CAPÍTULO NUEVE

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- Me sorprende mucho todo lo que me dices. Pero a la vez me alegra tanto. Mereces ser feliz Octavio y si Victoria es la mujer ideal, lucha por ella. Ella también necesita estar en paz, no ha sido fácil su vida al lado de ese malnacido de Mendoza.

- Lo imagino.

- ¿Cuándo le vas a decir la verdad a Victoria?

- Decirme qué Octavio ¿?

La puerta se abrió dejando ver la silueta de aquella morena de ojos verdes que desde hace un tiempo había robado la mente y el corazón de Octavio. Ella había alcanzado a escuchar perfectamente la última frase pronunciada en ese despacho.

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Una pregunta había sido lanzada, ahora la incógnita era ¿sería Octavio lo suficientemente valiente como para contarle la verdad a Victoria? Es más que obvio que él estaba feliz, pues ahora tenía la certeza de que nada la ataba a un ser tan ruin como Enrique Mendoza. Pero por otro lado, se encontraba lo más importante los sentimientos de Victoria, su corazón, su alma. Él no quería que por un arrebato se destrozara aún más su interior. Tendría que ser muy prudente a la hora de revelarle la verdad a ella.

- Octavio ¿?

- Victoria, ven mi amor - dijo extendiendo su mano hacia ella - te presento al licenciado Montes, él será el encargado de llevar los trámites de tu divorcio.

- Mucho gusto licenciado. Gracias por aceptar llevar mi caso.

- El gusto es mío. Aprovechando que estoy aquí me gustaría hablar con usted acerca de su matrimonio con el señor Mendoza.

- Sí claro. ¿Qué necesita saber?

- Los dejo para que puedan platicar con tranquilidad.

- No por favor. No te vayas - suplicó con tintes de ansiedad en su voz, a la par que apretaba la mano cálida de Octavio -.

La mirada bañada de ansiedad y angustia que ella le dirigió le partió el alma, pero al mismo tiempo le hizo comprender que lo que allí escucharía no sería nada fácil de digerir. Octavio accedió a quedarse y tomó asiento junto a Victoria, colocó una de sus manos en sus muslos mientras la otra agarró la mano de ella, misma a la que ella se aferró como si fuera su tabla salvavidas.

Victoria empezó su relato comentando como se conocieron ambos, y aunque reconoció que ella no estaba interesada en él en ese momento pues había otro muchacho que le atraía sus padres la convencieron de que aceptar a Enrique era lo mejor que le podía pasar a ella. Fue así como poco a poco empezaron a frecuentarse y a ella le llamó la atención los planes y proyectos que él tenía a futuro.

Mientras hablaba cada vez caía en cuenta que todo giraba en torno a él. Ella siempre estaba dispuesta para él, había aprendido a llevar una casa correctamente para que él se sintiera cómodo, se ocupaba de los niños para que él no tuviera más preocupaciones aún cuando él nunca la procuró durante sus embarazos, ni siquiera sabía si le habían dado antojos pues ella se levantaba despacio para no interrumpir su descanso. Ni que hablar de la intimidad durante el embarazo. 

A pesar de tener tres hijos, había muchas cosas que ella desconocía entre ellas que no había ningún problema en consentirse y darse cariño como pareja, incluso había llegado a sentirse sucia porque su líbido había aumentando durante sus meses de embarazo. Nunca se había sentido tan devaluada, tan desvalorada como en ese momento. Octavio, no había dejado de acariciar su mano para darle valor, y ahora la mano que antes reposaba en su muslo se encontraba regando sutiles caricias en su espalda.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora