CAPÍTULO VEINTICINCO

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Victoria yacía recostada en su cama. Su cuerpo no resistió el impacto de aquella noticia y perdió el conocimiento. Octavio se encontraba a su lado, acariciando tiernamente su cabello, él estaba tanto o más desconcertado que su esposa.

En su estado de inconsciencia ella aún revivía lo acontecido horas atrás en el juzgado.

Flashback

Fer: Eso podrías responderlo tú, después de todo tú te metiste con otra mujer estando casado con Victoria. Solo te puedo asegurar que el padre de esa pequeña está dispuesto a todo por ella, al igual que toda su familia. Señor Juez, nosotros solicitamos una vez más la custodia completa de la menor Mariana Mendoza.

Juez: ¿En qué basa su petición señor Villarreal?

Fer: En el simple hecho de que esa niña no es una Mendoza, sino una Villarreal.

- ¿Una Villarreal? - se escuchó un murmullo general en aquella sala -

En: ¿Me engañaste con este infeliz Victoria? ¡Eres una cualquiera! - dijo furioso golpeando la madera del estrado -

V: Yo no... yo...   - simplemente las palabras no le salían -

O: No es posible - bramó , su mente no dejaba de dar vueltas, Mariana era una Villarreal, ¿acaso sería cierto que esa pequeña era su Leonela?

En: Infelices 

Enrique bajó del estrado y tomó fuertemente del brazo a Victoria haciéndola poner de pie.

En: ¡Eres una zorra Victoria! ¿Cómo pudiste hacerlo? - él levantó su mano con la intención de abofetearla, pero no logró su cometido, una voz lo detuvo -

O: No se te ocurra tocar a mi esposa Mendoza, o lo lamentarás.

Enrique detuvo su mano en el aire, sus ojos inyectados de furia dejaban entrever como se sentía.

En: Esto no se quedará así. Me las van a pagar. Lo juro - sentenció - 

Victoria quedó estática en aquel lugar, el color huyó de su piel, parecía que en cualquier momento se desvanecería.

O: Victoria... Victoria... 

Aquella masculina voz parecía provenir de muy lejos, era como si fuese un eco lejano. Una caricia sutil en su brazo la hizo volver a la realidad, y allí se topó frente a frente con un par de ojos cetrinos que la miraban con preocupación.

V: - levantó con mucho esfuerzo su mano y acarició su mejilla - Tus ojos... tus ojos - solo eso alcanzó a pronunciar antes de caer en un completo estado de inconsciencia -

Fin de Flashback


V: Octavio - dijo ella despertando de golpe -

O: Aquí estoy, a tu lado - respondía mientras regaba tiernas caricias en su cabello -

Victoria solo atinó a echarse a los brazos de su marido, buscaba desesperadamente la protección que solo encontraba entre sus brazos. Octavio no la rechazó, la acunó, la atrajo hacia su pecho a la vez que acariciaba su espalda.

Eso era lo que ella necesitaba, todo el llanto que había estado conteniendo empezó a fluir. Todo su dolor, su angustia tomó forma de gotas que brotaban sin cesar de sus hermosos ojos.

A veces el silencio es mejor que un sinnúmero de palabras. Y allí, en el refugio de su habitación, hombre y mujer estaban abrazados sintiendo el latir de sus corazones.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora