- Pero ella no es como las muchachas de campo que trabajan aquí. A pesar de su sencillez es sofisticada, culta, yo la veo como una mujer de mundo, con mucho futuro por delante y no como una simple sirvienta.
- No lo será. Quiero ayudarla, le enseñaremos el manejo de la fábrica. Podrá trabajar desde aquí como mi secretaria, así podrá estar al pendiente de los niños mientras los escolarizamos. Además no creo que necesite aprender sobre etiqueta y comportamiento, y si hay algo que le haga falta pues estás tú para eso, estoy seguro que no tardará mucho en levantar el vuelo. Su sueño es tener un negocio de postres, pero también sé que no aceptará limosnas, podemos proponerle que trabaje con nosotros, y así podrá ahorrar su dinero y luego le asesoramos en lo que debe hacer. Además creo que ella será una digna portadora del apellido Villarreal.
- Siempre has tenido un buen corazón hermano. Y nunca te has equivocado al escoger a las personas. Ojalá tengas razón y esa muchacha sea el antídoto para la depresión de Octavio.
- Lo será, lo siento en el corazón.
Habitación de Octavio
Victoria había estado recostada a su lado controlando que la temperatura no subiera, estar concentrada en él le ayudaba a no enfrascarse en sus propios problemas. Su cabeza estaba llena de dudas, temores e inseguridades, ahora sería ella quien debía tomar las decisiones. Velar no solo por ella sino también por sus tres hijos.
El reflejo de la luna llamó su atención, decidió levantarse y se dirigió hacia el ventanal que había en la habitación. Quizás si les pedía empleo a los Villarreal como sirvienta podía garantizarse un sueldo, techo y comida después de todo era un trabajo digno y ella sabía perfectamente cómo llevar una casa, ¿pero la aceptarían con los niños? Quizás no, y dejarlos con Camila no era una opción, ella era su madre y no quería separarse de ellos. Estaba sumida en sus pensamientos hasta que fue interrumpida por un susurro.
- Ana Cristina, Ana Cristina, decía la voz, ella se volteó y era Octavio que se removía un poco.
Ella se acercó y él sonrió, parecía que aún estaba bajo los efectos del sedante.
- Me encanta tu aroma, tus ojos, tus ojos, dijo mientras instintivamente llevaba su mano al rostro de Victoria, sólo para luego volver a dormir.
La suavidad de la mano de Octavio la sorprendió mucho, ella imaginaba que sería tosca pues él tenía la apariencia de ser un hombre rudo. Aún en medio de la oscuridad pudo ver sus ojos, eran verdes, aunque lucían sin brillo, apagados. Pero esa mirada se quedó clavada en ella, en su alma. No sabía por qué, pero esa mirada se le hacía conocida.
- ¿Dónde he visto esa mirada antes?, no sé por qué tengo la sensación de haber visto ya esos ojos.
Ella volvió a acomodarse a su lado mientras le chequeaba la temperatura, poco a poco el cansancio fue ganando la batalla y terminó acurrucándose junto al gran cuerpo de Octavio y quedó dormida con su cabeza apoyada en su hombro y su mano izquierda en su pecho.
El nuevo día no tardó en llegar, Victoria abrió los ojos al sentir la luz del sol colarse por las ventanas, de pronto se vió a sí misma abrazada a aquel hombre. Se levantó rápidamente de la cama, comprobó que no tuviera temperatura y salió apresuradamente de ahí a ver a sus retoños.
Comedor
- ¿Estás seguro Moisés?
- Muy seguro señor, pasé a ver si no se le ofrecía nada a la señora Victoria y la encontré profundamente dormida abrazada al patrón.
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ENTRE EL AMOR Y EL ODIO
Fanfictionpodrá el amor vencer el miedo y el rencor? * Si ves esta historia en otro perfil, avísame. Es plagio* * Historia original*