El cuervo y la serpiente - Severus Snape

El final del verano

Sólo una semana había pasado desde que la carta del señor tenebroso llegó y, luego de mover sus influencias en el ministerio, Abraxas Malfoy había conseguido ser el tutor legal de Jessica Potter; alegando que ella había huido de su familia por inconvenientes con sus padres y, para no abrumar a la niña, todo el asunto debería permanecer en secreto. El plan a seguir era sencillo, ella iba a aparentar odiar a su familia para que el señor oscuro no fuera tras ellos, sin embargo, la simple idea sería un total fracaso si ella no aprendía las habilidades necesarias para defenderse a sí misma. Por lo tanto, el rubio tuvo que tomar una drástica decisión, educarlos en casa hasta que las clases comenzaran.

- Hoy les enseñaré Oclumancia. Gracias a esta capacidad ustedes podrán bloquear los intentos del señor tenebroso de entrar a su mente. Aunque dudo realmente que él lo intente alguna vez,  siempre es mejor prevenir que lamentar.

Los murmullos comenzaron a escucharse en la habitación que habían arreglado como salón de clases, todos sabían que Abraxas era un gran profesor de pociones, pero dudaban de sus habilidades para enseñar otro tipo de cosas. Fue su actual pareja, quien también estaba allí como alumna, la primera en levantar la mano, soltando una suave risita en cuanto le dieron la palabra.

- Querido profesor ¿Ha enseñado alguna vez este tipo de cosas?

- Cariño, no tienes que llamarme profesor, pero no, no he tenido la oportunidad así que ustedes serán mis ''ratas de laboratorio'' ¿Así se dice, Sybill?

Ante el asentimiento de la menor el rubio mostró una ligera sonrisa, le estaba gustando eso de los dichos Muggles, le parecían muy creativos y muy acertados en ciertas ocasiones. Al ver que ya no tenía más interrupciones pudo proseguir con su explicación, terminando por dar una pequeña demostración junto con una de las hermanas Black antes de dar la clase por finalizada.

- Bien Bella, debes concentrarte ¿Si? Yo intentaré entrar pero debes cerrar tu mente, imagina que soy él, no permitas que conozca tus debilidades. ¡Legeremens!

Fue complicado al principio, pero pronto la chica abrió su mente para él, permitiéndole ver sus secretos y debilidades. Entre ellas, Sybill Trelawney, quién era su pareja desde hace varios meses; el rubio pudo ver cada recuerdo importante que ambas niñas habían formado y salió poco después de la mente de la chica, dejándola abrumada.

- Hiciste un muy buen esfuerzo, descansa tu mente y practica para la próxima vez, no querrás que el señor oscuro conozca tu mayor debilidad.

Exclamó mirando por el rabillo del ojo a la Ravenclaw mayor mientras hablaba, después de esto la clase se dio por terminada y los adolescentes se dirigieron a la sala de estar para pasar su tiempo como siempre lo hacían. Abraxas y Eileen se veían algo incómodos al respecto ya que no estaban acostumbrados a lidiar con más de un adolescente hormonal a la vez, por lo que el rubio se levantó dando un pequeño jalón al cabello de su hijo antes de hablar.

- Estoy cansado de ustedes, se irán al sótano, no quiero verlos aquí.

- ¡Pero, papá!

- Sin peros, Lucius, al sótano ¡Ahora!

Dicho esto los seis se levantaron, murmurando insultos a regañadientes mientras caminaban escaleras abajo; grande fue su sorpresa cuando, al encender la luz, notaron que el lugar había sido remodelado por completo. Las frías y lúgubres paredes habían sido remodeladas, dando lugar a un colorido papel tapiz junto con una cálida chimenea que se encontraba alejada de los muchos estantes con libros de diferentes temáticas que se habían colocado frente a unos enormes sillones de terciopelo rojo que se veían perfectos para una siesta, en un rincón más alejado había una enorme estación de pociones , detrás de la cual se encontraba un cuarto apartado que funcionaba como habitación de práctica para nuevos hechizos y, lo mejor de todo, un pequeño sector para botanas que contaba no sólo con una alacena llena de golosinas, sino que también tenía una mini nevera repleta de deliciosas bebidas dulces.