Nuevas amistades

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- Vamos Jess, solo será un rato, además aún no has podido recorrer Hogwarts como se debe ¿Qué hay si te pierdes camino a alguna clase?

Insistió Sirius mientras miraba a la hermana de su mejor amigo concentrada en sus libros, conoció a Jessica la primera vez que fue a casa de los Potter y desde entonces estaba loco por ella. Para su mala suerte, la chica había expresado su descontento al respecto en varias ocasiones, incluso era el único con el que le incomodaba quedarse sola ya que, a pesar de haberlo rechazado una y otra vez, el muchacho simplemente no se detenía.

La chica se molestó al ver al animago lanzar el libro que leía al otro lado de la habitación, siendo este levantado por un muchacho de cabello azabache y bufanda verde quien se vio interesado en aquél manual de pociones avanzadas que la chica leía. Este se acercó a la Ravenclaw con cuidado para devolver aquél escrito y comenzó a ponerse nervioso al notar al Gryffindor gruñir. Para Severus los ataques de Los Merodeadores, como James Potter gustaba de llamar a su grupo de amigos, eran constantes y completamente normales pero eso no significaba que dejaran de ser dolorosos.

- Aléjate de ella, Quejicus.

- ¿Cómo te atreves a hablarle así, Black? Por Merlín, eres insoportable, vete de aquí ahora antes de que le diga a la señora Pince lo que acabas de hacer.

Al oír las amenazas de la chica y notar la presencia de la bibliotecaria, el Gryffindor optó por alejarse, no sin antes dejar un gruñido al Slytherin, quien aún no se había ido. Al estar solos este se acercó a la chica entregándole también el separador de hojas que había caído del libro cuando lo recogió del suelo y, después de oírla agradecer, se dispuso a responder a la preguntas que la Ravenclaw le hacía.

- Lamento su comportamiento, Canuto suele comportarse como perro rabioso con cualquiera que se me acerque. Pero, no es por mí que buscó molestarte ¿No es así?

-  No te preocupes, Black y sus amigos siempre me molestan, es algo normal. ¿Podrías prestarme el libro cuando lo termines? Los de sexto siempre acaparan las copias, me sorprende que tu consiguieras uno.

- Oh, he intentado conseguir una copia desde que entré a Hogwarts, pero al final terminé comprando el mío. Apenas acabo de comenzarlo ¿Quieres quedarte a leerlo conmigo?

La Ravenclaw mostró una suave sonrisa mientras abría la silla que estaba a su lado para el chico y este, después de mirar a su alrededor, tomó asiento. Ambos pasaron una tarde tranquila de estudios, en un silencio tan cómodo como acogedor, al menos hasta que un rubio pelilargo se acercó a la mesa, seguido de dos chicas.

- Te lo digo, Cissy, si no fuera porque es el director ya lo habría... Oh, Severus, creímos que estabas solo.

Comentó el chico mientras se sentaba frente a ellos, mirando a la Ravenclaw con curiosidad. El cómodo silencio en el que ambos chicos se habían hundido minutos antes cambió a uno incómodo que tensaba la atmosfera tranquila que comenzaba a desaparecer, la pelinegra que estaba junto a ellos abrió ampliamente sus ojos mientras alejaba al Slytherin de la chica jalando su silla.

- ¡Es la hermana de Potter! Severus ¿Qué haces con la hermana de Potter?

- Bellatrix, no grites en la biblioteca. 

Respondió el pelinegro mientras regresaba a su lugar, no sin antes observar a la chica a su lado, la cual simplemente suspiró con pesadez antes de asentir.

- Mi nombre es Jessica Potter, pueden decirme Jess. Y, por favor, no crean que soy como mi hermano...

Los presentes miraron con curiosidad a la chica de túnica azulada antes de desviar la vista a su amigo, a quien no parecía importarle en absoluto la situación ya que aquella chica lo había defendido minutos antes. Esta vez fue el rubio quien decidió romper el silencio, mostrando una sonrisa arrogante mientras formulaba miles de planes para hacer sufrir al Potter utilizando a su hermana.

El cuervo y la serpiente - Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora