El cuervo y la serpiente - Severus Snape

La piedra filosofal

En ese momento el gigante corrió hacia el bosque siendo seguido por los niños y comenzó a golpear la cueva donde su dragón se encontraba mientras intentaba despertarlo. En cuanto la criatura despertó salió del lugar mirando a su dueño y extendió sus alas para volar en cuanto este le dio la orden.

- ¡Norberto, ve por el profesor Dumbledore, tráelo pronto! ¡Reúne a todos, es una emergencia!

- Hagrid ¿Qué es lo que pasa? ¿Cuál es el problema?

- Quirrel quiere revivir a Quien-tu-sabes usando la Ya-sabes-que. Debemos adelantarnos a él, niños sé que lo que voy a pedirles es muy difícil pero, mientras reunimos a los demás, ustedes deben conseguirla. La Piedra fue guardada en una cámara especial y protegida por siete encantamientos y criaturas: Un perro gigante de tres cabezas llamado Fluffy, una red de Lazo del diablo, llaves encantadas voladoras, un juego de ajedrez mágico de tamaño real; un troll de montaña; una adivinanza de pociones; y el espejo de Oesed. Esta cámara está en el tercer piso, en el área prohibida para los estudiantes.

- ¿Y como vamos a pasar por todo eso?

- Yo no puedo ir con ustedes pero, aún así, los ayudaré en todo lo que pueda.

Con mucho cuidado el mitad-gigante les dio a los niños las instrucciones para pasar cada una de las trampas sin darse cuenta que, en las afueras de la cabaña, alguien los había estado espiando. Quirinus Quirrel notó lo exaltados que se veían sus alumnos cuando los vio correr por los pasillos en dirección a la oficina de Dumbledore, por lo que decidió seguirlos sin que estos se dieran cuenta, en ese momento agradecía haber tomado esa precaución extra ya que el guardabosques le había dado una ventaja para llegar a la piedra antes de que sus alumnos siquiera salieran del lugar, plan que habría salido a la perfección si no fuera por su torpeza.

En cuanto intentó dar un paso hacia adelante unas herramientas cayeron al suelo, provocando que todos los que estaban dentro de la cabaña notaran su presencia y los niños corrieran de vuelta al castillo para conseguir su objetivo. La carrera hacia la piedra filosofal había comenzado con Quirrel a la delantera ya que pudo transportarse al castillo y, gracias a sus amplios conocimientos en hechicería, logró encontrar la puerta que llevaba a la piedra filosofal. Usando un arpa encantada logró mantener dormido al enorme perro de tres cabezas para poder pasar a la segunda prueba, evitó con éxito el lazo del diablo usando lumos pero se vio aturdido un segundo al ver la gran cantidad de llaves que lo esperaban al llegar a la puerta.

El cuarteto se apresuró a seguirle el paso, siendo detenidos por Fluffy quien había despertado al oír el instrumento dejar de tocar, los cuatro chicos entraron en pánico al ver al enorme animal gruñirles y Talbott volvió a tomar su forma de animago para distraerlo, el moreno sabía perfectamente que su estrategia era peligrosa pero no estaba dispuesto a permitir que el hombre que mató a sus padres volviera a la vida; en cuanto sus amigos lograron pasar, el muchacho salió volando de aquella habitación, deseándoles suerte en su segunda prueba.

El lazo del diablo fue sencillo para ellos ya que entraron con sus varitas iluminando el lugar y pasaron rápidamente a las llaves, en cuanto encontraron a su profesor notaron lo nervioso que se encontraba, la voz detrás de su cabeza no dejaba de gritarle, de decirle que no titubeara y los matara de una vez, pero era algo que el hombre simplemente no podía hacer. Esos niños eran inocentes, eran sus alumnos, los apreciaba, no quería fallarle a su amo pero tampoco quería hacerles daño.

Todos se acercaron a analizar aquella cerradura y, en cuanto hallaron una llave que les pareció ser la indicada, Harry tomó la escoba; al ser el buscador de su casa ya tenía experiencia en atrapar cosas pequeñas que volaban a gran velocidad, pero no contaba con que el resto de las llaves intentarían atacarlo. En cuanto logró tomar su objetivo, lo entregó a su prima quien abrió de forma apresurada la puerta dejando al castaño entrar antes de que aquellos objetos voladores llegaran a él.