CAPÍTULO VEINTISÉIS

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En la oscuridad y el silencio de su despacho Octavio trataba de procesar todo lo acontecido. Definitivamente a Dios le gustaba gastarle bromas al ser humano.

En su mano derecha sostenía un whisky, mientras su mirada estaba clavada en las cálidas llamas de la chimenea que alumbraban aquel lugar. Las palabras de Victoria lo habían descolocado bastante. Todo parecía ser una vil jugarreta de la vida. Claro, eso tenía que ser. El destino y su albur insospechado.

¿Victoria?, sería acaso posible que su hermosa morena de ojos hechiceros sea la misma mujer desconocida que atrapó su corazón en aquella fiesta de disfraces.

Su mente repetía una y otra vez las palabras de su esposa.

Flashback

Victoria tomó todo el aire que pudo, y lo soltó, estaba reuniendo el valor necesario para hablar. No había vuelto a topar ese tema con nadie ni siquiera con Camila.

- Octavio, yo... yo le fui infiel a Enrique

Escuchar aquella confesión de boca de su morena lo descolocó un poco, y aunque es cierto que él mismo cargaba una cruz bastante parecida, algo dentro de él se rompió en ese instante. No podía evitarlo, y no era que la juzgaba. Pero sentir que su esposa no le tenía confianza, abrió una herida muy honda en él. Tiempo atrás él le había formulado esa pregunta, le había dado la oportunidad de ser sincera y ella, ella lo había negado, incluso lo había jurado. Sin embargo, hay verdades que por mucho que uno se empeñe en ocultarlas siempre terminan saliendo a la luz.

Este era el caso, aquella verdad había crecido tanto en el interior de Victoria tal como lo hace una bola de nieve que desciende de la montaña y termina barriendo todo a su paso.

- ¿Le fuiste infiel a tu marido?    - Sólo eso atinó a preguntar -

- Sí, lo hice - su voz salió como un susurro - y no es algo de lo que me sienta orgullosa.

- ¿Te arrepientes?

Victoria soltó un suspiro profundo. Buscaba en su interior las palabras correctas. No deseaba bajo ningún motivo que Octavio piense que ella era una furcia cualquiera.

- Sé que debería decir que sí, que lo lamento profundamente, que fue un error. Pero lo cierto es que no, no me arrepiento de nada - la habitación se quedó en completo silencio por unos instantes, tanto que ella sintió que debía explicar lo que acababa de decir -. No quiero que creas que soy el tipo de mujer que anda buscando aventuras fuera de su casa, porque no lo soy.

Aclaró ella mientras se recostaba un poco más en la espalda de su marido y buscaba a tientas el calor y la protección de su mano, en esos momentos necesitaba todo el apoyo del mundo.

- No creo que lo seas, de hecho, nunca lo he pensado - soltó él después de reflexionar en sus palabras - Tu integridad como mujer, eso es algo que me atrajo de tí. Pero sigo sin entender. ¿Por qué lo hiciste? - su voz sonó más fuerte de lo que hubiera querido, por ello se vió en la obligación de rectificar - y no es que te esté juzgando, simplemente quiero entenderte, necesito hacerlo - reafirmó soltando el aire que había contenido en sus pulmones -.

Victoria asintió en silencio, ella sabía que corría el riesgo de que Octavio la despreciara, pero rogaba desesperadamente al cielo por que eso no ocurriese, no soportaría vivir sin él. Recuperarse de la traición de Enrique había sido fácil, el amor que le tenía se había ido marchitando poco a poco sin que ella fuera realmente consciente de aquello. Más estaba convencida, que no podría sobreponerse al desprecio de Octavio, eso terminaría liquidándola, tal como lo había hecho "el abandono" de aquel desconocido de la fiesta.

ENTRE EL AMOR Y EL ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora