CAPÍTULO DIECISÉIS

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- ¿Y Octavio? ambos adultos se miraron sin saber que responder.

- Pues...

- ¿Dónde está? - preguntó de nuevo dejando entrever la ansiedad que había en su mirada.

- Victoria, Octavio no está.

Otro golpe duro a su lastimado corazón.

- ¿Dónde está? - su voz rota junto con las lágrimas que caían de sus hermosos ojos reflejaban el dolor que sentía.

- Después de la discusión que tuvieron el señor salió sin decir a dónde. Dicen los empleados que falta un caballo, lo más probable es que esté cabalgando. Eso siempre lo ha ayudado a liberarse de la tensión y a olvidar.

Camila llevó a Victoria a su habitación, mientras ella seguía llorando.

- Lo perdí Camila, perdí a Octavio.

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Victoria rompió en llanto nuevamente al recordar lo ocurrido, se arrepentía enormemente de haber descargado su furia en él. Lo había herido, le había faltado el respeto a su familia fallecida, le había roto el corazón y estaba en su derecho de no querer verla siquiera.

- ¡Cálmate Victoria! Ya escuchaste a doña Josefa, Octavio salió a cabalgar, sin duda está preocupado también por los niños.

- No, no, no Camila. No entiendes. Yo... yo lo perdí... Él se fué porque no quiere verme.

El llanto parecía no cesar, las recriminaciones no la dejaban en paz.

- ¿Por qué lo dices? ¿hay algo que yo no sepa?

Victoria asintió un poco avergonzada, aún así necesitaba vaciar su alma por lo que le confió todo a su amiga.

Flashback

- Por favor mi amor, intenta calmarte, debes ser fuerte para plantarle guerra a Mendoza.

- ¿Fuerte? ¿Te escuchas? - rugió ella en su desesperación - ¿Fuerte así como tú lo fuiste aquel día cuando quisiste acabar con tu vida? ¿tú me hablas de fortaleza? no me hagas reír por favor. No eres más que un vil cobarde que pretendía terminar con su vida al no soportar la pérdida de tu mujer y de tu hija.

- Victoria, mi amor - dijo lo más calmado posible mientras intentaba acercarse a ella - los niños van a volver junto a tí, no pierdas la fé.

- Cállate Octavio. Tú no entiendes lo que estoy pasando. No tengo idea de dónde están mis hijos, no sé si están bien o no, en cambio tú - dijo clavándole un dedo en su pecho - sí sabes con certeza dónde está tu hija, sabes que tu hija está en una tumba fría y que no va a escapar de ahí. Porque mejor no vas allá a llorarle como todos los días ¿eh? ándale, vete, córrele a hablar con ellas y quédate ahí esperando a que te respondan aunque dudo que lo hagan, ¿sabes por qué? porque simplemente los muertos no pueden hablar.

- Tienes razón Victoria - dijo soltanto un suspiro - mi hija está muerta y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Pero si alguien me diera la esperanza por mínima que sea de que Leonela estuviera viva en alguna parte del mundo, yo no dudaría en ser valiente y luchar por ella. Nos vemos al rato.

Fin del Flashback

- Yo lo herí Camila. Él solo quiso animarme y yo... yo en vez de refugiarme en él lo utilicé para descargar mi furia. Utilicé una información que él me había confiado para hacerle daño. Octavio no se lo merecía. ¿Entiendes? Él siempre me ha apoyado, ha cuidado de mí y de los niños y yo... yo solo le traigo problemas y dolor. Parece que estuviera maldita. Si Octavio me deja se lleva con él mi vida, mi alma entera.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora