverso esposo sobre el escritorio y ya no aguantaba más, así que en cuanto tuvieron la suficiente privacidad se dejaron llevar y tuvieron un ruidoso orgasmo compartido.

— Te voy a extrañar nena —susurró Nic, besándola en los labios
— Yo también bebé

Lo besó una vez más antes de permitir que se apartara para bajarse del escritorio y poder limpiarse.

— Dile a mis monstruitos que tienen prohibido dar su primer paso mientras no estoy o no las perdonaré nunca 
— Lo saben, pero se los recordaré —ríe divertido y encantado
— No puedo creer que ya tengan 9 meses, siento que solo ha pasado una semana desde que las expulsé de mi vientre
— No puedo creer que haya accedido a que te vayas por el fin de semana a Las Vegas —protestó haciendo un puchero nada propio de él
— Es el cumpleaños de Maru y toca Bruno Mars, esta noche, no pude negarme a eso, aunque yo me habría regresado en cuanto acabara solo para no dormir en otra cama y sola
— Yo tampoco quiero dormir solo, tendrás que recompensarme cuando regreses. Escríbeme si necesitan algo
— Te voy a necesitar a ti y ya has hecho más que suficiente
— Dani, solo es dinero, acostúmbrate a que tenemos y puedes gastarlo en lo que quieras
— Como este viaje a Las Vegas —suspira algo incómoda, aun no se acostumbraba a su nuevo estilo de vida
— Si, como este viaje así que olvídate de esos detalles y diviértete
— De acuerdo mi amor, ya me voy antes que Mika, venga y me arrastre al auto
— Estoy seguro que lo haría —sonríe rodeándole la cintura
— Y yo

Despidiéndose de su esposo con un apasionado beso tomó su bolso, se lo cruzó y salió del despacho solo para encontrarse a su amiga con una sonrisa perversa en el rostro saltaba a la vista que los había escuchado teniendo sexo de despedida.

— Si necesitabas un polvo antes de salir me lo tendrías que haber dicho
— Ya cierra la boca y vámonos, no quiero llegar tarde al concierto

Muy animadas las cuatro chicas tomaron el avión a Las Vegas, y en cuanto aterrizaron corrieron a su habitación a dejar sus maletas y de una vez se fueron a cenar y al concierto. Las entradas VIP, que les consiguió Nicholas, realmente eran tan buenas como presumía, la chica del cumpleaños fue feliz, lloró, gritó, saltó, se olvidó del infeliz que la dejó por "regalar" el dinero. Sus nuevas amigas eran geniales y alocadas como ella misma.

La mañana siguiente les pasó un poco la cuenta, tanto Maru como Danielle, amanecieron con la voz ronca, pero eso no les impidió salir de compras y a almorzar en un lujoso restaurante otra vez cortesía de Nicholas, claro que no era solo por placer, Danielle, tenía la tarea de probar los platos del chef, ya que estaban en negociaciones con varios candidatos para liderar la cocina del pronto a abrir restaurante del Garden.

— ¿Cuántos platos más debemos probar? —suspiró Mika, llevándose una cucharada a la boca
— Un par ¿ya tuviste suficiente?
— Claro que no, aun puedo un poco más —sonrió—. Aunque debo decir que mi estado físico aun no es el mejor, en cambio tú, ya estas como nueva, siento un poco de envidia
— Si, Dani, cuéntanos tu secreto —Maru, estuvo de acuerdo
— Bueno, Nic, me hace correr por las mañanas, odio ir al gimnasio que tenemos en la casa, no me gusta
— ¿Solo corres? —Maru, arqueó una ceja, no se lo creía
— Bueno entre otras cosas —insinuó Danielle—. No creo que Kristall, quiera oírlas
— ¡Ay vamos! Está claro que tú y Nic, tienen mucho sexo, es cosa de ver la estúpida sonrisa en su rostro todas las mañanas
— Tu hermano aún no sabe cómo controlar sus expresiones, su cara lo dice todo y nada. Cuando está molesto tooodos se enteran
— Y cuando han echado un buen polvo también —intervino Mika, riendo

Sí SeñorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora